Día 18: Afilado

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Solo pudo morder su labio inferior con mucha fuerza, hasta sacar sangre de esa área. A la vez que sentía como era sujetada duramente con esas gruesas y duras cadenas de metal en cada una de sus extremidades. Impidiéndole cualquier movimiento o siquiera el mínimo intento de escape.

Solo atinó a inclinar su cabeza hacia atrás, usando de soporte todo lo que ofrecía aquella maldita silla de cuero negro.

Desvió sus ojos en dirección del techo de ese oscuro cuarto, recordando en medio de esa acción vagamente, la brutal manera en cómo había sido sometida a esa situación en contra de su voluntad.

Y todo por aquella adictiva sensación, que era tan inmoral e incorrecta...

Pero era simplemente tan desgraciadamente embriagante en todos los sentidos de la palabra. Proporcionándo a todo su cuerpo, por muy insignificante y pequeña que fuera... esa dulce sensación de liberación, que le hacia retorcerse hasta la médula.

Y todo proporcionado por la punta de una simple y pequeña aguja quirúrgica de material metálico.

La cual por cierto era una de las pocas cosas que aturdian brutalmente toda su mente, desde el exacto momento en que atravesaba su fina y suave piel de porcelana.

Dejando sin la menor delicadeza posible, el éxtasis total del placer morboso en todo su sistema...

Un placer tan incorrecto y cuestionable que jamás pensó tener o depender tanto de él, como si fuera el aire mismo que llenaba sus pulmones. Perturbando su rara visión de lo que era el mismisimo placer, especialmente el sexual.

Era tan adicta a esa enferma y mórbida situación de liberación que recibía.

Aunque para su mala suerte (en un comienzo) su pareja actual, había descubierto desde hace mucho tiempo atrás, lo enferma y adicta que era a esa oscura faceta del placer sexual.

Inicialmente no estaba en sus planes revelar nada, pero... debía de reconocer que el constante acoso e insistencia que recibía de su novio, si habia tenido mucho que ver con esa revelación final y que por resignación le había dado.

Qué ella era una maldita belonefilica, sin el menor remedio posible.

Desde muy temprana edad, casi desde su mera niñez había descubierto lo atraída que estaba a una idea en particular.

Todo por ver (por accidente) a una amiga suya siendo vacunada... el gesto que había puesto, simplemente el modo en como la aguja había atravesado su piel de un modo tan suave y firme. La fuerza con la que el maldito doctor había sujetado el brazo de su amiga...

Quería sentir eso.. necesitaba en verdad saber que se sentía todas esas malditas sensaciones en su maldita piel. Y lo había hecho, fingió al día siguiente estar tan mal de salud que había faltado incluso a clases.

Por suerte como vivían en un lugar muy alejado de la ciudad, no había mucho material para trabajar por parte del médico de su vecindario.

Así que simplemente sin tomar en cuenta muchas cosas, como examinar bien su condición.. la vacunó para un mero resfriado común.

Cuando eso había ocurrido, casi tembló con fuerza por tantas emociones que le habían aturdido todo el cuerpo. Se había aguantado un grito que quería soltar aún en presencia de ese médico. El modo en que sujetaba con fuerza su brazo, la fuerza y brutalidad en que sentía como esa aguja hacia atravesado su pobre y sensible piel...

Casi se desmaya por tanto placer a tan corta edad.

Y se había vuelto algo rutinario, muchas veces donde al "enfermarse" sus padres la llevaban al médico, siempre se aguantaba todo con tal de llegar al punto en que el doctor tuviera que inyectarle alguna medicina.

Provocativas Sensaciones[Peter x Y/N] #PeterpostingChallengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora