Pasaron las horas, me había encerrado en el conservatorio, no dejaba que nadie entrara ni siquiera Emmett, estaba cerrada en mi mundo, me había aislado de todo lo que me rodeaba incluso de las personas que amaba, dejé de pensar en todo, no le di importancia a nada. Ya no comía, y solo bebía agua. Poco a poco me fui despreocupando de mis necesidades para sobrevivir, la verdad era que ya no me importaba morir o vivir.
Me sentía mal conmigo misma, todo había sido mi culpa y eso nadie lo cambiaria. Mis mini vacaciones habían terminado, así que debía volver a retomar mis clases, aunque no me sentía muy bien y la canción no la había podido terminar, debía asistir ya que era algo que tenía que hacer.
Mi primera clase fue la de vocalización pero solo hicimos teoría, nos hizo escribir como diez hojas de toda la técnica para poder cantar mejor, jamás pensé que fuera tanto. Luego le siguieron las clases de guitarra cuyas horas eran eternas, no terminaban más. Cada minuto me ponía más histérica.
Como sabrán, la última clase del día era la de piano, cosa que jamás me cansaba de tocar. Cuando llegué el profesor me observó y movió la mirada a unas hojas en el escritorio, era mi canción. Me senté rápidamente y agaché la cabeza.
-¿Esto es lo que hiciste toda la semana?- él sabía que escribía algo pero en las hojas que dejé sin querer decía "dedicada a mi mamá que me mira del cielo".
-Sí, y no pude terminarlo. Siempre la decepciono, con todo y cada una de las cosas que me propongo a hacer.- se me cayó una lágrima.
-Ella ha de estar orgullosa de ti, tu trabajo en el próximo mes es terminarla, y la presentarás en el evento de mitad de año del instituto- apiló las hojas perfectamente y me las dio.
-Gracias- dije con algunas lágrimas tratando de salir, él me contestó con una simple sonrisa.
El resto del día transcurrió con normalidad, sin complicaciones. Traté de localizar a Emmett que no lo veía hace bastantes horas, fue un día largo. Estaba muy cansada porque mi profesora de vocalización dijo que además de cantar teníamos que hacer algo de ejercicio. Habían hecho un nuevo gimnasio en el instituto y todos debíamos asistir aunque fuera una hora por día.
Nos dieron horarios para ir, y el máximo de alumnos era de cien, así que imagínense lo grande que era. Me daba algo de impresión cómo tantas personas entraban allí, era algo asombroso. Me habían dado el segundo turno de la tarde tenía pensado ponerme en forma aunque mucho no lo necesitaba, mi médico me había dicho que estaba dos kilos por debajo de mi peso, así que no era de mucha necesidad la actividad física.
Fui igual, era libre, es decir que cada uno hacia una hora del ejercicio que más le gustara, consulté a la enfermera del instituto y me dijo que por mi problema de falta de peso era mejor que solo caminara y luego de un par de meses comenzara a correr.
Volví a la disquera a continuar con las grabaciones, ahora ya tenía lista las canciones para mi primer disco, era cuestión de grabar. Necesitaba conseguir a mis acompañantes, aquellos que tocaran los instrumentos. No dudé ni un segundo y les pregunté a los chicos de la banda del instituto. Obviamente accedieron sin ningún problema, le consultamos al director y él también accedió.
Todo volvía a tomar su rumbo poco a poco. Era algo difícil pero se iba encaminado en un buen sentido. Llamaba a diario a mi papá y de Lio no supe más nada, estaba desaparecido. Lo traté de llamar pero él no contesto nunca mis llamados, ni los devolvió.
Era sábado por la mañana, Emmett tenía médico así que no estaría hasta la tarde. No tenía ninguna clase y nada que hacer durante el día, así que decidí salir un poco a despejar mis ideas y tratar de tomar un tiempo para mí. Fui al centro a comprar algo de ropa y comida, volví al instituto y dejé las bolsas.
