Capítulo XIII

16 1 0
                                    

A la mañana siguiente me encargue de hacer el funeral, fueron mis familiares y me dieron el pésame. No sabía nada de Emmett, llamaba pero nadie respondía, llame es a su casa y al teléfono celular de sus padres, sin respuesta alguna. Claro está que durante el velorio Lio apareció, y le dedicó una carta a mi padre, que luego pude leer:

"A mi suegro: lamento lo ocurrido, vivirás en nuestros corazones eternamente, juro cuidar de su hija como mi propia vida, no se arrepentirá. JAMÁS LA DEJARE IR."

Me asusto la última frase, escrita en mayúscula, ¿Qué quiso decir realmente con eso? Bien, estaba aterrorizada, parecía una especia de psicópata este chico. Termino el funeral y decidí volver a mis estudios trataría de localizar a Emmett pero sabía que no iba a ser fácil. Busque en los últimos archivos de la universidad, si alguien sabía a dónde podría haber ido. No tuve éxito alguno, definitivamente se lo tragó la tierra.

Ese mismo día, me dediqué exclusivamente a mi carrera, la tenía algo olvidada pero todos los problemas que se me juntaron, no me habían permitido concentrarme lo suficiente. Lleve las pocas composiciones que tenia, y volví a retomar nuevamente mis estudios. Me sentía vacía, incompleta, Emmett se había llevado una parte de mí, esa parte que me daba alegría y ganas de vivir.

Estaba en mis clases de vocalización, más bien digo "mi cuerpo estaba" porque mi mente estaba divagando por la tristeza de mi alma cuando mi profesor me pidió cantar una pequeña estrofa. Lo hice, claro, pero no con esa chispa que solía tener.

Al finalizar, me encaminé a mi breve clase de piano, la cual era la única que iba a poder relajarme un poco. Algo me detuvo en el camino, no logré saber bien que fue, pero así lo hizo. Me escapé, atravesé el campo del instituto y salí de aquel lugar. Llegué a un pequeño bosque, el verde dominaba cada espacio visible y la humedad no faltaba. Me sumergí aun más en la arboleda dejándome llevar por mí misma.

Caminé por casi veinte minutos, y simplemente no encontraba salida. Logré visualizar una tenue luz justo en frente de mí, así que corrí para ver y era una pequeña cabaña hecha de madera, algo rustica y bastante acogedora. Me acerqué para golpear la puerta pero esta se abrió sola y un joven se asomó, quede pasmada al ver su rostro.

Era Emmett.

Su rostro se torno pálido y mis ojos estaban abiertos como plato, lo observe detalladamente, tratando de descifrar las raras muecas de su rostro. El solo me miraba, y en sus ojos podía ver cierta decepción y tristeza la cual me llenaba de intriga y preguntas.

-Creo que me voy- dije girando sobre mis pies, dándole la espalda.

-No te vayas- dijo con su voz, la cual no conocía, me paré en seco.

-¡¿Qué?!- dije casi en un grito

-La operación salió bien- agachó la mirada.

-¿Y eso en que influye tu desaparición?-

-Que me mataran- dijo casi en un susurro.

-¿Por qué?- lo miré atónita

-Que haya sido sordo, no quería decir que no entendiera lo que decían, y lo que hacían gestualmente, yo lo interpretaba- tomó un bocado de aire, y continuó- ahora se demasiado, y aquel muchacho teme de que hable, por lo que debí alejarme-

-Pero no dirías nada de lo que viste... ¿o sí?- lo mire con los ojos cristalizados.

-No, pero me amenazaron contigo, no me arriesgaría- me miro a los ojos- ahora vete, y aléjate de mi, por tu bien y el mío.

-No puedo irme ahora que te encontré- me acerqué mas a él, dejando apenas unos centímetros entre nosotros- no vuelvas a dejarme- dije en susurro

-Cambiar de opinión no está en mis planes, ya vete Eli, no hagas las cosas más difíciles de lo que son. Será como si nunca hubiera existido.- se dio media vuelta y cerró la puerta de aquella alejada cabaña.

Me senté en el umbral de la casa con la esperanza de que él en algún momento salga, pero no paso. Caía la noche y yo me encontraba en el bosque, bajo la penumbra de la luna. Hacia frio, y podía ver muy poco. Toqué la puerta varias veces, pero Emmett jamás salió. Ya era todo, definitivamente se acabó mi corta paciencia. Era tiempo de que averiguara las cosas por mis medios.

La oscura noche era alumbrada por la enorme luna que me seguía en cada paso. Volví al instituto, me bañé y lloré. Me quedé dormida en un mar de lágrimas, lo había perdido.

Me levante por el rayo de sol que daba en mi cara. Tomé mi bolso y salí a caminar cuando me choqué con alguien. Levante lentamente la mirada, y para mi sorpresa era Lio.

-Hola bonita, tanto tiempo sin vernos- sonaba algo, ¿ebrio?

-Lio, aléjate- él se acercaba, trataba de acorralarme.

-Tú no te vas a ningún lado cariño, vienes conmigo- me tomo del brazo, con mucha brusquedad y con una fuerza, lentamente me fue arrastrando.

Me subió a su moto y emprendió su viaje, en diez minutos nos encontrábamos en unos suburbios de clase media, no entendía nada, solamente quería volver y no sabía de qué se trataba. Sus ojos se posaron en los míos, y con la mirada fija en mí. Desvié la vista y le pregunté donde nos encontrábamos, solo me calló y dijo que aguardara.

Caminamos a través de unos pequeños campos, hasta llegar a un arroyo, con el agua tan cristalina y pura como el diamante. Nos sentamos en una roca y el rompió el silencio.

-No me malinterpretes Eli, no quiero hacerte daño. Solo quiero que entiendas que yo soy para ti no Emmett, el solo es un niño, que vive con miedo a la misma vida- se acercó a mí de manera brusca- no te dejare ir Eli.

-¿A dónde me has traído?- pregunté fríamente, tratando de evitar lo anterior.

-A mis suburbios, acá vivo ahora. Una casa acogedora, y tiene espacio para ti- arqueó una ceja y yo lo miré sorprendida.

-Yo, este, mira, tengo, este, coso, la verdad es que, tengo el instituto, sí, eso, estudios, practicas, ya sabes. Estudiar- tartamudeaba, era una estúpida. Tranquilizarme era lo que necesitaba- lo lamento, prefiero la vida de la Universidad.

-Como quieras, pero no te desharás de mi tan fácilmente. Ya me conoces cariño- tomó mi mano y me ayudó a pararme.

-Volveré al instituto. Hasta luego- me marché con rapidez de allí.


Nota de la Autora:

Gracias por leer (: No olviden dejar sus comentarios!

Claro de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora