CAPÍULO DIECIOCHO

34 4 0
                                    


Léa Wright

Un te quiero sincero

Dos semanas después.

Derramo un poco más de amarillo caramelo con un ocre que tengo presente en mi paleta. Doy finos golpecitos con ayuda de una esponja, mezclando ambas tonalidades. Vuelvo al celeste con el que fantasee el cielo y un rojizo algo oscuro, para refrescar el amanecer que se cierne sobre el lino. Desvío la mirada al cuerpo que yace sobre mi cama horizontal. Su desnudez entre los rayos primerizos del sol, su piel caliente y un tanto roja por acción de mis uñas. Me pican los dedos por querer retratarlo, aunque aún no sea el momento. Con blanco y un pincel, trazo los últimos detalles, finalizando la obra por la que me desvele desde las cuatro de la mañana. Añadiendo que fue extraño traer un caballete a mí recamara. Podría haber ido al cuarto acuarela, pero tener al oficial en mis sabanas me sirvió de ayuda.

Quito el lienzo y lo ubico contra la pared para que se seque. Limpio mis pinceles y el desastre que suelo hacer cada noche que ocurre esto, a diferencia que estoy en mi habitación, esta vez. Paso por mi cuerpo una camisa extremadamente grande, puesto que, me encontraba desnuda. Vuelvo a los oleos ya tapados para que no se sequen y los coloco en una cajita de mimbre.

-¿Qué haces? -preguntan desde atrás. Distingo su voz mucho más ronca de lo que acostumbro.

-Me devele -respondo con simpleza mientras sigo ordenando.

Curva sus comisuras en una sonrisa traviesa, su cabello negro le cae sobre la frente. Mantiene la misma postura de cuando dormía, solo que esta vez se ha quitado la sabana, mostrando su gran polla. Mi insaciable apetito no da brazo a torcer, a pesar de haber estado toda la noche en una interminable ronda con Eider.

-¿Siempre pintas desnuda? -Se endereza sobre el respaldar.

Inclino mi cabeza- Así que estabas fingiendo -zanjo. Levanta sus hombros quitándole importancia.

-¿Piensas retratarme algún dia? -Su pregunta me descoloca, porque eso es algo muy íntimo para mí. Algo con lo que no comparto con nadie, ni siquiera Leonor me ha visto pintar.

-Y tú no dejas de hacer preguntas desde que te "despertaste" -finjo las correctas comillas.

-Contesta a mi pregunta -Se pone de pie tal cual lo desnude.

-No. Y ahora vístete.

Observo un deje de confusión en su mirada, pero no refuta en cuanto a colocar su bóxer y luego la ropa que traía. Vuelvo a mi banqueta, quitándole importancia a su presencia. Lo necesitaba para saciar mis ganas, las que se creyó que me dejaría en aquella habitación después de matar a Andriy.

-Vete a la mierda -Suelta antes de cerrar la puerta del cuarto con fuerza.

Abro la misma, yendo a su encuentro más que furiosa por su actitud infantil. Tomo su remera desde atrás, empujándolo lejos de la puerta.

-¿Cuál es tu puto problema?

-Que me trates como basura, Léa.

-Cariño, nunca di signos de tratarte como algo diferente.

-Eso lo supe desde el comienzo -inquiere con los ojos calcinados de furia-. Te comportas como si fueses algo más que ese cascarón amargo al que muestras a los demás. Estás vacía, ¿no lo ves? Te las das de...

-Cuida tus palabras, Eider. No mediré consecuencias al atentar sobre lo que aprecias -empuño mi mano en su cuello-. Hazme enojar y no me faltará tiempo de viajar a Oxford a ver a Lucy -siento como se tensa bajo mis dedos.

EXITIUMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora