Día 8: Obediencia

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Sentía su corazón latir a mil, la eufória no paraba que aturdir cada gramo de su ser. Cada parte de su cuerpo.

De repente aquella mano tan fuerte que conocía a la perfección, la sujeto con firmeza, todo en conjunto con una hermosa sonrísa en los labios que portaba su instructor. Indicándole con esa señal, cual sería su próximo movimiento a realizar.

El imponente varón paso la mano por la cintura de aquella delicada dama que le pertenecía secretamente, para hacerle dar un giro en su posición apegando aún más sus cuerpos al concluir el movimiento. Aún con la romántica música de fondo, ese sin lugar a dudas era la mejor prueba de que el baile de la lambada era el mejor del mundo.

Por algo era conocido como el baile prohibido.

El apasionado guía, se acercó hasta la oreja de la joven y susurro despacio cuando está estaba de espaldas y el detrás suya, para lentamente deslizar aquellas fuertes manos por la suave y con miles de curvas cintura delgada de su aprendiz.

-Dejame hacerte el amor con este baile, preciosa~... - hablo con coquetería el varón mientras ambos se movían al ritmo de la tonada.

Las luces del salón privado se volvían más tenues y el ambiente de calentaba lentamente en éxtasis de más pasión.

Ambos moviendo las caderas uno contra el otro, casi como si varón se adentrara en la piel de la emocionada joven, todo era completa pasión.

Las pisadas de ambos sonaban contra la fina madera del muy elegante privado salón, en donde la joven había asistido en un inició hace algunos meses con el objetivo de aprender del famoso baile que a su marido tanto le gustaba. TK era un fanático empedernido de la lambada.

Quien en muchos aniversarios le confesaba que deseaba poder bailar con ella.

Pero irónicamente jamás le había enseñado, al ser alguien tan dedicado a su trabajo, el cual también requería que su esposo viajará miles de días al mes, provocando que se vieran prácticamente nada.

Aunque al conocer a Peter, su actual instructor de lambada, no pudo evitar casi pecar con la mirada, al deleitarse con un cuerpo tan bien formado de este y la manera tan sublime con la que se movía. En todos y cada uno de los bailes que presenciaba de este. Siempre con el corazón a mil, lleno de miles de emociones.

Pero extrañamente desde hace algún tiempo atrás, la tensión sexual entre ellos estaba al límite.

Ella podía resistirse a la seductora aura que rodeaba a su apuesto instructor.

Reconocía que en lo más profundo de su ser, estaba llena de un inmenso deseo reprimido y Peter era como un demonio que la seducía cada sentido posible.

Mas aún cuando el tocaba tan descaradamente su cuerpo. Con simples excusas de enseñarle a moverse mejor.

Recordaba como el fuerte varón rozaba sus caderas en cada baile, también cuando sujetaba su cintura y se apegaba a ella con su muy bien trabajo pecho. Todo eso combinado mientras movían ambos las caderas y realizaban miles de pasos aún más pecaminosos.

Sabia perfectamente que estaba seducida por completo ante ese hombre y no estaba en lo más mínimamente arrepentida de eso, ni de hacerle caso a Lucy por una vez.

Cómo ella le dijo; "Qué se deje llevar y que pasará lo que tuviera que pasar".

Aún más cuando el deseo era casi palpable en el aire, cuando ambos se movían por horas tocando y rozando sus cuerpos sin el menor pudor ni vergüenza alguna.

Quizás pasaba más de esas cosas por el corto, demasiado corto vestido, que había escogido para verse aún más atractiva para su guapo instructor. Con ayuda de Lucy claro.

Ella sola no se podría animar a tanto.

Cuando salió de sus pensamientos fue justo en el preciso instante del movimiento en el paso final que debían hacer con su caliente instructor.

Peter se acercó a su rostro, y sin poder aguantar mucho más de aquella excitante tensión, por fin se armo de todo su valor. Y probó aquellos dulces labios que tanto habían estado en su mente día y noche. Por fin se habían besado.

Probó por fin la suavidad de aquellos suaves labios, embriagandose casi como si fueran una droga muy potente. De repente, la larga y afilada lengua de Peter se adentró en lo mas profundo de su boca.

Ambos se tocaron entre si, todo mientras Peter le levantaba una de sus piernas para que rodeara con esta su cintura y dar leves movimientos casi pareciendo embestidas contra su intimidad aún cubierta por la ropa.

Emitió miles de gemidos en medio del sucio beso, sonrojandose casi como tomate. 

Peter era el mejor enseñando muchas cosas y una de esas era...

Lo que amaba de su propio cuerpo....

Fin...?

Provocativas Sensaciones[Peter x Y/N] #PeterpostingChallengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora