Un día más.
Un día nuevo entrando por las grandes puertas del elegante edificio.
Aunque todavía no era algo muy normal, las personas que trabajaban bajo el yugo de mi hermana me saludaban como si me conocieran de años. La mayoría de los presentes rondaban los veinte-tantos y pocos eran los que pasaban esa edad, sonreían a pesar de las largas jornadas llenas de actividades dando un aspecto relajado a todo el lugar.
Todos eran muy amables... A excepción de las ruidosas, aquellas mujeres de largas piernas y faldas cortas que recibían a las personas ajenas de la empresa. Desde que Saeroyi me presentó con ellas, sus rostros totalmente transformados por el maquillaje, no lograron ocultar sus caras de sorpresa y pena al ver a la hermana de su gran jefa atada a una silla de ruedas. Tan proto como nos habíamos alejado sus incesantes murmullos no se hicieron esperar.
- ¿Nam no vendrá? - miré hacia arriba encontrándome con Sae, quien llevaba mi silla en dirección a mi oficina.
- Digamos que después de anoche, su mejor amigo por el día de hoy es el inodoro - evité soltar una risa ante la imagen mental que estaba formándose en mi cabeza. - Le di el día, el pobre ni si quiera podía decir "Buenos días" sin correr a devolver el estómago.
- Te hubieras quedado con él. Necesita la compañía de alguien, ¿qué si se siente peor?
Saeroyi negó con una leve sonrisita en su rostro.
- Descuida, Namjoon es un hombre fuerte.
- Pero...-
- Además eso le pasa por sobre pasarse con el pollo frito.
Abrí la puerta de la oficia, entrando por completo sorprendiéndome de lo organizado que estaba todo.
Busque con la mirada al chico de cabello azabache, pero parecía como si la tierra se lo hubiera tragado dejando ningún rastro de él. Cosa rara ya que según la llamada que tuvimos ayer, él seguí aquí a media noche y por lo que escuché tardaría más tiempo terminando de revisar los borradores de la siguiente edición a publicar.
- ¿Que haré con este tipo? - soltó Saeroyi. Sus manos estaban sobre su cintura dándole un aspecto serio.
- Sae, trabajó hasta tarde.
- ¿Y eso qué? - me miró. - ¿Crees que eso lo exenta de estar aquí?
- Tal vez solo fue a cambiarse y refrescarse.
- ¿Sigues defendiéndolo?- creo que era momento de quedarme callada. Parecía que mientras mas hablara más la cagaba.
- Solo te digo que Jungkook pasó toda la noche ordenando los borradores para tener todo listo hoy, lo sé porque me lo dijo.
- ¿Qué dijiste? - mi hermana me miro sorprendida.
Ven lo que les digo.
- Jungkook trabajó toda la noche...-
- Si, si, si, eso lo escuché bien la primera vez que lo dijiste. Quiero que me expliques como es que sabes lo que hizo ese tipo.
Suspiré. Esto de estar en silla de ruedas me acorta las posibilidades de salir corriendo de situaciones bochornosas como esta.
- Jungkook me llamó anoche.
Saeroyi iba a comenzar con su cantaleta, pero alcé la voz antes de que siguiera con su escena de hermana sobre protectora.
- Antes de que preguntes cómo es que consiguió mi número no lo sé, pensé que tú se lo habías compartido.
- No, ni siquiera me cruzó por la cabeza el darle tú número.
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R E M É N Y ; Jeon Jungkook.
FanfictionLa vida no se define por la velocidad en la que la vives, así como el amor no se mide sólo en la belleza física. Hwa Jabami no era una chica como todas las demás, su belleza se distinguía por sus rasgos tan diferentes y llamativos que cautivaban a m...