Ámame (Sephiroth/TsengxReader)

Ne Sois Pas Jaloux

Efectivamente al día siguiente los periódicos de Midgar habían cubierto el evento
El titular rezaba: "¿Nueva conquista de Rufus Shinra?" junto con una foto de ambos bailando y sonriéndose como si fueran una verdadera pareja. Tomaste un sorbo de la taza de café que sostenías en tu otra mano.
Aún era demasiado temprano y el desayuno a la habitación del hotel fue, en pocas palabras, deprimente. Para haber gastado tantos millones de giles en esta gira, habían ahorrado unos cuantos en una comida de tercera clase.
Dejaste el diario en la cama y te vestiste: una falda ajustada gris, pantis color piel, tacones negros y una pequeña chaqueta del mismo color que la falda, una blusa blanca bien planchada y un pequeño moño en el cuello.

Tseng estaba demasiado familiarizado con estas escenas para su gusto: Reno tirado en el suelo de su habitación semiconsciente. El hombre suspiró pesadamente; su subordinado no sabía cómo comportarse en algunas ocasiones.

—Arriba.— Ordenó.

—Cinco minutos más, mamá.— Respondió Reno somnoliento. Tseng abrió las cortinas y el salvaje sol mañanero pegó al pelirrojo en toda la cara.— ¡Ah! ¡Me quemo!

El hombre de cabellos negros pateó la pierna de Reno.

—Salimos en diez.

Se había olvidado de cuántas veces había tenido que hacer de niñera de Genesis cada vez que salían. Para ser alguien que controlaba la magia a su nivel, no podía controlarse con la bebida. Genesis se había recostado en la única cama de la habitación por lo que Sephiroth tuvo que dormir incómodo en un sillón al lado de esta.
Odiaría que su amigo perdiera su trabajo por algo tan banal como una borrachera así que le lanzó agua con el vaso que él mismo había dejado caer al suelo.

—¡¿Qué mier- Sólo debías moverme un poco ¡¿sabes?!

—Lo intenté, por cinco minutos.

Genesis levantó su cuerpo y sujetó su cabeza. El dolor retumbante comenzó enseguida y la fuerte luz de la habitación lo cegaba.

—¿Puedes...

—No.

Sephiroth recogió sus cosas y se las lanzó a los pies de la cama.

El vestíbulo comenzaba a llenarse de gente, mayormente seguridad disfrazada de civil. Sonreíste complacida, todo iba de acuerdo a lo que habías previsto. Todo, excepto...
Dos hombres aparecieron en el ascensor en cuanto este abrió sus puertas.
Les sonreíste, pensando en lo incómodo que eso debió haber sido para ellos.
No mucho después, y casi al mismo tiempo en el que ambos hombres llegaron a tu posición, Rufus bajó la escalera. Se acercó a ustedes, se inclinó hacia ti y besó tu mejilla deseándote buenos días.

—Mi padre no tarda.— Revisó su reloj.— En dos minutos debería bajar.

Y así pasó. El presidente era un hombre bastante puntual.
Pudiste ver en sus labios una leve sonrisa al observar cómo Rufus y tú estaban lado a lado a un costado de la puerta principal.

Luego del discurso del presidente en el Sector 2, fue el turno de Reno de presentarse a nombre de los Turcos. Sus rápidos, zigzagueantes movimientos sobre el escenario eran difíciles de seguir. Su porra eléctrica, encendida en todo momento, echaba chispas cuando este la hacía bailar en sus manos. En una rápida acción, Reno desapareció de la escena sólo para reaparecer segundos después entre la multitud.
El gentío estalló en "Oooh" y "Wooow" cuando le vieron emerger entre ellos. El pelirrojo se acercó al escenario sonriendo mientras la gente le aplaudía.
Por el rabillo de tu ojo viste, a un lado del escenario, a Rufus. Cuando la presentación terminó, te acercaste allí y torpemente te tropezaste. Rufus tomó tu brazo suavemente.