Sauves Moi S'il Te Plaît

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No sabías en qué momento llegaste a la cama pero al despertar estaba allí tendida bajo las sábanas, con nada puesto mas que un camisón.

¿Había sido todo un sueño producto de tu cansado cuerpo?

Imposible, aún podías sentir los labios de Tseng en tu cuello y a Sephiroth entre tus piernas.

—Dioses...— Susurraste. Esos hombres sin duda sabían tomar lo que querían.

Levantaste tu teléfono de la mesa, apenas eran las 4:30 am y hubieras seguido durmiendo de no ser por los fuertes golpes en la puerta.
Abriste sólo un poco la puerta para ver un hombre de infantería.

—Señorita _________,venga ¡Rápido!

—Tengo que...

—¡No hay tiempo!

Temiendo lo peor, seguiste al hombre con sólo el pijama puesto. Bajaron rápidamente las escaleras y a los pies de estas habían cuatro hombres, todos vestidos con un estilo muy callejero. Y en ese momento te diste cuenta que de hecho no pasaba nada, y aquello era una trampa.

Te giraste al hombre de infantería, quien avergonzado giró su cabeza hacia otro lado.
Uno de los hombres comenzó a inspeccionarte de pies a cabeza mientras daba vuelta a tu alrededor.

—Si. — Dijo finalmente.— El Don estará complacido. Toma.— y lanzó una pequeña bolsa de giles al hombre de infantería.

Otro hombres tras de ti rápidamente puso un paño húmedo en tu boca. Intentaste gritar, patalear y golpear al aire unos segundos antes de que tu visión se volviera negra y cayeras a merced de aquellos tipos.

   Rufus golpeaba su pie contra el suelo impaciente mientras cada dos segundos revisaba tu reloj de muñeca. No estabas en tu habitación, y cuando fue a inspeccionar las habitaciones de SOLDADO y Turco, tampoco estabas allí.

—Qué chica tan irresponsable.— La caravana salía en cinco.—Rude, ¿Has visto a ___________?

—No, jefe.

—Ve a buscarla.

El hombre asintió y rápidamente volvió a subir a las habitaciones.
Marcó su teléfono.

—Padre, tendremos que irnos a la hora estipulada. No podemos seguir retrasando la gira. Está bien. —Colgó.

—¿Sabes dónde podría estar?—Dirigiéndose a Tseng a su lado.

El hombre, con ambas manos detrás de su espalda simplemente movió la cabeza negando.

—Bueno, tal vez está con Sephiroth.— Dijo maliciosamente, pero el susodicho iba bajando las escaleras solo. Antes de que pudiera abrir la boca para saludar al hijo del presidente, Tseng le interrumpió.

—__________ no está.

Sephiroth frunció el ceño. Te había dejado durmiendo plácidamente en tu cama sólo unas horas antes, y siempre eras la primera en levantarse por las mañanas, y todos sabían que no dejarías tu puesto por nada.
Dos hombres de 2da Clase traían a la rastra a un chico de infantería. El hombre continuaba exclamando "¡No sé nada!" mientras sus piernas se arrastraban por las escaleras con claros signos de haber sido golpeado.
Tras ellos, venía Rude.

—Encontramos esto en su habitación.— el moreno lanzó una bolsa a las manos de tu jefe.

Tseng la atrapó en el aire y con tan sólo sentir la textura de la tela que cubría las monedas lo supo.

—Mercado muro...— En la bolsa había bordado una pequeña C dorada a una orilla de esta.

—¡N-no sabía!
—¿Aceptaste dinero sin saber por qué?— El tono de voz de Tseng había bajado lo suficiente para intimidar al hombre.

Ámame (Sephiroth/TsengxReader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora