Regresa...

06. Volver A Intentar.

—— ¿tirarás a la basura cuatro meses de relación?

El pecho de la chica se oprimio, intentando controlar las lágrimas que
querían abandonar sus ojos de manera desesperada.

¿Qué si quería abandonar todo?

¡Claro que no! Ella lo amaba, sinceramente lo amaba, pero sabía que había cometido errores con él. No era su culpa en parte, estaba algo resentida y dolida por la confusión que Hyoga había tenido con ella.

Al principio no le había puesto la mayor importancia, creyendo que había escuchado mal o que Hyoga había dicho inconscientemente su nombre al pensar que tenía algo pendiente con él. Pero no fue la primera vez que la había llamado así. Se volvía a repetir. Cuando hablaban o discutían, Hyoga siempre decía el nombre de Shun sin darse cuenta. Y era algo que fue lastimando a Eri.

Pero el motivo de su robo no era una venganza, hablando así con la verdad, Eri estaba pasando por una etapa difícil. Con lo que el Orfanato le pagaba no le lograba alcanzar, era una gran suma que apenas y lograría pagarlo con lo que Hyoga había ganado.

Después de todo, al igual que había ocurrido con Shun, ella tambien lo sufrió. Ser recipiente de un Dios traía graves consecuencias, ya sean malas o buenas, pero a ambos les tocó la mala.

—— no quiero seguir lastimandote. —— fue su respuesta.

O ella no quería seguir saliendo lastimada. Se sentía un remplazo o sólo ser como un capricho, algo pasajero. A pesar de que Hyoga era demasiado cariñoso y protector con ella, sentía que en realidad no era amor lo que Cisne sentía por ella, o talvez era algún amor fraternal que el rubio confundió con romántico. Se sentía amada, pero no de la forma que hubiera querido.

—— no puedo decirte las razones del por qué lo hice. —— continuó, refiriéndose a la gran suma que casi termina llevándose. —— no estoy lista para eso.

Sin decir más salió del auto. Caminando a paso lento, sin importarle la lluvia que ya la tenía toda mojada.

Pasó un buen tiempo y entonces sus lágrimas salieron, sin parar. Ahí lo confirmó.

Hyoga no fue por ella, no fue a buscarla ni a detenerla en medio de la lluvia. Sabía que el Cisne no la amaba, pero creía que almenos había una pequeña chispa que le empujaba a hacerlo.

La distancia fue mucha, al igual que la densa lluvia, que al llegar a la puerta del edificio había comenzado a sofocarse. Su respiración fue acelerando que se sentía ahogar con el agua que caía del cielo, tomando su pecho con fuerza, antes de caer inconsciente en el frío asfalto.

Afortunadamente, el chico con el que había salido en la tarde estaba en la orilla de la puerta, y logró verla al caer. No le importó mojarse y fue por ella.

El tráfico estaba horrible debido a las fuertes lluvias, el ruido de los pitillos sonar estaban rebotando con gran molestia a oídos del joven rubio.

Sus ojos estaban rojos y tomaba el volante con fuerza. Los ruidos a su alrededor habían comenzado a sofocarlo, sumado a los recuerdos que habían pasado ese día.

¿Cómo era que su vida había dado un giro inesperado?

En la mañana había sido el hombre más feliz, llamando a su novia y citandola para comer en el Centro Comercial; para que en la tarde se llegara a enterar de las acciones que había hecho su novia, al igual que sus amigos. Aun no podía quitarse de la mente los fríos ojos que Shun le había dedicado.