Paso 22

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Día del cumpleaños de María, 26 de septiembre. Todo debía ser felicidad para ella, pero quizás no lo iba a ser completamente.
Me desperté algo tarde, me tuve que bañar con agua fría, comí las sobras del desayuno y no quería ni sonreír. Tal parece que era uno de los peores días de mi vida.
Los padres de María le iban a hacer una fiesta, una grande, con música, buena comida, muy completa. Comenzaba a las 7:00 p. m. en un salón cerca de la ya conocida heladería.
Me arreglé bastante bien, al menos eso creía yo, una camisa, unos jeans negros y unos mocasines. Todo parecía que tendría un bonito día.
Fui a la plaza para comprar un buen regalo, ya que no quería llegar con las manos vacías, le compré un collar con piedras color rojo, color que, según yo, era su favorito.
Llegué un poco tarde porque mis papás se habían quedado dormidos, además, no encontraban el salón ya que no seguían mis indicaciones.
Eran las ocho cuando llegamos, me despedí de ellos, dijeron que llegarían por mí aproximadamente a las 2:45 a. m.
Entré, fui directamente a donde estaba María, se veía hermosa, parecía que se había arreglado muy bien. La mesa en la que estaba tenía un lugar apartado para mí, en la misma mesa estaba sentada Gabriela, no conocía a nadie más.
Al cabo de un rato, cambié de mesa para hablar con Clara, Gustavo y Rosa. Contamos bastantes anécdotas de la vida, algunas divertidas, otras, serias.
Pusieron un poco de música, tuve que bailar con María, aunque a mí no me gustaba mucho hacerlo, era pésimo bailando.
No estuve mucho tiempo bailando, después de un rato volví a sentarme. Creo que María se enojó un poco.
A las 12:56 p. m., María empezó a tomar. Fui a donde estaba y le exigí que no lo hiciera ya que no me gustaba que alguien a quien quería se hiciera daño. No me hizo caso. Le dije a su madre, pero no le tomó importancia puesto que, dice, tomaba y fumaba desde la muerte de su padre.
Me sentí mal por ella, no quería que lo hiciera, pero no pude convencerla, después de una hora, Gustavo y María comenzaron también.
Siendo sincero, cuando vi que todos empezaron a tomar, me dio un poco el antojo, mas no lo hice. Preferí quedarme así y no arriesgarme a tener un problema con mis padres.
Fue entonces cuando vi a lo lejos a Clara, la única, además de mí, que no se acercó a los vicios. Me quedé con ella hasta el final de la fiesta. No pareció molestarle mi presencia.
Llegadas las tres, mis papás me estaban esperando en la puerta.
Cuando arribé a mi casa, entré rápido para ir a mi cuarto y dormir durante unas 12 horas.

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