Todos en algún momento determinado necesitamos de alguien que siempre esté para nosotros, en todo momento. incondicionalmente, que nos motive, que nos sea de ayuda cuando sintamos que caemos.
Que con sólo una mirada pueda darse cuenta de que algo nos ocurre. Que con tan sólo su presencia nuestro humor "cambie" drásticamente.
Yo lo tenía, no cabían dudas.
Pero no lo estaba obteniendo de la persona que quería.//
- De no ser por su olor, tal vez me hubieran asustado.- murmuro, rodando los ojos.
Deteniendo automáticamente a un Andy que milésimas de segundos atrás había estado caminando sigilosamente hacia el, con la intención de asustarlo.
- Le he dicho antes que era imposible.- le resto importancia Liz con un encogimiento de hombros.- pero nunca me hace caso.
Claro...claro.
- No es cierto lo has dicho kilómetros antes de llegar, honestamente de allí a aquí, ya lo había olvidado.
No se que había sido más inmaduro, si el al decir eso, o haberlo fulminado con la mirada.
Coloque mis manos sobre una rama impulsando mi cuerpo hacia arriba al tiempo que mis pies rápidamente se elevaron del suelo, tomando asiento en la rama recosté mi hombro del árbol, observándolos así desde una altura considerable.
Me hubiera impulsado directamente de mis pies y fácilmente aterrizaría en la rama... Con toda la agilidad de una "digna" bailarina de ballet.
Sin embargo, la última vez que hice eso, termine con un derechazo por parte de Andrés, aparte de quedar taquleada en el piso.
- Tu que, ¿ya no saludas? Simplemente apareces y te llevas a quien encuentres.. . ¿Uhh?. - regaño enojada y ofendida Liz.
Más una sonrisa la delataba.
Adam, río... Enderezo su espalda y antes de que siquiera se pusiera de pies, Elizabeth se le había lanzado encima, de seguro asfixiand... Bueno si en todo caso necesitara respirar. Nhaaa no lo creo.
Si, así de efusiva es.
- ¿Estas bien? - camino unos cuantos pasos hacia mi.
Asentí.
- ¿Por qué no habría de estarlo? - Pregunte, enarcando las cejas.
Por favor, Por favor, no digas eso... Andy. Pero como nadie escucha mis plegarias.
Andrés, bufo, cruzando sus brazos.
- ¡No lo se!- Ironizo. - Tal vez, porque has estado pensando en el.- alzo la voz, bien, pero ¡bien! merecida tenía la bronca.- vamos Keisy, se lo estas poniendo más difícil, a ambos.
A pesar de haber estado unos metros un poco mas alto que el, se veía intimidante.
Desvíe mi mirada, hacia los otros quienes ahora estaban a unos pasos detrás de Andrés.
Este último, abrió sus ojos más de lo que ya estaban, mordió su lengua, el remordimiento era evidente en su rostro ahora.
Salte de mi improvisado asiento. Y camine hacia el, tocando delicadamente su mejilla... Sonreí.
Sólo quería lo mejor para mi, de eso estaba segura.
- Tienes razón, pero el también tiene la culpa.
Negó.
- Discúlpame Keis, hable sin pensar, se que es tan difícil para el como lo es para ti.- inspiro hondo. - Yo no medí mis palabras.