Capítulo I

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Era una mañana como cualquier otra, calurosa por la mañana un infierno por la tarde, Buenos Aires literalmente ardía en llamas. Mi madre me llamó a desayunar y me dijo que debía darme noticias, no sabía si eran malas o buenas, tenía una gran intriga…

-Eli, baja a desayunar, el café se enfría- dijo mi mamá a los gritos

- Ya voy, Mamá en dos segundos estoy- me terminé de arreglar, me vestí, me cambié y maquillé.

-Llegó una carta de Canadá, de la universidad “George Brown Collage”- dijo con entusiasmo-, esta era la universidad más prestigiosa de danza y música del país. Esperaba la respuesta hace semanas.

La carta decía (en resumen)

“A la señorita Elizabeth Bell: le informamos que fue aceptada en nuestra universidad es un honor recibirla con una beca”

Comencé a saltar de felicidad, tanto que mis padres creían que me iba a dar un ataque al corazón. Tenía una emoción enorme por fin iba a poder salir del país, sola sin padres, por fin libertad. Aunque yo ya tenía 17 tampoco había que esperar tanto para mi libertad. Solo había una cosa que hacía que no quisiera ir, mi amigo Lio. El y yo fuimos amigos desde que tenía 14, hace unos tres años más o menos, el tiene 20, si lo sé es más grande que yo pero no importa, Lio siempre me tiraba indirectas o me hacía sentir especial aunque en los últimos meses el no me hablaba tan seguido cosa que me ponía muy mal. Ahora tenía que pensar como decirle a mi amigo que no me vería por al menos unos meses hasta incluso años.

Decidí llamarlo para decirle pero nadie atendió, estuve toda la tarde llamándolo. Ya era de noche a la mañana siguiente mi vuelo partía así que no me quedo más remedio que hacer mis maletas y dormir, a la mañana en el aeropuerto lo llamaría y le diría, no era la mejor manera pero era la única.

Ya de mañana, eran las 6:30 aproximadamente, mi cara era un desastre tenia ojeras y una cara de dormida, por suerte el maquillaje lo tapó un poco. Salí para Ezeiza a tomar el vuelo de las 10 a.m. así que para no perder más tiempo lo llamé. Obvio que lo desperté casi me mata pero debía decirle.

-Hola, perdón que te despertara-

- No, está bien. ¿Qué pasó que llamas a esta hora?- dijo con vos totalmente de dormido

-Solo quería decirte que me aceptaron en la universidad y que en unas horas mi vuelo va a partir y que te extrañaré-

Se hizo un silencio prolongado.

-LIO! ¿Estás ahí?

-Si solo que que que no sssse que decir- tartamudeó, estaba nervioso o angustiado- Te felicito mucho, suerte

Luego de eso sin que pudiera responderle me cortó y solo pensaba si él se habría enojado o algo, ¿Por qué me cortaría sin siquiera un “adiós”? juro que me quede realmente muy mal pero se aproximaba mi vuelo así que solo decidí relajarme y dormir en el avión. Me esperaba una nueva vida, había estudiado ingles desde los seis años ya era hora de ponerlo en práctica, me asustaba la idea de equivocarme o no entender algo, de no ser aceptada, de no hacer amigos, y muchas situaciones más pero decidí no darles importancia ni hacerme daño con ello. Daría lo mejor de mí en la universidad y estudiaría a más no poder.

El vuelo duro alrededor de tres horas, hizo escalas en Brasil, Colombia y Estados Unidos. Me sentaron al lado de un joven estadounidense muy bonito con rasgos masculinos bien definidos, pero no creo haberle caído muy bien ya que cuando lo salude no respondió.

Llegue al hotel en donde los estudiantes se hospedaban, no tenían habitación para mi había una sobreocupación y la única habitación disponible era con un chico (las habitaciones no eran mixtas, eran mujeres con mujeres y hombres con hombres) hicieron una excepción debido a que había viajado y era extranjera. El cuarto era enorme, muy espacioso y mi compañero ya estaba. Solamente le dije “HOLA” pero él no contestó.

En ese momento la administradora entro al cuarto y me dijo que mi compañero era sordomudo y había tomado las clases de danza porque él entendía la música aunque no escuchara. Por suerte de él y mía yo sabía lenguaje de señas ya que mi tía era sorda y mi tío mudo. Me acerque a él y hablamos en lenguaje de señas:

-Hola, soy Elizabeth

-Hola Elizabeth, soy Emmett. Es una suerte que sepas lenguaje de señas por lo menos alguien me entenderá.

- Puedes decirme Eli. Mi tío era mudo y mi tía sorda, aprendí de ellos.

-Al menos entre ellos se entendían, mis padres no quieren aprender lenguaje de señas me manejo escribiendo no sabes el dolor de manos que tengo.

- Debe de ser difícil, pero conmigo puedes comunicarte como tu más gustes.

- Gracias- y comenzó a desempacar, lo seguí y no “hablamos” hasta la noche a la hora de tomar las duchas. Nos pusimos de acuerdo en que yo me bañaría en el cuarto de al lado con otras chicas y el aquí.

Nota de la Autora: Espero que les haya gustado el comienzo de esta historia, si tienen alguna pregunta estoy bien aburrida apra contestar (?? No pensaba poner un reparto, a veces es mejor volar la imaginacion... despues cuentenme como se los imaginan! Gracias por leer! Los adoro a todos (:

Claro de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora