Paso 19

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Desperté más alegre que nunca, sabiendo que alguien me quería demasiado, la persona más especial del mundo, aquella mujer que está en tres partes: en mi vida, en mis pensamientos y, lo más importante, en mi corazón.
No sé cómo decirle a mi cerebro que ya no me interesa saber quién es la mujer del sueño. Parece que lo tendré toda la vida.
Llegué a la escuela feliz como nunca, quería ver la reacción de todos mis compañeros al saber de lo mío con María.
A todos les agradó, al menos eso pensé a primera instancia.
Llegué a mi lugar, me sentaba junto a Daniel. Ese día Daniel eligió cambiar de lugar, hasta el otro lado del salón, así que María se sentó junto a mi, nos pasamos toda la clase mandando cartitas de amor. Me pareció extraño el cambio de lugar de Daniel, pero al menos así estuve más tiempo con María.
Durante las clases no tuve tiempo de preguntarle a Daniel lo que había pasado, así que intenté en el recreo. Nada, me ignoró, hasta me evitó varias veces. Pregunté a María y a Gabriela, pero ninguna de ellas sabía; ni la misma Clara conocía la razón.
No tuve otra opción más que mandarle un mensaje preguntando la causa de su alejamiento.
Enviado el mensaje, no tenía otra cosa que hacer, sólo iba a esperar a que contestara, tardó aproximadamente una hora en contestar. Qué falta de interés.
Su mensaje de respuesta era largo, en resumen, lo que quería darme a conocer era lo que probablemente ya era obvio, a él le gustaba María y que, por lo tanto, no podía soportar tal traición por parte mía (a pesar de que yo no lo sabía).
Sabiendo esto, recordé todo lo que había perdido antes de tenerlos, a mis dos mejores amigos, Gustavo y Rosa, a los cuales abandoné unas semanas antes por la misma razón que Daniel, sentirme traicionado.
Al enterarme, le conté a Daniel la historia que ya he contado, era prácticamente la misma que estábamos viviendo pero con otros personajes, le pedí una disculpa si se había sentido así, le conté que Gabriela gustaba de él, lo que lo puso un poco más feliz.
Al haber pedido disculpa a Daniel, debía hacer lo mismo con Gustavo y Rosa.
Mandé los mensajes por separado, para que fuera más apreciable. Ellos no tardaron en responder. Aceptaron mis disculpas. Al fin me reconcilio con ellos, quedamos de vernos en la heladería con nuestras respectivas parejas al día siguiente.
Creo que este día empezó mal pero terminó bien. Recuerdo una buena frase que dice: "No te vuelvas enemigo del hombre del cual dejas de ser amigo", qué les puedo decir, mi filosofía.

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