Capítulo VI

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No pude evitar atender el celular, necesitaba saber qué era lo que quería, qué había pasado.

-¡Lio! Al fin, me puedes explicar que se te metió en la cabeza- dije

-No puedo decírtelo por acá, nos vemos en una hora en el conservatorio de tu instituto- sonaba serio, yo sabía que pasaba su "luna de miel" pero no dónde exactamente.

Tomé mi bolso y me fui para allá. Estaba él esperándome, como si nada. Mi cara era seria, como si estuviera enojada con él, cosa que era cierta, muy cierta.

-Lio, ¿Qué demonios tienes en la cabeza? ¿No piensas lo que haces? Dejarás a tu familia en la calle- estaba muy furiosa.

-Sí, ya lo sé. Pero no podía seguir en un matrimonio fingido cuando a la única que amo es a ti Eli- estaba como arrepentido, no sabía que decir.

-¿Por mí? Por favor Lio, no digas más tonterías. Cuando yo dije que te amaba tu solo te burlaste de mí y me usaste, ahora ya no te amo porque mientras tú me ignorabas, llegó otro y me enamoró- listo, tenía que decírselo.

-Pensé que aún me amabas, perdón por tardar tanto en darme cuenta.

-Te amo, pero solo como amigos, nada más. Tuviste una chance conmigo, solo que la dejaste ir.- estaba furiosa y triste.

-Sí, soy un tonto ¿no?

-La verdad que sí, ahora, no pienses en divorciarte y sigue con tu vida así como yo seguiré con la mía.- me di media vuelta cuando él me tomo del brazo y me besó. Lo empuje hacia atrás y le dije que no iba a hacer esto. El solo agacho la cabeza y se fue.

Ni bien llego a la habitación, siento que alguien me observa, pensé que era Emmett, pero no, era otra persona. Me volteé a ver y era Jennifer.

-Te dije que no te le acercaras, te dije que no te metieras en nuestra vida, pero no entiendes. Te lo advertí Elizabeth, pero no entendiste- en eso saca un cuchillo y me lo clava en el hombro, caí tendida en el piso, ella me pateó el estómago y se fue. Tenía el cuchillo clavado, no podía pararme, me dolía mucho, esperaba que por alguna razón alguien viniera.

Estuve tirada como dos horas, nadie me escuchaba, yo solo gritaba para que alguien viniera. Hasta que por fin alguien me oyó, golpeo la puerta y entró, era el guitarrista de la banda, me estaban buscando para ensayar. Le expliqué lo sucedido, me alzó y llevó a la enfermería para que me curaran la herida.

Lo más doloroso de todo fue sacar el cuchillo, grité como nunca, el dolor era insoportable, no paraba de sangrarme el hombro, además de todo se había infectado ya que el cuchillo estaba sucio o algo por estilo. Me dijeron que si no sanaba la herida,  era posible que me tuvieran que amputar el brazo. En ese momento toda mi vida se cayó, cómo tocaría el piano o la guitarra, toda mi carrera musical se fue al piso. No sabía lo que pasaría, si en 48 horas no sanaba, era el adiós para mi brazo.

Estuve en la sala alrededor de dos horas cuando Emmett apareció y desesperado comenzó a hacer todo tipo de preguntas, a las cuales no podía responder ya que no podía mover el brazo, por suerte la mano con la que escribo estaba ilesa así que escribí como pude lo sucedido, el me conto que le habían dicho en el hospital.

Me quede petrificada, más de lo que estaba. Habían encontrado la cura de su sordera, pero debía someterse a una riesgosa operación, la cual tenía un 51% de oportunidad de sobrevivir, me preocupaba que pasaría el 49% restante, me moriría si a él le pasar algo; él era lo más importante que tenía y podía pedir, él era mi todo. Sin él me sentía perdida y vacía, lo amaba mucho y jamás lo dejaría ir.

Me dieron siete puntos en el hombro y me dijeron que no hiciera movimientos bruscos por una semana, lo que implicaba nada de música. La disquera y los profesores comprendieron la situación y el director dijo que iba a hacer la denuncia por lo ocurrido, tenían como prueba el cuchillo el cual tenía las huella digital de Jen. Por fin a la loca la meterían presa.

No hablaba mucho con Emmett, más que nada escribíamos por hoja ya que no podía mover mucho el brazo, él me cuidaba y mimaba todo el tiempo, me sentía como un bebé al cuidado de su madre. No me dejaba hacer nada, él cocinaba, lavaba, planchaba. Por lo menos me dejó bañarme y cambiarme sola.

La semana pasó razonablemente rápido y a Jennifer ya la tenían detenida, pero no sabía nada de Lio, era como si la tierra se lo hubiese tragado, era muy raro todo. Emmett trataba de mantenerme lo más lejos posible de problemas. Cuando mi brazo sanó, me llamaron para dar inicio al juicio contra Jennifer por intento de homicidio.

En fin, tendría que cumplir una condena de seis años en la cárcel y luego prisión domiciliaria. La iba a tener lo más lejos de mí que se pudiera, no quería ni verla, le tenía demasiado temor a que pudiera lastimarme otra vez, o peor, lastimar a mi Emmett.

Era domingo por la mañana cuando la madre de Lio me llama:

-Hola Eli, Mira la cosa es así, Lio necesita verte pero no puede usar su teléfono está bajo investigación, ya que podría ser cómplice de lo sucedido; necesito que hables con el- no pude decir nada ya que inmediatamente me empezó a hablar Lio.

-Discúlpame mucho por lo sucedido, jamás pensé que Jen sería capaz de algo así- su voz no era como la de siempre sonaba rara, estaba algo apenado y angustiado.

-Lo que importa es que no me hizo demasiado daño y la herida sano- creo que no les dije antes, pero sí, el brazo por suerte sanó, la infección se tornó en fiebre por dos días hasta que desapareció- si no me hubiera curado esto podría haber sido un desastre.

-Me alegra mucho de que estés bien, ahora, respecto a lo de ayer... Lo que te dije era cierto-

-Te dije lo que pensaba y la verdad misma

-Sí, pero quiero otra oportunidad, todos merecemos una segunda chance- su voz era de un negociador.

-Has tenido más de dos oportunidades, las cuales tiraste al piso. Ahora no vengas con que me amas y todo eso- mi voz se torno fría, debía imponerme ante todo, no iba a caer rendida otra vez como una tonta.

-Pero sí es cierto, yo te amo.

-Cuando yo te lo dije, tú me dijiste que nunca funcionaria y que era una locura. Te lo tomaste como un chiste y te aprovechaste de eso, ahora que encontré a mi otra mitad vienes con el cuento de que me amas.-ya estaba furiosa, odio que me echen en cara las cosas sabiendo que yo tengo razón.

-Sí, fui un estúpido, por favor perdóname-

-Perdonar te perdono pero solo seremos amigos, y si eso te molesta no seamos más que simples conocidos.

-Bueno acepto tu opinión, pero sabé que si necesitás un novio consuelo cuando el "otro" te deje, acá estaré yo para siempre.- Todo era absurdo.


Nota de la Autora: Bueno, me tardé en subir pero acá estan, 3 capítulos seguidos! Gracias por leer, no olviden comentar (:

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