65. Cerbero

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Nada ocurrió durante la noche, Ernest vigiló desde el cielo y yo me paseé por los alrededores, pero no hubo ninguna señal de lo que se había llevado la barbacoa de goblin y kobold. Sinceramente no se trató de ninguna pérdida, de hecho, estaba agradecida de haberme deshecho de este tipo de carne, pero no quería poner en riesgo a las personas de la aldea así que era necesario tomar acciones.

Aún era de noche cuando preparé una barbacoa nuevamente utilizando la carne de goblin. Algunas personas se me acercaron y preguntaron cuándo estaría lista, cuando les expliqué que era carne de goblin y que no sería igual que más temprano, se decepcionaron y se fueron a dormir. Tal parece que les gustó mi barbacoa falsa, no me imagino su reacción si llegan a probar la verdadera.

Observé el agujero durante horas, pero ninguna criatura se acercó. Después de que amaneció saqué la carne de la olla, efectivamente, no era comestible. Parecía estar bien, visualmente todo parecía estar en orden y hasta la textura era igual a la del resto, pero el olor era completamente diferente: apestaba, como si se tratara de carne podrida. Quise vomitar en el mismo instante que destapé la olla, pero tuve que revisarla por mera curiosidad. Por cierto, la carne de kobold parecía ser comestible, su sabor era parecido al pollo, algo plano y ligero, la verdad es que no estaba mal así que la compartí con algunos de los curiosos que habían preguntado antes. Tengo mucha carne de kobold en mi bolsa, así que tal vez prepare esto nuevamente más adelante.

Dejé la carne de goblin cerca del agujero y me escondí después de pedir que nadie se acercara. Después de eso solo observé con cuidado la zona, encargándole la seguridad de la aldea al equipo de Kanbru.

Pasaron algunas horas más y estaba pensando en rendirme, tal vez la criatura quedó satisfecha y no volvería, o sabía que estaba siendo esperada y no caería en la trampa, no eran ideas extrañas, en realidad creo que cualquiera de las dos era bastante posible, pero como si tratara de descartar mis pensamientos, vi algo moverse entre los árboles.

Caminando con gracia y de forma imponente, un perro de más de dos metros de altura avanzó y se comió la carne de un solo bocado, después dio media vuelta y regresó a los árboles. El perro era completamente negro y sus ojos rojos eran intimidantes, pero la bestia parecía cansada.

Seguí al perro, pero era demasiado rápido así que le pedí a Bunny y Ernest que lo hicieran en mi lugar, incluso con mi velocidad normal no podría alcanzarlo así que no fue culpa de mis botas, simplemente este perro era demasiado rápido, aunque no fue ningún problema para mis familiares con estadísticas de velocidad absurdas.

Ernest volvió volando y me guió hasta donde Bunny ya nos esperaba. Al parecer, el perro había entrado a una cueva de gran tamaño. Dudé por un momento, pero hacerme cargo de él era una necesidad, una bestia como esta es una amenaza demasiado grande para la aldea que estamos construyendo. De ser posible, me gustaría ofrecerle un lugar diferente para vivir, incluso podríamos tratar de entrenarlo y que se vuelva el perro guardián de la aldea, puede que tenga dos metros de altura, pero sigue siendo un perro, o al menos eso creo.

Encendí una antorcha y entré en la cueva, no era muy profunda, pero lo suficiente para que la obscuridad la inundara por completo. Ernest no podía volar aquí, así que volvió a su anillo. Solo Bunny y yo avanzamos por ahí, como en los viejos tiempos. Acaricié su espalda y ella se restregó contra mi pierna como si fuera un gato.

En una mano llevaba una antorcha y en la otra mi estoque, la cueva es demasiado pequeña para maniobrar el kanabo después de todo. Avanzamos por cerca de quince minutos hasta que de pronto, en medio de la oscuridad, un par de esferas de fuego se elevaron del suelo. No, parecían bolas de fuego, pero en realidad eran los ojos rojos del perro de antes. La luz de la antorcha iluminó sus afilados colmillos que se acercaban de forma amenazante hacia mí. Nos pusimos en guardia y lo evalué rápidamente.

La diosa me permitió revivir en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora