Yugi amaba los rompecabezas.
Desde que era un niño de siete años que había sido "abandonado" por sus padres para ser cuidado por su abuelo materno del cual desconocía su existencia, los rompecabezas y demás juegos empolvados (aunque en su mayoría eran los rompecabezas) que tenía su abuelo, fueron aquella distracción que necesitaba para dejar de preguntarse por qué sus padres le habían dejado sin siquiera decir cuando volverían.
Sentir esas piezas en sus pequeñas manos a la par que imaginaba cómo quedaría el resultado final, era una sensación que le hacía feliz, su abuelo decía que era el príncipe de los rompecabezas.
Había iniciado con rompecabezas de cincuenta piezas, posteriormente siguió con cien, ciento cincuenta y doscientas piezas; todos, absolutamente todos los rompecabezas que estaban destinados a personas de un rango de edad menor a los doce años habían sido terminados por Yugi, ¿y su abuelo?, su abuelo estaba maravillado con sus logros y el refrigerador era prueba de ello al estar repleta de fotografías de el colocando la última pieza de cada rompecabezas armado.
Entonces terminaron las vacaciones y debió ingresar a su nueva escuela.
Los demás niños de su salón eran crueles, siempre le empujaban al suelo cuando los maestros no veían, le aventaban bolitas de papel o le pegaban chicles en su cabello puntiagudo, decían que era un bicho raro porque su abuelo era quien le recogía de la escuela y no sus padres (también lo decían por su cabello pero hasta sus propios padres decían que era extraño que tuviera el mismo peinado de su abuelo, así que no le daba mayor importancia).
En esas ocasiones, Yugi aguantaba las lágrimas, porque él era un niño fuerte y no iba a llorar porque sus padres no le llevaban o recogían de la escuela.
Y soportaba todo aquello porque, una vez cruzaba la salida de la escuela, había una persona que le esperaba todos los días y que, si se portaba bien (que era siempre) le compraba un helado mientras le contaba cómo fueron los profesores ese día con él.
Esa persona era su abuelo, aquél hombre que lo había acogido en su hogar a pesar de jamás haberlo visto hasta que sus padres le dejaron con él y al que le gustaba presumir por teléfono a un señor llamado Arthur que era un niño muy inteligente.
Entonces llegó junio y cumplió ocho años, su primer cumpleaños con el abuelo y, aunque nadie fue a su fiesta y debió comer curry y pastel durante una semana y media, su abuelo le entrego su regalo, algo que él decía que era muy especial, casi igual de especial que el (y eso era decir demasiado porque su abuelo decía que era súper dúper especial).
Un rompecabezas dorado.
Intento de inmediato armarlo sino fuera por la mano de su abuelo.
- Este rompecabezas ha estado conmigo por muchos años Yugi, de cuando viajaba por el mundo - En ese momento Yugi recordó todas las aventuras que le contaba su abuelo antes de ir a dormir, viajes para hallar tumbas de antiguos gobernantes o instrumentos de antiguas civilizaciones, una vida emocionante que el deseaba tener cuando fuera igual de grande que su abuelo - En varias ocasiones pensé en tirarlo pero, en estos momentos, estoy feliz de haberlo mantenido conmigo y ahora es tuyo, cuídalo mucho Yugi.
- Lo haré abuelo - Prometió alzando la caja dorada como si fuera la película del Rey León.
Su abuelo se rió mucho de su escena y el también empezó a reír, luego llegó la hora del pastel, un rico pastel de chocolate que su abuelo había comprado con la señorita Tomoe y que, sino fuera un niño pequeño, hubiera pedido una segunda rebanada.
Una vez terminó su pequeña fiesta, su abuelo lo arropó y le dejo dormir con su lámpara de Dumbo, claro, sólo fingió dormir hasta que oyó la puerta ser cerrada, en ese momento se levantó y se sentó en la silla de su escritorio donde reposaba el cofre dorado; lo examinó atentamente sin siquiera tocarlo, las piezas eran muy distintas a las de sus demás rompecabezas pero eso solo lo hacía más especial de lo que ya era para el.
Cuando tomo una de las piezas, sintió algo inexplicable, una calidez que le recordaba a los abrazos que recibía de su abuelo pero mucho más fuerte, se sintió emocionado por aquella sensación, era tan... única.
Bostezó, tenía mucho sueño y mañana tendría clases, volvió a guardar la pieza, tapó el cofre y volvió a su cama con una sonrisa en sus labios.
Mañana resolvería el rompecabezas.
Mañana sería un gran día.
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Yugitober (Yugi x all)
Fanfic31 relatos de extensión variada centrándose en uno de los personajes favoritos de Yu-Gi-Oh Duelo de monstruos: Yugi. Y claro, los shipps no pueden faltar, así que hallarán más de un relato en estos días con alguna parejita y Yugi. Advertencia: Los s...