Capítulo 11

206 18 4
                                    

Kira

Termino de deslizar el vestido negro ajustado que me ha dejado Paula. Me llega justo unos centímetros por encima de las rodillas, pero claramente no estaba pensado par combatir el frío. Aunque es un vestido de tres cuartos de manga, la espalda queda completamente al aire con un escote en U que comienza en la parte delantera con otra U. Me siento en frente del espejo mientras Raquel me coloca una peluca del color del azabache que hace que mi pálida piel se vea aun más blanca. Mi maquillaje ya está listo, agrandando mis ojos y con los labios de un rojo pasión que en otra oportunidad nunca llevaría.

- Toma - dice Allen entrando después de tocar la puerta y tendiéndome una funda con una pistola dentro.

- No puedo tomar esto - le digo pensando en como la pondré con el vestido. - Si lo pongo en la parte exterior se notará. Y si la pongo en la parte interior del muslo no podré caminar. Este vestido es demasiado pegado.

- Lo sé - dice Paula empujando a Allen a un lado de la puerta - Por eso te he traído esto.

Me pone en la mano una funda muy delgada con un cuchillo dentro con el mango no mucho más grueso. Saco la hoja cogiendo el mango y me doy cuenta que a pesar de ser muy fina es muy afilada. Sonrío y levanto el dobladillo del vestido para atar la cinta a la parte superior del muslo.

- Perfecto - sonríe Raquel antes de pasarme los tacones. - Ahora ponte estos.

Me monto en la trampa mortal e inmediatamente tengo ganas de quitarlos. Allen nos dirige hacia el garaje donde nos esperan los chicos. A Will se le cae la boca abierta en cuanto me ve y no puedo evitar el rubor que aparece en mis mejillas.

- El negro te sienta bien - dice Carlos pasándome las llaves de uno de los coche más lujosos que tenemos.

- Bien, el micrófono está en la manga derecha del vestido. El pinganillo ya está conectado y la cámara en el colgante que llevas. - me informa Allen - Cualquier complicación que tengas estaremos allí en menos de un minuto.

Asiento y me dirjo al coche mientras los demás se dirigen a la furgoneta. Entro y arranco mirando una vez por el retrovisor. Luego salgo disparada por las calles de Madrid en dirección al club. No tardo mucho en llegar y cojo el mini bolso de mano que me ha preparado Raquel. Meto las llaves y saco el dinero para pagar la entrada. Cuando entro me recibe el ruido atronador de la música y a mi alrededor observo varios cuerpos moviéndose. Me pego en la barra y pido una bebida, nada de alcohol hoy, tengo que estar centrada en mi tarea. Poco a poco me voy moviendo para que el colgante capte todas las imágenes y me puedan indicar quién es mi presa.

- Para allí - me dice por el pinganillo Allen - Es el chico de chaqueta azul chillón.

Tapo dos veces la cámara para indicar que sé quien es y que voy a pasar a la acción antes de ponerme manos a la obra. Me acerco a la zona de la discoteca donde se encuentra solo para mi gran suerte, cuantos menos testigos mejor. Empiezo a bailar sola como me ha enseñado durante estas dos últimas semanas Paula. Hago movimientos sugerentes y de vez en cuando miro hacia el chico. En cuanto hacemos contacto visual le llamo con el dedo para que se acerque a bailar conmigo y, tras un momento de lo que parece ser sorpresa, lo hace. Se acerca a mí y me sujeta contra él bailando perfectamente sincronizado a mí. Bailamos otra pieza antes de decirle que me muero de sed.

- Venga muñeca - me dice en el oído - Te invito a una copa.

Nos acercamos a la barra de nuevo con su mano puesta en la parte baja de la espalda guiándome entre el resto de bailarines. Me pide una copa aunque yo no le he dicho que quiero. Vigilo atentamente al camarero y veo que no pone nada, aunque de todos modos doy pequeños sorbos.

Te EncontraréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora