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Jay muchas veces se vestía de traje, trajes que siempre le quedaban bien y de los que solían hablar, pero por primera vez se vistió de blanco. Ambos nos vestimos de blanco, porque era un color que jamás usábamos con regularidad, algo tan puro y... y que en realidad ambos queríamos negro pero como todos los trajes me quedaban demasiado grandes y solo me encajó un blanco decidimos usar, porque yo no quería ser el único que llevara blanco.

Bien, fue gracioso probarme trajes por una hora y ver la cara de Jay y la de Converse decirme que me probara el siguiente, incluso fue divertido entrar al pequeño cubículo y ver que parecía un cómico payaso sin maquillar. Decidí que ese día no iba a pensar en nada más, no me mortificaría por el hilo en mi cuello, no me mortificaría por buscar felicidad ni por el hecho de que Jay no podría amarme.

Ni siquiera me mortificaba el hecho de darme cuenta de que yo era incapaz de empatizar con otros. Fue un golpe saberlo, y un golpe más duro el que Jay me lo dijera, que me confesara que él lo sabía desde que nos vimos. El hilo le había contado todo de mi, incluso lo que yo no sabía.

Llevamos a Converse a todos lados, un gatito tan lindo y cariñoso debía tener un buen día antes de mudarse.

"¡¿Dónde estás?!" Escuche la voz de SungHoon a través del celular de Jay. "¡Te he estado llamando por horas!"

"Si...Necesito ayuda con algo urgente, te mandaré la ubicación. Trae tu ID" Y Jay colgó. Me ofreció su celular. "Llámalo."

Estaba soleado y agradable, ambos sentados en una fresca banca en un pequeño parque del centro de la ciudad, la gente pasaba y veían a Jay pero por suerte nadie se acercó, y estaba bien, porque no queríamos hablar con nadie más que no estuviera dentro de nuestros planes. Tomé el celular y marque a JaeYoon.

"Necesito mi café" Fue lo primero que me dijo.

"Y yo tu ayuda. Ven tan rápido como puedas, te mandaré la dirección. No olvides tu ID" Colgué.

"¿quieres un helado?" preguntó cuándo le regresé el celular.

"Las cosas frías son dañinas para la salud."

"¿eso importa?"

"No. si quiero un helado"

No sé si fue el lugar o el tiempo, pero fue el mejor helado que probé en la vida, no tan dulce pero a la vez lo suficiente como para alegrarme el día. Y Jay sostuvo mi mano en todo momento, incluso cuando era complicado sostener a Converse y comerse el helado al mismo tiempo, fue gracioso verlo maniobrar con la dos cosas mientras que terminaba lamiendo al gato, lo último hizo que soltara una penosa carcajada en medio de la calle.

Estaba tremendamente feliz de estar solo con él, tanto que por un segundo desee que siempre fuera así, pero no, lo que lo hacia tan especial es que nunca había sucedido. Un día tan perfecto era único, y eso era lo que lo hacía perfecto.

Y cuando menos nos dimos cuenta ya eran las tres de la tarde, y SungHoon y JaeYoon ya estaban en aquel lugar mirándose confundidos mientras que nosotros llegamos con un gato hasta ellos.

"¿que hacemos aquí? ¿estás bien?" preguntó SungHoon acercándose a Jay.

"Hola" saludó JaeYoon a Converse arrebatándolo de los brazos de Jay. "Que cosa más linda. Solo por esto valió la pena esperar quince minutos con el insoportable de SungHoon.

"¿se conocen?" pregunté.

"Es mi pareja" Respondió SungHoon como si le diera asco. "¿escuchaste JaeYoon? Pareja, no trio, ni cuarteto, ni quinteto, pareja. Pa-re-..."

jay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora