Un miércoles de octubre cualquiera, a las 10.15, Jorge estaba en el departamento de biología. La clase anterior la había tenido libre y la próxima también. Mientras preparaba una presentación para la clase de los mayores, aquel horroroso timbre que marcaba el final de la clase, le sobresaltó.
Una nube de alumnos de diferentes edades, se cruzaba por delante de la pequeña sala en la que se encontraba.Cuando el pasillo se calmó, apareció Jose desde el ala de 2º de la eso. Se dirigía al departamento de historia, al otro lado del rellano de donde se encontraba el de biología.
El biólogo ni se dio cuenta de que cruzaba aquel profesor del que tanto le habían hablado y Jose tampoco se dió cuenta de que el hombre cuyo nombre tanto rondaba su cabeza, se encontraba sentado en la sala frente del seminario de historia, donde se encontraba su departamento.
En el momento menos inesperado, un alumno apareció de la nada, corriendo, a tal velocidad que se chocó con Jose, tirando sus libros y cuaderno al suelo, y tras ver lo que había hecho, el niño se dio la vuelta y siguió su camino a toda velocidad. Jorge, alarmado por el ruido de los libros cayendo al suelo, dejó su portátil y se dirigió hacia el profesor que se encontraba agachado en el suelo organizando las hojas y maldiciendo por lo bajini.
-¿Estás bien? A los jóvenes de hoy en día les importa una mierda el respeto a los mayores- pregunto este agachándose a ayudarle.
-Si si gracias, estoy bien, pero deberían ir más despacio- contestó Jose subiendo la mirada y fijándose en los ojos grises del hombre que lo ayudaba.
-Aunque fueran más despacio, se seguirán llevando a la gente por delante. No es la velocidad, si no la actitud, y como solo piensan es sexo y el movil, pues te puedes hacer una idea- se levantó.
-Tienes razón- Jose también se levantó y cogió los que el otro le otorgaba, dando paso a un silencio bastante incómodo.
-Por cierto- dijo Jorge cortando el silencio y tocándose la nuca- soy Jorge, profesor de biología.
En aquel momento Jose se bloqueó.
"Es él"Pensó
El hombre que se imaginaba por las tardes, estaba enfrente suyo. Y era bastante más apuesto de lo que su mente imaginaba.
Tenía un pelo sedoso y oscuro que le caían por la frente y debajo de la mascarilla se le podía observar una barba frondosa.
- Emh, Jose, de historia- respondió ante la cara del biólogo de extraño por no recibir una respuesta al momento- y bueno, gracias por ayudarme, pero tengo muchas cosas que hacer, y bueno... pues eso.
-Está bien- dijo Jorge pues su compañero estaba teniendo un comportamiento muy raro. A él también le habían hablado del otro, y bi mentian cuando decían que era bajito. Era un poco(bastante) mono pero tampoco nada del otro mundo.- Adiós- dijo y se dio la vuelta hacia la sala donde se encontraba al principio de la hora.
- A-adiós- contestó Jose y también se adentró en su departamento.
Primero se sentó Jorge, en el lado de la mesa que daba a la puerta y se quitó la mascarilla por lo que Jose, que seguía en el rellano, pudo ver unos labios finos, color melocotón,entre todo aquel pelo que había tenido su barbilla. Rápidamente se dirigió al seminario de historia, antes de que su cuerpo le incitara a que sabía que al final se acabaría arrepintiendo.
Se sentó lo más cerca de la puerta que pudo y siguió mirándole trabajar, pero cuando sonó el timbre que anunciaba la hora del patio y vio a Jorge levantarse e irse, se dio cuenta de que llevaba casi toda la hora mirándole por lo que no había adelantado nada.
Jorge se dirigió hacia el departamento de historia, le guiño un ojo al profesor que había dentro y se dirigió hacia la cafetería.
En aquel momento, Jose descubrió que Jorge tenía algo que le embobada y le ponía a mil por hora. Y Jorge también se había dado cuenta, e iba pensando cómo podía calentar al profesor de historia.
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Juramento eterno de sal
Romantizm2 profesores, un instituto y muchas miradas en los pasillos