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Jungkook's POV

Un par de hojas más y podría decir que estaba por volverme loco.

Me dejé caer sobre el respaldo de la silla dejando salir todo el aire que no sabía estuve reteniendo todo este tiempo. Mi escritorio estaba lleno de fotos y pequeñas notas de colores con indicaciones claras de cómo se debían armar todos los libros para la pre-edición que teníamos que presentar el lunes a primera hora.

Las ideas eran buenas, no podía negarlo. Fuera de lo común y de lo habitual que ves en cualquier revista de moda; no solo modelos escuálidas con cara de sufrimiento, sino algo más natural y divertido.

Unos toques en la puerta llamaron mi atención, fruncí el ceño teniendo en cuenta que yo era el único que estaba en la empresa además del guardia de seguridad.

- ¿Qué no sabes que cuando alguien toca debes abrir? - Min Yoongi, pequeño bastardo. Si, pequeño.

Entro a la oficina como si la conociera de hace años, como si fuera su casa.

- ¿Qué demonios haces aquí? - pregunté, juntando los papeles en una sola pila.

- Al no verte ahogado de alcohol en el bar supuse que estarías aquí o en la porquería que tú llamas casa - mis ojos lo siguieron por toda la habitación. Su dedos curiosos tocaban cada cosa que se encontraba en el camino. - Fui a tu casa pero no estabas, mi última opción fue venir aquí y ¡bualá! Aquí estás.

- Juro que uno de estos días mi puño golpeará tan fuerte tu rostro que pensarás dos veces antes de usar ese tono burlón conmigo.

- Aww, ¿el bebé malo esta enojado porque su jefa lo dejó sin una buena follada hoy?

- Si solo viniste a molestar creme que eres libre de irte a la mierda por esa puerta - dije, ya no estando del todo cómodo.

- Hey, hey, cálmate toro - si no fuera poco aguantarlo danzando por todo el lugar, ahora lo tenía justo en frente. Había jaldo la silla de Jabami para sentarse del otro lado de mi escritorio. - Te traje algo de cenar, pollo frito y cerveza.

- Primero que nada, ¿Cómo diablos entraste?

Min rió, abriendo una de las latas de cerveza dejándola a mi disposición.

- Min Yoongi es un genio - elevó un poco sus hombros, alagándose como si fuera lo mejor del puto mundo. - El guardia de seguridad fue muy fácil de convencer, dos latas de cerveza y me abrió las puertas como si fueran las piernas de una de tus zorras.

Qué gran comparación, maravilloso juego de palabras. Lo miré incrédulo.

- ¿Qué? ¿Me vas a dejar comer solo?

Jalé la charola que contenía esos pedazo de pollo bañados en salsa, tomando uno con la ayuda de los palillos llevándolo a mi boca. El sabor era exquisito.

Estaba cansado, llevaba prácticamente todo el día sentado en el mismo lugar. El culo me dolía y lo único que tenía en mente era ir a casa y tumbarme en la cama.

El saco elefante que llevaba puesto terminó en el suelo de la oficina, abrí los primeros botones de la camisa y de una manera no tan suave, deshice el nudo de la corbata.

- Me siento como un perro con esta cosa - dije, con la boca llena. Quien me viera diría que no he comido nada en mil años.

- Es parte de trabajar en este tipo de lugares.

- Te recuerdo que si estoy aquí es por tu culpa.

Min Yoongi me miró ofendido, pero de eso no le creía ni coña.

R E M É N Y ; Jeon Jungkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora