Yuri Nikiforov, en sus 15 años , nunca había hecho amigos en la escuela. No es como que él fuera una especie de asocial o algo así, sino que las cosas simplemente no se habían dado. Desde que nació, su vida se resume en viajar de un lugar a otro. Sus padres adoptivos, quienes eran un bailarín profesional y un patinador sobre hielo, tenían la suficiente fama como para viajar por distintos países constantemente. Yuri solía ir con su padre a Moscú durante la temporada del ballet; acompañaba a su papá por los diversos países para las competencias de patinaje, desde China hasta España, pasando por Francia y de regreso, con la medalla de oro, iban a Japón para visitar a sus abuelos.
La vida agitada de Yuri le había costado su educación, pues desde los cinco años que el rubio tenía un tutor, en vez de asistir a la escuela. Celestino viajaba con él y su familia para darle clases, y fue de ese modo hasta que el rubio cumplió once años y sus padres decidieron dejar sus carreras para vivir más tranquilos con su gatito. En un comienzo estuvieron en Japón, sin embargo la oferta de trabajo en San Petersburgo fue lo suficientemente tentadora como para ir a Rusia y comprar una enorme casa, donde Yuuri podría seguir con el ballet en su estudio y lo suficientemente cerca de la pista de patinaje donde Víctor sería entrenador junto a Yakov.
El único que no estaba contento con el cambio era Yuri Nikiforov, quien debió ir por primera vez en su vida a la escuela.
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Yuri odió su primer día de clases, así como odió los días siguientes y los años siguientes.
Lo único bueno de instalarse en Rusia es que sus padres lo inscribieron en la academia de Lilia, la esposa de Yakov. Si había algo que Yuri amaba más que los gatos y sus padres, definitivamente era el ballet. Le encantaba la delicadeza y la fuerza que se necesitaba, solo algunos podían mezclar tales elementos de manera perfecta, y su padre era capaz de aquello. Al pequeño le encantaba ver a su padre, así como también le gustaba ir a visitar a su papá a la pista de hielo después de clases.
Y ahí fue donde conoció a Mila Babicheva, la pelirroja que era dos años mayor que él, a quien le encantaba joderle la existencia.
Podría decirse que se hicieron amigos, a pesar de que Yuri ponía todo de su parte para que aquello no ocurriera, Mila era alguien persistente. Se conocieron cuando el menor tenía doce años, y después del tiempo ya habían aprendido a soportarse el uno al otro. Tal nivel alcanzó su amistad que cuando Yuri cumplió quince años decidieron cambiarlo a la misma escuela que Mila, aunque este se negara, tanto Víctor como Yuuri pensaron que sería lo mejor.
Y ahí estaba él de nuevo, cambiándose de escuela, viviendo el infierno del primer día de clases.
Le incomodaba ser el chico nuevo, tenía que presentarse ante un montón de desconocidos, intentar ser amable e incluso evitar decir groserías, era un infierno. Además, Mila era mayor, por lo que solo podía verla en el receso y el almuerzo, era horrible.
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Ya en la hora del almuerzo, Yuri quería irse a su casa, estaba hastiado con la atención que recibía por parte de algunas personas, solo quería ir a comer y desaparecer de la escuela. Lo peor de todo es que tendría que volver a ese martirio al día siguiente, y el siguiente, y el siguiente. Era un castigo demasiado grande, ¿Qué había hecho para merecer algo así?
Seguía hundido en sus lamentos cuando sintió que alguien le tocaba el hombro, sorprendiéndolo. Levantando la cabeza de golpe, se encontró con Mila sonriendo burlona como siempre, con ambas manos en su cintura.
— ¿El gatito quiere volver a casa con su mami? ¿Tan terrible es la escuela?
— Cállate, idiota, mejor dame de comer, me muero de hambre.
La pelirroja no puede evitar reír mientras guía al menor hasta la cafetería del lugar, molestándolo en el camino y fijándose en cómo algunas personas les miran.
— ¿Qué ha sido lo más horrible hasta ahora?
— ¿Además de tu presencia? Definitivamente las estúpidas presentaciones ante la clase y este estúpido horario, en serio, ¿Cómo alguien puede salir a las cuatro de la tarde?— Yuri refunfuña de brazos cruzados, mirando distraído el camino que recorren.
— Vamos, debes admitir que soy tu salvación, sino estarías solo. Sobre el horario, lo siento, Pelusa, pero cualquier chico normal sabe que un estudiante suele salir a las cuatro de la tarde.
— Ahí está el problema, no soy un chico normal. Y no me digas Pelusa, vieja bruja.—Le envía su mirada más amenazadora, a lo que ella solo alza las manos.
— Anímate, te voy a presentar a mis amigos y de seguro te caerán bien.
— Si se parecen a ti, lo dudo.
Poco le importaron a Mila las palabras del rubio, pues en cuanto llegó pudo ver la mesa con sus compañeros de clase. Tomó el brazo de Yuri para pasar entre toda la gente sin perderlo, buscando en seguida su almuerzo para ir con los demás. El menor por su parte solo podía pensar en cuánto le gustaría comer katsudon o que su padre le hubiese hecho bento, ahora sin embargo debía conformarse con los emparedados que Mila ponía en su bandeja, además de un montón de fruta.
Llegaron a una mesa donde habían cinco personas, una chica morena bastante linda al lado de un chico parecido, probablemente eran hermanos, un tipo pálido de piel pálida, un chico con barba que se parecía bastante al tipo ese de Youtube y un moreno con cara de odiar su existencia.
Sí, definitivamente le caerían bien. Aunque ahora, con la bandeja en sus manos y estos chicos frente a él, se siente un poco menos seguro y confiado, sobre todo cuando siente la mirada persistente de todos. Aún así, como era costumbre, Yuri no mostró miedo, sino que al contrario puso su mejor cara de no-me-importa-lo-que-digan-de-mí. Aunque efectivamente sí le importaba lo que dijesen de él, por eso es que el silencio le estaba incomodando. Quizás esperaban que dijera algo, pero Yuri no sabía qué. Por suerte Mila era lo suficientemente extrovertida como para hablar por él.
Otabek por su parte había dejado de lado el libro que estaba ojeando, ocupándose en observar al rubio que estaba junto a Mila. Le sorprendió la belleza del menor, pero aún más impresionantes fueron sus ojos de un color verde asombroso, los mismos que le devolvían la mirada con fiereza, causándole gracia.
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como si no tuviera mil cosas que hacer, here i am. con otra historia. No sé si alguien recuerde este fic(? ya que fue literalmente de las primeras cosas que escribí jfjdfdf Quise subirlo porque aquí en wattpad hay unas tres adaptaciones de esta historia (a distintos ships) así que creí conveniente poner la original aquí(?
como sea, gracias por leer 🌻
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Cinco Pasos para Enamorar al Amigo de Mila {otayuri}
Fanfic𝓽𝓻𝓲𝓵𝓸𝓰í𝓪 𝓬𝓲𝓷𝓬𝓸 𝓹𝓪𝓼𝓸𝓼; 𝓹𝓪𝓻𝓽𝓮 1 Cuando los padres de Yuri deciden que este debe estudiar por primera vez en un instituto y no en casa, Mila (su amiga por obligación) cree que Plisetsky y Altin hacen una buena pareja. Por eso, con...