10. 𝑉𝑒𝑟𝑑𝑎𝑑

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La música retumba en todo su cuerpo.

Es una sensación embriagadora y difícil de describir. Basta con sentir la vibración en cada poro de su cuerpo, en cada latido de su corazón al compás de la música, y su letárgico cuerpo siendo llevado por la marea de gente a su alrededor.

Xiao Zhan siente la libertad, y le encanta...

Las luces lo ciegan de vez en cuando, pero realmente no le importa. Es suficiente con sentir como su cuerpo vibra con vida.

Ha bebido una copa, quizás dos o tres más... ha perdido la cuenta. Pero no le preocupa.

"Nada que no haya hecho antes." Piensa, convencido. Una risa eufórica lo invade mientras gira sobre su eje entre la marea de gente que baila, en su mundo. "No pasará nada si me pierdo una noche..."

Pero entonces, el tiempo comienza a ralentizarse.
Sucede de una forma tan imperceptible, lenta e intoxicante. Xiao Zhan solo sabe que no está en el mismo lugar abandonado donde hicieron aquella fiesta improvisada, porque un cambio en el ambiente le hace abrir los ojos.

Los orbes oscuros, mareados, dan un recorrido... que le roba el aliento y hace que sus piernas tiemblen.

—¿Qué...?

Ya no hay personas cubiertas por ráfagas de luces. Pero en cambio, sigue el mismo bullicio a su alrededor.
Todos ahora visten ropajes que suelen verse en los dramas de televisión que su madre observaba con él cuando era más joven, hay peinados extravagantes, luces cálidas...
Se trata de concentrar más.

—¿Qué es...? —susurra, atontado.

No sabe dónde está... pero no se siente alarmado por ello. Hay un extraño sentimiento de familiaridad y melancolía que nace en su pecho.
Sabe que es un salón de fiestas realmente costoso, antiguo y presuntuoso. La decoración es tan extravagante como para tener telas de seda colgando por los techos, velas en las paredes que iluminan tenuemente, decoraciones en oro brillante y cadenas colgando por doquier.

El tiempo sigue pasando como un borrón lento e inconexo.

"¿Qué es esto...?"

Su mente apenas logra establecer un pensamiento claro.

Avanza, inseguro.

Toca el material que cuelga entre sus dedos y lo reconoce como seda de la más cara calidad. Después, entre el bullicio de la celebración y risas, puede observar que hay espectáculo con fuegos y acrobacias peligrosas al otro costado del gigantesco lugar.

Su vista se pierde, enganchándolo aún más al confuso ambiente que está sometiéndolo.

"¿Dónde estoy...?" pero no se siente preocupado. Se siente curioso, maravillado. "¿Qué es esto...?" no tiene una respuesta inmediata.

Las personas pasan a su costado, bailan y se inmiscuyen tan bien con el entorno. Visten largas túnicas coloridas, algunos tienen maquillaje, grandes retocados atando sus largos cabellos oscuros, otros más visten extravagante...
Pero lo importante es que no se pierde ese sentimiento de júbilo y libertinaje.

—Dios... —el calor ha comenzado a subir por su espalda, nublándolo. Sujeta su frente con la palma de su mano, tirando la cabeza hacia atrás.

El alcohol de alguna manera logra nublarlo todavía más. Ha perdido la cuenta de las copas que ha bebido antes de meterse a la pista de baile, pero no le importa.
Se deja llevar por la música, con ese escenario irrealista y el latido de su corazón resonando lo más fuerte posible contra su cara toráxica.

Guardián SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora