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díganme si hay errores 😩👉🏻👈🏻

JENNIE'S POV

Dijo en tono bajo antes de acercarse para dejarme un beso en mi cuello.

La música continuaba de fondo mientras nos manteníamos en silencio, envueltas en los brazos de la otra. En algún momento una de sus manos pasó sus dedos por mi columna, mientras empezaba a dejar pequeños besos lentamente por mi cuello. Sus besos se convirtieron en húmedos, conforme movía mi cabeza para darle más espacio libre. Mi cuerpo comenzaba a calentarse mientras la tailandesa continuaba besando, mordiendo y lamiendo mi cuello, mi mano agarró en puño parte de su cabello para que no se detuviera. Sus manos se van a mis mejillas para unir nuestras miradas, su profundo ojos estaba en todo su esplendor, era fantástico y precioso.

Nos comunicamos con solo miradas potentes, y así, mis manos se fueron a su camisa de botones, desabrochándolos sin despegar nuestros ojos. Sus manos bajaron a mis muslos descubiertos por el pequeño short que llevaba. Su toque suave continuaba mientras yo me mantenía firme en mi tarea; cuando termine, se la quite para dejarla caer al piso, para después quitarme la mía. Sus ojos inspeccionaron mi torso con solo un sujetador de encaje color negro, y con solo un vistazo a mis ojos de nuevo se acerco para besarme. Nuestras lenguas danzaban con el ritmo de la canción, mis manos sujetaban su cuello, sintiendo como su piel se erizaba por mi toque. Sonreí en medio del beso en cuanto una idea se me cruzó por la mente. Me separé de ella mordiendo su labio para después soltarlo; me levanté apoyando mis manos sobre sus hombros, a la vez haciéndome reír por su leve gruñido de inconformidad. Giré un momento para ver mi paleta llena de distintos colores, con dos dedos agarré de la pintura rojo oscuro y con los otros dos dedos de mi otra mano los embarré con pintura blanca. Giré de nuevo para ver a mi novia mirándome fijamente con su cabeza inclinada a un lado, esperando a que hiciera algún movimiento.

Sonreí y volví a sentarme sobre sus piernas, haciendo que ella me sostuviera por la cintura, mirándome con una pizca de curiosidad en sus ojos. Me acerqué para dejarle un delicado y lento beso en su nariz antes de alejarme lo suficiente para verla bien y poder hacer lo que quería. En su pecho pase mis dedos de color rojo, formando un corazón, al mirar su rostro vi como intentaba ver lo que hacía, sonreí volviendo a mi tarea, cuando me pareció lo suficientemente bien, lo repasé con la pintura blanca de mis dedos; fui combinando los colores, hasta formar un corazón de color rosa. Al terminar alejé mis manos y la miré con una sonrisa.

— ¿Y esto? — preguntó con una ceja alzada.

— Significa nuestro amor y el gran corazón que posees, Lisa.

Pude sentir su gran respiración antes de que sonriera ampliamente. Y sin decir nada más, con una mano me acercó a ella para besarme con tantas ansias que me hizo derretirme un poco más por ella. Sin importarnos que mis dedos siguieran con restos de pintura la tomé de su cuello para profundizar más nuestra danza interna. Sus manos recorrieron por milésima vez mi cuerpo antes de levantarse de la silla sosteniendo mi trasero. Caminamos unos pasos para llegar al escritorio donde tenía mis cosas, me sostuvo con un brazo y con el otro tiró las cosas, manchando su mano de diferentes colores antes de dejarme sobre el gran mueble de madera oscura. Su mano, ahora fría, pasó por mi torso antes de irse a mi mejilla para besarme de nuevo. Apoyé mis manos sobre el escritorio para acomodarme mejor, y al mismo tiempo, ella aprovechó para quitarme mis prendas inferiores. Me sostuve con una mano en su hombro antes de quitarme mi sostén, al mismo tiempo que ella se quitaba todo lo que le quedaba para estar ambas en sintonía. La volví a tomar del cuello para pegar su cuerpo al mío.

— Te amo, mi amor... — susurró sobre mis labios, por encima de la canción; como si fuera un secreto.

Mi corazón se encendió más de lo que estaba, sus labios se fueron a mi cuello para maltratarlo a su gusto, impidiendo que le respondiera de vuelta. Después bajó a mis pechos, donde se entretuvo haciéndome gemir de placer. Una de sus manos se fue a mi muslo y se fue a mi entrepierna con una lentitud matadora. Mis piernas rodeaban su cadera con más fuerza por las ansías de su toque, su sonrisa burlona se dibujó en su rostro, antes de golpear de lleno con sus dedos mis labios mayores. Los rozó mientras yo me retorcía, atraje su rostro de nuevo a mi altura para verla con intensidad, con esa mirada casi le suplicaba para que dejara de torturarme, pero antes de que pudiera decir algo, me besó, al mismo tiempo que sus dedos masajeaban mi clítoris, causando un gemido sobre nuestro beso. Dos segundos después, adentró uno de sus dedos en mi entrada húmeda, mi cabeza se dejó caer sobre su hombro mientras mis uñas se encajaban sobre su blanca espalda. Y sin más, sacó su dedo y se adentró en mi con su miembro, haciéndome soltar un grito por lo inesperado y por el placer que me golpeó de repente. Se detuvo a que ambas nos acostumbráramos a las no tan nuevas sensaciones. Mi respiración era entrecortada, mis brazos abrazaban a la tailandesa, mientras una de sus manos estaba sobre el escritorio y la otra en mi cadera. Levantó la mirada para unirla con la mía. Su respiración estaba igual, tratando de tomar aire para que llegara a sus pulmones. Pegó su frente a la mía con los ojos cerrados, mientras empezaba a moverse en mi interior. El balanceo de sus caderas hacía que mis uñas se encajaran sobre sus hombros y bajaran a su espalda, sin importarme nada más que el placer que sentía.
Su intensidad aumentaba, su velocidad aumentaba mientras trataba de juntar nuestros labios en un desastroso beso. Al separarnos de nuevo, bajo su cabeza a mi cuello para succionar en mi pulso con fuerza, causando un jadeo de mi parte. Su lengua pasó por el mismo lugar antes de sentir su mano bajar a mi clítoris, acariciándolo al ritmo de las embestidas. Mis gemidos estaban descontrolados en ese punto, mis piernas se enredaban más en ella, en señal de que no parara, estaba cerca, lo sentía con gran intensidad en mi respiración, en mi pecho, en mi espalda, en todo mi cuerpo. Tomé su rostro entre mis manos y la pegué de nuevo a la mía para besarla con tanta necesidad que sentía que no podía más. El vaivén seguía conforme acariciaba su cuerpo y me sentía en el cielo. Algunas embestidas más y llegué gimiendo fuerte y sin pudor. Unas cuantas más y mi pelinegra llegó también. Nuestras respiraciones seguían siendo un desastre cuando salió de mí. Levantó su cabeza y abrió los ojos para repasar mi rostro con ese intenso café que tanto me encantaba. Sonrió y levantó sus manos para acariciarlo con una delicadeza exquisita. Le sonreí de vuelta con los ojos cerrados, sintiendo su toque.

My Woman, My love. (Jenlisa adaptación) G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora