Yugitober (Yugi x all)

7. Ojos

Pareja: Makoto Sunakawa x Yugi Mutou

Universo: Yu-Gi-Oh x Ore Monogatari

NA: Les dije que era medio raro con mis shipps, no me peguen 👉👈

Suna era muy perceptivo, sabía leer el lenguaje corporal de las personas y podía saber el momento en que estos le mentían.

Aquella habilidad no era tan buena como se podía creer, está traía sus consecuencias, no podía establecer una relación amistosa con alguien porque todos se sentían incómodos de tener su mirada encima o  en algún momento empezaban a hablar mal de su persona por su aparente popularidad con las chicas (otro punto importante de su persona, el que Takeo se volviera su amigo y hubiera soportado su forma de ser era un milagro).

¿Y en las relaciones amorosas?, se podía decir que era el peor, las chicas eran lindas pero jamás le habían atraído de una manera romántica y, en caso de que pensará en intentar algo con ellas, veía como sus máscaras se caían y mostraban su verdadero ser, burlándose de su mejor amigo como si fuera un bicho raro, eso causaba que todas sus ganas de tener una relación murieran (no decía que todas las chicas fueran así, ejemplo de ello era Yamato, la novia de Takeo y su propia hermana).

Así que, a sus dieciséis años, se había hecho a la idea de que no hallaría alguna pareja, lo cual le había tenido sin cuidado pero aún así le daba escalofríos pensar que terminaría como su hermana quién si terminaría sola al no querer dejar su amor hacia Takeo, pero, vamos, una vez que una chica conocía la verdadera personalidad de su amigo, les era imposible no enamorarse de él, si el fuera una chica también habría pensado lo mismo pero Takeo no era su tipo de persona.

Pero, ahora que había empezado la universidad, tenía un gran problema.

– ... Y así fue como Takeo trajo los utensilios de cocina que necesitaba el chef y así poder ganar el premio que tanto quería – Terminó su relato la castaña.

– Wow, Gouda-san es un héroe.

Un chico llamado Yugi Mutou.

– No es para nada Mutou-san, no podía dejar que el perdiera su oportunidad de mostrar su talento al mundo.

– ¡Eso lo hace más impresionante aún!, no todos dejarían pasar la oportunidad de decirle a todos como había ayudado a un chef profesional.

Podía ver a mejor amigo tapándose el rostro mientras Yamato se reía de la situación, él también se reiría si su atención no estuviera en el chico de cabellos extravagantes.

Veía con atención como su sonrisa parecía irradiar luz propia y eso que tenía la boca cerrada, tenía la teoría que si mostraba los dientes, su sonrisa sería equivalente a un big bang.

... Si su hermana supiera lo que estaba pensando, le mandaría a un psicólogo.

¿Cómo es que había llegado a esa situación donde tenía que ver al Rey de los duelos cinco días a la semana?

La respuesta estaba enfrente suyo comiéndose todas las galletas que había traído Yamato.

Takeo Gouda.

Porque su amigo debía de ser una buena persona que si veía una cartera en el suelo, buscaba a la persona por cielo y mar con el fin de darle su cartera.

Y su amigo, como si fuera un pescador, había pescado al pez más gordo que había en Domino, el Rey de los duelos y creador de los mejores juegos que estaba sacando Kaiba Corp desde hace media década, y claro, tuvo que arrastrarlo a él a entregar la dichosa cartera.

Se esperaba una mala reacción del hombre de veinticinco años al ver a una persona tan grande y musculosa como Takeo con su tarjeta, no sería anormal que alguien pensara que su amigo era un asaltante o algo similar; en cambio, el chico les invito café y galletas como agradecimiento por entregarle su cartera que había buscado desde que la perdió hace dos días, el dinero era lo de menos, el tricolor sólo quería la fotografía que se había tomado con sus amigos de preparatoria en su graduación.

Takeo, tan amigable como siempre, le había sacado una conversación durante las próximas dos horas donde se contaron hasta que harían en la noche, él sólo podía ver cómo ambos hablaban como si fueran amigos de años, así fue como se enteraron que todos los amigos de Yugi se hallaban temporalmente fuera del país por distintas razones y ahora tenía que comer sólo porque también Seto Kaiba, el CEO y dueño de la empresa donde trabajaba, había tenido un viaje de negocios alias "fue a pelear con otro CEO en Estados Unidos por razones que desconocía" y tampoco estaría por las próximas dos semanas.

A su amigo se le ocurrió la grandiosa idea de invitarlo a comer con ellos todos los días mientras regresaban sus amigos y Yugi Mutou acepto.

De eso había pasado una semana y media, y, aunque trataba de mostrarse indiferente como siempre, la realidad es que el tricolor lo hacía una tarea imposible.

Todo en su persona decía "hey, mírame, estoy aquí, fíjate en mi", no es que su superior fuera egocéntrico, todo lo contrario, era muy humilde y amigable, era imposible no fijar sus ojos en el y no querer apartar su mirada de este.

Era tan...atrayente.

Y no es que fuera gay, no, para nada, sólo que, Yugi Mutou podía hacer dudar a las personas con ese pantalón pegado y esa camisa blanca que marcaban sus biceps, y sus ojos, oh, esos ojos.

Sus ojos eran tan únicos, aunque su actitud era serena, el brillo en sus ojos era encantador, se preguntaba si alguien más había quedado prendado de ese par de ojos violetas.

– ... ¡Suna!

Salió de su ensueño y volteo a ver a su amigo quien le veía preocupado al igual que su novia, busco con la mirada al tricolor pero este ya no se hallaba ahí.

– ¿Y Mutou-san?

– Se fue hace diez minutos pero estabas ido, ¿sucedió algo?, ¿acaso te incómoda que esté Mutou-san con nosotros?

Sonrió al ver la preocupación de Takeo, siempre era muy amable y, aunque muchos se aprovechaban de ello, a él le gustaba tener un amigo tan transparente como él.

– No, para nada.

– Qué piensas de Mutou-kun? – Preguntó ahora Yamato.

Bajo su mirada al plato donde el tricolor le había dejado un par de onigiris que había hecho, cinco para cada uno de ellos pero ya se había comido tres.

Takeo no lo diría, pero vio como Makoto sonreía más de lo usual.

– Me gusta.