CAPÍTULO TRES

169 10 0
                                    

Eider Müller

Juntando las piezas del rompecabezas.

Han pasado días sumamente extensos y agotadores. El otoño hace su presencia, y la nostalgia también, pero el trabajo y la entrega inmediata de informes me han mantenido con la cabeza ocupada evitando que vaya al más allá.

Firmo y sello el pie de la hoja, dispuesto a entregar mi decimo informe del mes, cuando normalmente son alrededor de cinco. La oficina se encuentra con un nivel de estrés mayor al de semanas atrás cuando encontré el cuerpo a un lado de la ruta. Las victimas van en línea ascendente y el gobierno pide explicaciones al jefe general de la policía londinense, es decir, mi superior.

Es horario de mi almuerzo, aunque no me apetece ningún bocadillo. Opto por quedarme leyendo "La lógica inexplicable de mi vida" de Benjamín Sáez. Entre dudas y respuestas a media que avanza el libro, logro cuestionarme innumerables aspectos de mi vida. Es una obra que te hace pensar y replantear.

-El jefe te quiere en su oficina -Se asoma Marta, su secretaria personal.

-En un momento voy -cierro el libro y en la cajonera lo escondo, no quiero que Paul venga a romperme las pelotas con que gasto mi tiempo en cosas que no son del trabajo. Lo cierto es que, el libro me ha ayudado un poco a desconectar.

Camino a través de las baldosas blancas que conducen a su oficina. La puerta se encuentra cerrada completamente por lo que golpeo con el puño.

-¡Pasa! -El olor a nicotina entra por mi nariz. Odio el cigarro con mi alma. - Siéntate Müller.

-Señor, ¿para qué me necesitaba? -Me acomodo en la silla.

-Seré breve porque ya me quiero ir. Te tengo una investigación extra -Bajo mis hombros. Me fascina el trabajo, pero estas semanas literalmente no he tenido un respiro para dormir aunque sea cinco horas.

-¿De qué trata?

-La investigación de la asesina en anonimato no avanza, lo único que sigue son los muertos y el gobierno me tiene con la espada en la pared en busca de respuestas. Quiero que seas mi mano derecha en este caso, por favor. Investiga todo lo que puedas sobre sus posibles facciones, lugares que frecuenta, familiares.

-¿Ese trabajo no es de Paul? -frunzo el ceño.

-De hecho, era, Paul es un reverendo inútil y en la posición en que ambos se encuentran, me has servido más que él hasta el momento -estira su mano- ¿Tenemos un trato? -Junto mi mano. Espero que esto me sea útil para avanzar de puesto en el área.

-Entonces mañana comienzo y...

-Comienzas ahora mismo. Disculpa... -su teléfono suena.

Me despido con una seña y tomo marcha hasta mi vehículo procesando lo que ocurrió hacen unos segundos y por donde empezaré. Hasta el momento, lo más certero que tengo es que se esconde en plena ciudad, y que tampoco es que se esconda si nadie la reconoce.

Conduzco rápidamente a mi departamento, esto está desgastándome mentalmente, es como si sintiera poco a poco como mis neuronas se esfuerzan en vano sin una conclusión veraz. Para sumar, el dia está lluvioso. Lo único que deseo es acostarme en mi cama y no despertar por dos días. Estaciono el vehículo y le entrego las llaves a William.

-Señor Müller -se agacha a buscar algo- Otro sobre para usted -me lo extiende.

-Gracias, pero ya nos los recibas. No tienen nada de importante en su interior -se lo arranco de las manos-. Que tengas buenas noches.

-¡Ah señor...! -Me meto inmediatamente en el ascensor antes de que me detenga con otra estupidez más.

Ingreso las llaves de mi piso y arrojo el blanco sobre en la mesita de la entrada. ¡A la mierda!

EXITIUMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora