Capítulo 12

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Will

No dejo de pasear por mi pequeño apartamento. Llevo veinte horas y treinta y dos minutos sin saber nada sobre Kira. Mi cabeza ha rondado sobre todas las posibilidades, desde que está muerta a que ya no quiere verme. Ambas duelen como si me clavaran un cuchillo, pero ya no sé qué hacer. Doy vueltas por todo el apartamento planteando los pros y contras de volver al edificio. Y la verdad es que van muy igualados. Han pasado otros cinco minutos y nada ha cambiado. No he comido ni bebido desde ayer. Ver a Kira medio muerta en el suelo destrozo por completo mis nervios, pero el decubrir que Daniel era parte de la mafia, aun peor era un miembro importante de ella, acabo por completo conmigo. Sigo pensando en eso cuando suena mi puerta. Nada bueno puede ser en medio de la noche así que me dirijo con cautela hacia la puerta. Se oye de fondo un trueno sonar interrumpiendo momentáneamente el sonido del goteo de la lluvia constante. Miro por la pequeña mirilla y lo que veo me sorprende por lo que abro la puerta corriendo.

- Haz que pare - susurra Kira apretando los brazos a su alrededor protegiendo su cuerpo del frío a pesar de que debe resultar inútil por lo empapada que está.

- Ven, entra. - digo cogiendo su brazo para meterla dentro y corro a por una manta para envolverla con ella. La empujo en la habitación y se sienta en la cama tapándose los oídos. - ¿Qué te pasa? Estás temblando.

Me siento en la cama detrás de ella y la atraigo hacia mi pecho mientras le acaricio los brazos para tranquilizar. Aparto el pelo mojado de su cuello y su cara, y lo recojo con una mano en un puño a un lado de su cabeza. Poco a poco deja de temblar pero se sigue masajeando las sienes.

- ¿Qué te pasa? - le vuelvo a preguntar.

- Tengo un recuerdo - susurro - Pero no consigo conectarlos.

Esto ya le ha pasado dos veces. La primera fue con el recuerdo de la muerte de su abuela no conseguía conectarla y tenía fuertes dolores de cabeza hasta que descubrimos a qué se correspondían las imágenes que se le venían a la cabeza. La segunda vez fue con el recuerdo de su decimoséptimo cumpleaños.

- ¿Qué ves? - pregunto abrazándola por la espalda.

- No veo nada esta vez - dice en un susurro - solo escucho gritos y risas. Más risas que otra cosa. Dan vueltas a mi alrededor y no consigo que paren.

- Cierra los ojos - digo repitiendo la técnica que hemos estado usando en las ocasiones que quería recordar algo - Ahora presta mucha atención a lo que sientes. Además de las risas y los gritos, ¿qué ves? ¿a qué hueles?

- Veo caras - dice al cabo de unos segundos - Muchas caras que me señalan y se ríen. Huele a humo y de fondo se siente un golpeteo de fondo que hace que vibre el suelo.

Me tenso al instante en el que termina de describir el ambiente que la rodea en su recuerdo porque instantáneamente sé a que se refiere. Vuelvo momentáneamente al recuerdo de la fatídica noche y me planteo entre callarmelo o continuar. El pánico me atraviesa porque sé que me va a culpar y me da miedo que reaccione de mala manera pero se lo debo y no puedo callarme.

- Sabes lo que estoy recordando, ¿verdad? - dice mientras se acómoda en mis brazos para mirarme a la cara - ¿tan malo es? Te has puesto pálido. Will, hablame. Me estás asustando. ¿Sabes o no lo que estoy recordando?

- Estás recordando el día en el que desapareciste. Bueno, más bien la noche. - digo girando la cara para que no me mire.

- Pero no parece una fiesta. Dijiste que fue después de la fiesta de la graduación. Eso no lo parece. Al contrario, parece que se estaban burlando de mí - dice mirándome de cerca - ¿Qué pasó?

- Por favor, escucha todo lo que tengo que decir antes - ella asiente con la cabeza pero tengo que asegurarmelo. - Pométemelo, por favor.

- Lo prometo. - responde mirando directamente a mis ojos con una sola pregunta en ellos.

Te EncontraréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora