Sentencia

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—Muñeca... despierta... para ser una mujer tan ocupada definitivamente no te levantas temprano— Una dulce voz te llamaba.

—Tengo sueño— Renegaste, pudiste divisar la mano del pelimorado y con fuerza lo jalaste haciéndolo caer en la cama, lo abrasaste mientras montabas la pierna encima de él—Quédate conmigo justo así.

Un montón de besos empezaron a repartirse en tu cara, Mitsuya era el operador de todo esto.

—Vamos, tu hermano me llamo diciendo que tenías un montón de trabajo por hacer.

—Ahg ¡mierda!— Dijiste irritada mientras Mitsuya se paraba de la cama riendo por lo irresponsable que podías llegar a ser.

—Te estaré esperando con el desayuno— Dijo parándose en el umbral de la puerta mientras sonreía cálido.

—Podemos hacer un mañanero...— Soltaste sin pudor alguno recordando con felicidad la noche anterior.

—¡A desayunar!— Contestó demandante mientras rodaba los ojos y se iba alejando de la puerta.

—¡Takashi!— Renegaste de mala gana mientras con pesadez dejabas la comida cama.

Y tal cual como lo había dicho, te esperaba con un buen desayuno en la mesa, había de todo un poco. Tu mirada se iluminó al instante y corriste a sentarte junto a tu novio quien parecía igual de feliz que tú.

Empezaste a comer con esmero y a cada bocado que dabas decías mil maravillas, Mitsuya reía por cada estúpida ocurrencia que decías. Así terminaron de desayunar, recogiste la mesa y empezaste a lavar los trastes y arreglar la cocina.

—¿No te daría vergüenza si mi madre o mis hermanas te ven así?— Hablo el de ojos lila en un susurro cerca de tu oído mientras introducía sus suaves manos en tu abdomen, una de ellas viajó a tus pechos dándole caricias mientras que la otra bajó, traviesa, empezando a toquetear tu clitoris, el pelimorado abrió un poco tus piernas para poder tener más espacio.

Solo llevabas una camisa suya puesta y tus calzones.

—Oye dijiste que mañaneros no— Respondiste ante su acciones con voz suave.

—Yo nunca dije eso— Empezó a repartir besos por tu cuello.

Solo te faltaba un tazón por lavar, sin embargo, el chico tras tuyo te impedía terminar tu labor, sus dedos eran ágiles, en un instante ya estabas completamente resbalosa allí abajo y empezó a mover en círculo las yemas de sus dedos, el ritmo no era rápido pero sí constante, después de varios minutos sentiste un cosquilleo en jadeabas mientras te sostenías del borde del lavaplatos.

—Takashi ya puedes parar— Hablaste agudamente pues empezabas a sentir una fuerte ola de placer.

—No— Contestó con asperezas en su voz, giro tu cuerpo haciendo que quedaras frente a él y repentinamente alzo todo tu cuerpo para dejarlo sobre el mesón de la cocina sentiste el frío de la superficie y miraste con intriga a tu novio, quien alzaba tus piernas cada una a tus costados dejándolas abiertas y desprotegiendo tu intimidad, dejándola al aire.

—Espera, Takashi, no puedes— No te dejo hablar pues comenzó a besarte, mientras delicadamente volvía a frotar sus dedos en tu clitoris. Con su otra mano jugaba con tu entrada y de apoco introducía sus dedos.

Pasaron los minutos y comenzabas a sentir de cerca tu orgasmo.

—Relájate, quiero intentar algo— Comentó con voz ronca mirándote a la cara con una sonrisa suave.

Asentiste y trataste de calmarte y no buscar como loca el extasis de tu tan anhelado orgasmo. Jadeos y pequeños gemidos empezaron a salir de tu boca, tus brazos que hace rato rodeaban los hombros de Mitsuya empezaron a poner fuerza.

Mitsuya x t/n [🔞] *EN REDACCIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora