18. Gremio y vendedores

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Luego de volver al pueblo ocurrió un pequeño escándalo en la tienda de John, el carnicero del gremio. Al parecer la carne y la piel del conejo cornudo le gustaron mucho. Me dio una pieza de oro por ambas cosas incluso cuando recompensa por la misión de la piel de conejo solo era de 2 platas. Además, John resultó ser un amable anciano muy efusivo, sus ojos brillaron y sentí que nos llevamos bien incluso cuando pensé que daba algo de miedo al conocerlo.

Después fui a la tienda de Tina, la señora encargada de las misiones relacionadas con plantas y árboles. Le entregué los materiales de las misiones y recibí 13 monedas de plata. Le pregunté sobre la "Madera resistente de fresno" y me dijo que podía comprarla por una pieza de plata cada una. También le mostré la camelia que encontré y vi sus ojos brillar. Mi mamá me enseñó que es importante llevarse bien con los encargados de las tiendas, así que se la regalé porque yo tenía muchas más en mi bolsa, la señorita Tina me abrazó y la gente corrió a ver lo que pasaba. La gente en este mundo es muy efusiva, espero poder acostumbrarme a esto pronto.

Alan llegó a la tienda de Tina y al parecer también se emocionó con la camelia, ¿debería darle una a él también? No, darle flores podría malinterpretarse. De todos modos necesito hablar con él para completar el resto de las misiones, no sé dónde debo entregar las plumas de búho, los huevos de araña, la araña y los escarabajos. También tenía el canto de espuma para el señor Keller, pero se lo entregaría más tarde.

- ¡Alan! ¿puedes ayudarme un poco?

- Por supuesto, ¿qué puedo hacer por usted?

- Primero que nada, puedes empezar a tutearme. No somos tan viejos para hablarnos de usted.

- Lo intentaré. ¿Cómo puedo ayudarle, ayudarte?

Se corrigió de inmediato. Alan debe estar en la primera mitad de los veinte pero desprende una energía muy madura, por cierto, su aura es amarilla y muy tranquila.

- Necesito entregar algunas cosas, pero no sé dónde. Además, ¿tienes una jaula?

- ¿Jaula?

- Para la araña. Solo la metí en mi bolsa, pero cuando salga estará furiosa.

- ¿En tu bolsa?

Alan miró hacia la pequeña bolsa en mi cintura, tal vez no sea muy creíble decirle que tengo una araña tamaño microondas ahí.

- Sí, mi bolsa es más grande de lo que parece, lo sé. Pero no es tan raro, ¿o sí?

- No es especialmente rara una bolsa de almacenamiento, pero el aire no puede entrar en ella por lo que tener seres vivos en ella no es una buena idea.

Entendí el motivo de la sorpresa de Alan, me esforcé por capturar viva a la araña solo para asfixiarla en la bolsa, ¿por qué no pensé en eso antes? Por supuesto que el aire no fluye en la bolsa.

- Pero no te preocupes por eso, la misión de la araña negra de Syl consistía en traer el cuerpo de una araña. Si la hubieras traído viva tendríamos que matarla antes de entregarla al solicitante. Si una misión quiere un ser vivo, lo dirá específicamente, recuérdalo para más adelante.

- Lo tendré en cuenta.

- Ahora bien, las partes de monstruos y bestias debes entregarlas al señor Faustus. Te acompaño.

Alan me llevó a otro lado del gremio, más allá de la arena. Al parecer debe estar lejos de los otros negocios porque muchas partes de monstruos y bestias tienen mal olor o son tóxicos, así que deben tener un tratamiento especial.

El señor Faustus era un hombre delgado y de aspecto lúgubre, tenía una sonrisa que definitivamente no era para nada aterradora y que absolutamente no me hizo sentir escalofríos.

- Buenas tardes, señor Faustus. Ella es Diana, trajo algunos materiales para usted.

- Encantado de conocerte, Diana –el hombre se acercó a mí más de lo que me hubiera gustado al decir esto - ¿Qué tienes para mí hoy?

Saqué mi bolsa y coloqué las plumas de búho, las larvas de oruga sangrienta y los huevos de araña en el mostrador. Los huevos de araña son diminutos, ¿cómo es que se convierten en un animal tan grande?

- ¿Es todo?

- No, también hay una araña.

Saqué la araña de mi bolsa y la coloqué en el mostrador. La araña lucía espantada, debió tener una muerte horrible y llena de confusión. Me sentí mal por haberle causado una muerte tan espantosa, pero mientras pensaba en eso, la araña se movió. No solo se movió, me miró con miedo y corrió por el mostrador hasta ocultarse detrás del señor Faustus.

- Imposible...

Escuché a Alan decir eso. Yo también estaba sorprendida, pero por otros motivos. El señor Faustus estaba riéndose mientras abrazaba a la araña y la reconfortaba.

- ¿Viva? ¿La trajiste viva? ¡Eso es magnífico! ¿Puedo quedármela?

El señor le preguntó a Alan, quien parecía acomplejado.

- La araña es para una misión, el cliente solo necesita el cadáver.

- ¡Nooooo!

El señor Faustus gritó al escuchar la respuesta y después me miró a mí.

- Yo pagaré la sanción por incumplimiento, solo no mates a mi Meredith.

- ¿Ya le puso nombre? Más importante, ¿qué es eso de sanción por incumplimiento?

Alan me miró con sorpresa y después me explicó que si no soy capaz de cumplir con la misión en tiempo y forma se me cobrará una cantidad igual al 50% de la recompensa. Ya que la misión para capturar la araña negra de Syl tenía una recompensa de 8 piezas grandes de cobre, mi sanción sería de 4 piezas grandes. No era la gran cosa así que acepté y el señor Faustos gritó de felicidad.

Por cierto, tal parece que llevarte las hojas de misión es lo mismo que aceptarlas, por lo que el día que me registré terminé aceptando todas las misiones disponibles para mí. Afortunadamente cumplí con la mayoría, pero tendría que pagar una pieza de plata por no cumplir con la misión de la garra de oso. A decir verdad, ni siquiera recordaba esa misión, pero al buscar en mis hojas noté que ahí estaba. Es una pena, pero tampoco me hubiera gustado encontrarme con un oso en el bosque.

El señor Faustus pagó la sanción por incumplimiento en la misión de la araña y me dio las recompensas por los materiales que le llevé. Al final del día mi cuenta era de $5.88PO.

Mientras volvía con Alan a la entrada del gremio escuchamos gritos de emoción que venían de la arena. No tenía mucho interés, pero Alan me invitó a ver lo que pasaba y no pude decirle que no.

La diosa me permitió revivir en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora