La pluma encima de la mesa, el teclado en la pantalla, el teclado en el ordenador, el boli en el papel.
Todos los medios que he tenido y solo necesitaba alguien que me preguntase si seguía escribiendo.
Todos los días que pase mirando las estrellas y divagando entre ideas sin plasmarlas, noches en vela con personajes bailando un vals en mi imaginación.
Momentos eternos desaprovechados y momentos efímeros exprimidos al máximo.
Necesitaba una pregunta sencilla para retomar el arte, una pregunta normal para volver a expresarme.