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Todos nacemos con un hilo delgado que sale de nuestra muñeca y nos conecta con nuestro amor verdadero, no importa que tan lejos este o cuantas cosas se interpongan en ese hilo, siempre estaremos conectados y siempre veremos únicamente nuestro hilo, no podemos ver el de los demás y los demás no pueden ver el nuestro. Es algo hermoso, algo especial y algo simple que nos otorgó el cielo para hacernos felices.

Y todo debería ser perfecto.

Todos somos felices así.

Cuando yo seguí el hilo a los dieciocho años pensé que ese sería mi final feliz, que como todos tendría una boda y solo me casaría con mi persona destinada, pero cuando llegue al otro extremo solo lo encontré a él.

—Perdón.— Fue lo primero que me dijo. —pero no puedo amarte.

Estoy conectado a la única persona en el mundo que no puede amar.

Mi hilo se enredó en mi cuello.

jay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora