Un 23 de noviembre para que recuerdes

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Una historia bien contada desde el principio, una historia con un comienzo de cafetería entre humo y saltos al vacío con un final que no se ve.

Ahora entre raíles y voces me doy cuenta de la magnitud que supone y de lo eufórica que estoy.

Un titular de cuenta, darte de la mano, acercarme y jurar que el tiempo se detiene, sentir que al escribir te puedo expresar mucho mejor lo que me haces sentir, que las palabras fluyen de manera natural y que tantos escritos alegran mi alma porque la luz para encontrarla has sido tú.

Tiempo efímero que se vuelve infinito, dos bocas que no se separan, dos cuerpos que se buscan, unas bromas que me dibujan una sonrisa y un mundial que siento haber ganado ya contigo.

La necesidad de escribirte de forma constante y hacerlo mediante párrafos, de no soltarte nunca aunque me ahume a tu lado, besos sabor chicle y viajes de miradas fijas.

No te voy a soltar, no me voy a ir, no me voy a asustar, no voy a correr, voy a aprender a tu lado, voy a crecer de tu mano y voy a saltar porque se que saltas conmigo.

Poesía barataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora