Me levanté mucho más temprano que de costumbre.
Desde que Saeroyi había dado el sí para poder ir con ella a la empresa aquella espinita de nervios se alojó fuertemente en mi pecho.
Me mire nuevamente al espejo, perdí la cuenta de cuantas veces había hecho lo mismo desde que terminé de arreglarme. Una camiseta clara de botones, falda lápiz color negro y zapatillas altas con pulsera al tobillo me daban ese aspecto elegante que mi hermana mayor vestía todos los días.
- ¿Estás lista? - Namjoon, asomado por el marco de la puerta. Él también se veía emocionado, su gran sonrisa lo delataba.
- Más que lista, Joonie - contesté.
Salimos de casa, no sin antes tomar mi bolso en el cual traía mis objetos esenciales y una libreta para anotar cualquier proceso que se me enseñara el día de hoy.
Me sentía como si fuera a mi primer día de clases, emocionada por conocer algo que era desconocido aún para mí.
- ¿Emocionada, pulga? - preguntó el mayor, el cual no despegó su mirada del camino en ningún momento.
- Creo que vomitaré.
- Si lo haces, juro que haré que tu solo limpiez todo el desastre que causarás.
Reí.
- ¿Saeroyi no cambió de opinión?
- Sabes que cuando ella toma una desición es muy difícil que la cambie - se detuvo en una luz roja. - De hecho está emocionada.
- ¿De verdad? - eso era bueno.
- Preparó todo para que te sintieras cómoda, m tomó una de las oficinas para que pudieras tener tu propio espacio.
Es por eso que no viene con nosotros.
- Incluso compró una de esas plantas de la abundancia y éxito, que claramente yo elegí - sonrió orgulloso.
- Recuerdame contratarte como paisajista cuando compre mi mansión.
- Te daré precio especial por ser mi cuñada - luz verde, y siguió el camino.
El edificio era tal cual siempre lo imaginé, mucho más grande e imponente, mucho mejor que en las fotos que solía buscar en Internet. Namjoon aparcó el auto en un lugar especial, según él, Saeroyi movió algunos de sus contactos para tener este derecho.
Con su ayuda bajé del auto, alisando un poco mi falda y peinando mi cabello caminamos a esas elegantes puertas que serían la entrada a una de las situaciones que más había anhelado.
- Buenos días, señor Kim - uno de los hombres con pinta de mafioso que cuidaban la entrada, saludó al mayor. Este solo respondió con un ligero movimiento de cabeza.
- ¿Señor Kim? - pregunté burlona. -¿Desde cuándo tanto respeto?
- Desde que tu hermana usa ese bello anillo en su dedo anular - el amor que sentía por Saeroyi desbordaba por todos sus ojos.
A lo que entendí de la boca de Namjoon, el primer piso era la recepción. Segundo era el área de publicidad y relaciones públicas, el siguiente piso era dedicado a Marketing, los siguientes eran para edición y diseño y, casi llegando a los últimos pisos, estaba el departamento de dirección justo donde se encontraba la oficina de Saeroyi.
Las puertas del elevador se abrieron dejándonos camino libre. Los pasillos eran largos y elegantes, mármol blanco revestía el piso y las oficinas no eran como las conocía.
- ¿Es esta la oficina de la jefa? - pregunté burlona, haciendo reír al mayor.
Con su mano izquierda giró la perija abriendo una de las dos puertas que encerraban a mi hermana del otro lado. La aludida levantó la mirada hacia nosotros.
- Vaya, ¿no pudieron tardar más? - el sarcasmo era una marca personal dentro de nuestra familia.
- Hola Sae, yo estoy bien - rodé los ojos.
- Había mucho tráfico en la calle principal - Namjoon besó cortamente los labios de mi hermana.
El antídoto para calmar a la bestia.
- ¿Quieres que te dé un tour por la empresa?
Negué.
-Joonie ya me explicó un poco la distribución - limpie las palmas de mis manos sobre mi falda. - Aunque necesitarás tenerme un poco de paciencia mientras ubico bien todos los departamentos.
Saeroyi camino hacia mi, tomando una de mis manos entre las suyas.
- Te siguen sudando las manos - comentó, con una ligera sonrisa en su rostro.
- Es por los nervios.
Ese hábito de las manos sudorosas me persigue desde que tengo uso de razón, aunque quiera controlarlo, es algo que ya se convirtió en una parte de mi.
- De acuerdo, ¿quieres ver tu oficina?
Sonreí amplíamente, esa cosquillita en mi pecho volvió a hacer presencia. Asentí repetidamente, casi como una niña pequeña.
Los tres salimos de la oficina de Saeroyi, caminando de nuevo por el pasillo marmoleado. No muy lejos, exactamente a tres puertas de diferencia, estaba la que sería mi primera oficina.
- ¿Te gusta? Pedí que la arreglaran con cosas que te gustan, pinte las paredes de colores claros para que tuvieras más luz natural - miré cada detalle de la ha oración mientras Saeroyi explicaba con detalle todo lo que había hecho. - Tienes espacio para poder moverte por todo el lugar, un pequeño bar lleno de esos tes con bolitas que te gustan y dulces.
- Y no te olvides de Bobby - salí de mi ensoñación al escuchar a Nam.
- ¿Bobby? - pregunté confundida.
- El pequeño bonsai que Nam compró para ti - señaló hacía una de las ventanas, y en efecto, un bonito y pequeño bonsai devoraba el marco de esta. - Nam tiene unaania por ponerle nombre a las plantas.
- Es lindo, gracias Joonie.
Cuando estaba por a omodarme detrás de mi escritorio, algo más llamó mi atención.
Ese detalle si que no lo había notado.
- Sae, ¿porque hay otro escritorio? - pregunté.
Saeroyi y Nam se miraron entre sí.
- Olvidé decírtelo, tendrás... Un asistente.
- ¿Asistente? - la castaña asintió. - ¿Lo contrataste al igual que a mi?
- No, no - carraspeó. - Verás, es alguien que ya lleva trabajando con nosotros desde hace un tiempo.
- ¿A sí? - cuestionó el moreno.
- Claro, amor es el chico encargado del diseño de cada edición. Acuérdate, ya haz trabajado con él.
- Oh si, si - Namjoon rió algo raro. - Es... Es un buen trabajador, si.
- De acuerdo - algo estaba raro, pero dejaría pasarlo por el momento. - Y, ¿cuando llegará?
Tres toques en la puerta llamaron nuestra atención, la sonrisa de Saeroyi hizo presencia de nuevo.
- Justo ahora.
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R E M É N Y ; Jeon Jungkook.
FanfictionLa vida no se define por la velocidad en la que la vives, así como el amor no se mide sólo en la belleza física. Hwa Jabami no era una chica como todas las demás, su belleza se distinguía por sus rasgos tan diferentes y llamativos que cautivaban a m...