Volví a irme pero esta vez me fui a un parque que tenía vista al río, era una hermosa imagen como de postal. Me podía relajar y pensar, aclarar mis ideas. No duró mucho cuando alguien se sentó mi lado. Me sorprendió demasiado su llegada, que me encontrara. Ya sabrán quien era, Lio. Por fin había aparecido.
-Apareciste- dije sin apartar la vista al rio.
-Sí, no puedo alejarme demasiado de ti- sentía que me miraba, con una mirada fija e intimidatoria.
-Es mejor que lo hagas, ya te dije todo, no sé para qué vuelves- me limite a decir lo que pensaba, quería ser bastante clara con la situación.
-Perdóname Eli, te lo he dicho mil veces- lo miré y en su mirada vi cierta angustia- entiendo si no quieres que este contigo pero déjame ser tu amigo, como antes, me lo merezco.
-Eres mi amigo, nunca dejaste de serlo- le sonreí, por más que quisiera mantenerlo alejado de mi no podía, odiaba ver a la gente mal.
-Me alegra oír eso- mostró una gran sonrisa que mostraba sus perfectos dientes.
-No quiero estar peleada contigo, eres lo único que tengo además de Emmett- solté una lagrima, era algo difícil.- ya sabes, desde que mi mamá no está, todo es más complicado, hay un vacío en mí que no puedo explicar. Tú y Emmett son los únicos que pueden llenarlo, aunque sea un poco.
Me abraso, no creo que fuera nada malo un abraso así que pose mis manos en su cuello y deje caer mi cabeza sobre sus hombros, trataba de despejar mi mente, de no pensar en nada que pudiera herirme. Por un momento había olvidado todas esas cosas que poco a poco me estaban matando, ese peso y carga que uno lleva a diario, casi me estaba quedando dormida.
-Extrañaba esto- rompió el silencio.
-Yo también, me hacías falta. ¿Cómo fue que pasó todo esto?- era algo bastante raro, como de un momento a otro él me amara, como de la nada todo desapareció. Esa amistad que tanto habíamos cuidado se había desvanecido.
-No lo sé, habré madurado y me di cuenta de lo importante que eras para mí, que sin ti mi vida ya no tenía el mismo sentido, acepto el hecho de que tu no me ames de la misma forma que yo a ti, sin embargo, aquí estaré siempre, como un hermano- no podía creer lo que me estaba diciendo, tragué saliva-, yo seré lo que tú quieras que sea. Tu amigo, hermano o un simple conocido, pero nunca un extraño.
-¿Eso dijiste tú? Te amo como hermano, y lo sabes, yo te había dicho todo lo que pasaba por mi corazón y en su momento no lo tomaste en serio, en algo concuerdo con vos. Maduraste y mucho, me alegra que lo hayas hecho- le sonreí, ahora sí podía ser feliz.
Había podido solucionar mis asuntos con Lio y ahora todo volvería a tomar su camino de nuevo, tal como era antes. Antes de estar aquí en Canadá, antes de que llegara esa carta de aceptación que había cambiado mi vida. Ahora sabía que mi mejor amigo había alquilado un acogedor departamento a pocas cuadras de la universidad y eso me alegró un montón.
Saqué mi celular para ver la hora y ya era el mediodía, tenía que volver, no solo por almorzar sino porque Emmett volvería y le había prometido estar allí, me despedí con un largo abrazo y me fui caminando rápidamente hasta el instituto, por suerte él aún no había llegado, lo que me daba tiempo a cocinar algo. Hoy había sido un día perfecto, por lo menos hasta ese momento.
JTU

ESTÁS LEYENDO
Claro de Luna
RomanceEli es una chica soñadora, con un corazón algo sensible y susceptible, aprende a amar rápido pero olvida difícilmente, después de que su mejor amigo Lio, del cual estaba enamorada, se olvidara prácticamente de ella; Eli trata de rehacer su corazón y...