Peliblanco

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—Mitsuya— Cantaste con felicidad.

—Enana venimos por un mando para la play— Contesto Baji esculcando en tu escritorio.

—Si, si busca lo que quieras— Dijiste desanimándote y saludando al de ojos lila desde tu cama.

Meditaste por unos segundos.
¡Mierda, el dildo!

Te paraste como alma que lleva el diablo pero fue demasiado tarde, Baji sostenía en alto el dildo, Mitsuya río por lo bajo mientras que tu hermano hacía una sonrisa maliciosa.

—Puedes por favor, ¡por favor! Guardar eso— Rojez era tu cara literalmente, podías remplazar al color rojo en todas las gamas.

—No pasa nada hermanita este es nuestro secreto— Sonrió haciendo un ademán de silencio mientras se retiraba con el mando y dejaba sobre el escritorio, el dildo.

—No tienes que estar avergonzada, no es algo malo, tampoco algo por lo cual apenarte— Palmeo con suavidad tu cabeza mientras se iba de tu cuarto—Si quieres puedes venir a jugar un rato con nosotros— Invito con convincente sonrisa al ver que te negabas, exclamó—¿Prefieres pasar el tiempo con él en vez de conmigo y tu hermano?— Más falsas no pudieron salir esas palabras de víctima barata, pero la manera en la que lo dijo y lo amenazante que es su expresión corporal hace que le digas si a todo inmediatamente.

—Bastardo sigue haciendo estas cosas y juro que...— Tus palabras fueron acalladas por los labios del pelimorado, se empezaron a mover con destreza mientras su lengua buscaba con tranquilidad el paso hacia tu boca. Sus lenguas empezaron a juguetear por unos segundos hasta que escuchaste a Baji llamar al pelimorado avisando que Matsuno ya estaba allí.

—¿Como puedes ser tan intuitiva pero tan lenta para las insinuaciones no sexuales?— Se burló descaradamente de ti mientras tomo tu muñeca y te arrastro a la sala soltándote para que no se viera muy sospechoso.

¡¡Dios!! No sé si estoy caliente o nerviosa o tal vez enamorada, ¿que te he hecho Jesús? Ni siquiera existes para empezar. Dijiste con decepción en tus más adentros.

—Háganse a un lado extras, este definitivamente es mi juego— Hablaste con confianza para tratar de disipar la situación anterior.

—Siéntate aquí conmigo— Hablo el ojiazul con una sonrisa, es y seguirá siendo una de tus personas favoritas en el mundo por mucho.

Sonreíste mientras asentías y te sentabas a su lado. Se pasaron gran parte de la tarde jugando mientras carcajeabas a cada rato por las expresiones del rubio, Mitsuya parecía disgustado parte del tiempo pues no pudo obtener tu atención por mucho tiempo.

Llego la hora de irse pues ya era tarde para Matsuno.

—Puedo acompañarte a casa Matsuno— Ofreciste amistosamente, sin embargo, el greñudo de tu hermano se negó rotundamente y se ofreció primero que tú, llevándose a Chifuyu casi a la fuerza.

—Bien supongo que también me voy, nos vemos luego muñeca— Un leve escalofrío paso por tu cuerpo al notar la coqueta mirada del "chico lila"

Reíste y saliste tras él, esperando poder acompañarlo a casa.

—Yo... sé que lo que voy a preguntar suena tonto pero... ¿te gusto de manera romántica?— Desviaste levemente tu mirada para que no se notara tu vergüenza.

El de ojos lila río un poco, paró su caminar y tomo tu mentón haciendo que lo mirases a él, una dulce sonrisa se asomó en sus labios y asintió con paciencia, te sonrojaste a mil, no sabías qué hacer o qué decir ante una confesión romántica.

—No tienes porque alarmarte, no espero que sientas lo mismo, nos conocemos de hace un par de meses así que es completamen- — interrumpiste con un susurro.

Mitsuya x t/n [🔞] *EN REDACCIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora