the job

213 24 0
                                    

— Empiezas el lunes. Ya te lo he dicho, ¿verdad?

Jolyne no lo recordaba. Pasado mañana sería lunes.

— Mierda. ¿Crees que me irá bien? Creo que estoy más nerviosa de lo que debería.

— Es Josuke. Lo conoces bien. Me ha dicho que te llegará el recibo del dinero todos los días que vayas a trabajar -al final del día- a tu cuenta.

— ¿Mi... cuenta?

Jotaro sacó una carta de su maletín de trabajo. Era de color azul marino. Miró con rareza a su padre y luego la abrió lentamente. Le apeneba romper una carta tan bonita.

Había una tarjeta de un banco pegada a su nombre: Kujo Jolyne.
Lo miró nuevamente, no lo entendía.

— Qué... carajos— dijo con una sonrisa.

— Si te esfuerzas y eres buena, podrías tener un aumento. Por el momento, trabajaras de lunes a viernes (si quieres más dinero los sábados), 7 horas al día... Serían $350 por día.

Jolyne quedó boquiabierta.

— ¿Trescientos cincuenta dolares por... día? Eso sería... Más o menos... 1700 por semana, ¿verdad? ¿¡Qué!? ¿¡No es demasiado!?

— Deberás atender llamadas, anotar turnos en la agenda de Josuke y los datos de sus pacientes. Él te ayudará con lo que necesites el primer día así que no deberías preocuparte mucho.

— ¿Tanto dinero solo por hacer eso?— Jolyne seguía impactada.

— Josuke es un buen doctor, eso significa que es alguien que tiene mucho dinero.

Jolyne suspiró y sonrió. Pensaba que por fin podría comprarse lo que ella quiera por su cuenta y si ahorraba podría viajar a algún otro país.

— Eso es lo que quería ver, Jolyne. Deberías sonreir más a menudo. Tienes una sonrisa bonita.

Jolyne se rió y sonrió más aún. Se levantó de la silla y abrazó a su padre.

No he sido la mejor hija
Tampoco creo serlo en este momento.
Sigo aprendiendo, todos los días.
Pero sé que estaré mejor.
Y sé que podremos estar bien entre los dos.

— Papá, te lo agradezco muchísimo.

Era la primera vez que Jolyne lo abrazaba.
Él le respondió el abrazo luego de que ella le dio las gracias.

— Te quiero, Jolyne. Debo ir a descansar, mañana trabajaré horas extras. Tienes comida en el refrigerador.

Él solo sonrió y se fue rápidamente a su habitación. Se dirigió al baño privado de aquella habitación, se lavó la cara con agua y luego salió.

Se mantuvo de pie por lo menos por un minuto entero. Con demasiados sentimientos encontrados. No pudo evitar llorar.

Llorar de felicidad.

i survived. - analyneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora