15. Tesoro

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NA: A mí nadie me puede mentir, Shadi le tenía cariño al bebé en la temporada 0 y también en el arco que tuvo en el manga.

NA: A mí nadie me puede mentir, Shadi le tenía cariño al bebé en la temporada 0 y también en el arco que tuvo en el manga

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Tesoro.

Shadi no era una persona de tesoros, cuando eres el protector de cuatro objetos del milenio, el pensar en algo tan mundano como lo eran los objetos materiales costosos, no era lo suyo.

Durante años había sido así, velando por la protección de dichos objetos y esperar que el faraón despertara finalmente para cumplir su misión.

Para, por fin, poder descansar.

En el camino a ese momento, conoció a hombres llenos de codicia, hombres dispuestos a todo con tal de obtener los objetos que protegía, hombres que fueron castigados por los mismos objetos.

Y luego llegó Pegasus, ese hombre que buscaba sanar su alma después de haber perdido a su tesoro, un tesoro que no era un objeto de gran valor monetario.

No, ese tesoro era una persona.

Cecilia.

La curiosidad insaciable del hombre le hizo ser digno del Ojo del milenio, quien parecía dispuesto a entregarle las ilusiones que fueran necesarias para calmar el dolor de haber perdido a su amada, a su pequeño tesoro.

Eso sólo le trajo curiosidad, en todos sus años de existencia, el uso de tesoro había venido de un objeto, saber que las personas lo empleaban a las personas que más querían le hizo tener interés sobre ello.

Y, una vez listo con ambos objetos del milenio que le restaban (prefería olvidar como el Anillo del milenio se fue de sus manos), emprendió un viaje a varios puntos del mundo, con la excusa de que debía castigar a aquellos que se burlaban de los antiguos faraones y sus corazones codiciosos habían hecho enfadar a los dioses.

Había visto a tantas personas, la mayoría de ellas tenían el corazón negro, pero había algunas que todavía eran salvables, mayormente niños.

También había conocido sus tesoros; muchos tenían objetos costosos como su tesoro, pero algunos otros tenían objetos que no valían nada y cuidaban con su vida así como también seres que consideraban a su tesoro como una persona.

Así fue como creo su propia definición de lo que era un tesoro; algo o alguien que tenía un valor para una persona.

Y se dio cuenta que él, aquél que jamás le había interesado tener un objeto de valor, no tenía un tesoro.

No tenía algo ni mucho menos a alguien que considerará valioso para él.

¿Los artículos del milenio?, esos siquiera le pertenecían, pronto debería dárselos a la persona que tuviera el espíritu del faraón para cumplir su destino.

Aquello no le había importado durante el tiempo que estuvo en Egipto pero, ahora que veía el mundo, ahora que lo había explorado y supo las variables de lo que era un tesoro, simplemente quería tener un tesoro.

¿Pero quién?, no tenía a nadie, sólo era un ser solitario.

Y, entonces, como si los dioses hubieran oído su deseo, halló lo que tanto había querido los últimos años.

Un niño bajito de cabellos tricolores y unos grandes ojos violetas que destilaban inocencia por dónde se viera.

Un niño al que le quedaba grande el uniforme de la preparatoria y que tenía unos grandes cachetes como si fuera un pequeño hámster.

Un niño que no era un niño, sino un joven, un joven que veía con curiosidad su artículo del milenio.

Su tesoro.

– ... Y así fue como mi mamá me dejó quedarme con ese gatito – Le explicó el tricolor mientras comía su helado de vainilla, el joven volteo a verlo, se pregunto que estaría pensando cuando esté le sonrió – Llevo todo esté tiempo hablando con usted y no sé su nombre, yo me llamo Yugi, por cierto.

– Shadi, me llamo Shadi – Contesto.

– ¿Es de Egipto?

– Lo soy.

– ¡Genial!, mi abuelo ha ido muchas veces a Egipto, es un arqueólogo, aunque no tan famoso como el que hizo la exposición del museo.

Sonrió revolviendo sus cabellos mientras veía el cielo, probó su "helado" e hizo una mueca.

Definitivamente estaba helado.

– ¿Piensa quedarse mucho tiempo en Japón?, podría enseñarle los alrededores para que no se pierda.

Lo pensó un instante.

Él sólo venía a castigar al tipo que estaba vendiendo los objetos de un viejo faraón a espaldas del museo egipcio.

Pero ahora que había encontrado a su tesoro...

Tal vez podía quedarse un poco más.

– Sería agradable.

– ¡La pasaremos bien, señor Shadi!

Si, definitivamente ese era su tesoro, un pequeño joven amigable que le hacía querer cuidarlo.

El mejor tesoro que pudo hallar.

El mejor tesoro que pudo hallar

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Yugitober (Yugi x all)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora