prólogo 1/4

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En alguna parte de las calles concurridas y atareadas de Japón, se puede distinguir una joven que camina, empujando un carrito de compras desgastado y sucio, al igual que sus ropas, repleto de objetos que para unos podrían ser basura y para otros el pan de cada día. La chica no sobrepasaba de los 17 y a pesar de su aspecto sucio, aun se le podía distinguir su cabellera c/cabello y un poco del color c/piel que su piel antes poseía,el cual ahora tenia una capa delgada de tierra e impurezas. Su mirada era afilada y profunda, poseyendo unos ojos negros tan intenso que te causaban escalofríos. Su nombre era T/A Naomi.

Pero a pese de que se viera una persona dura y fuerte por simple vista, por dentro era solamente una niña triste que deseaba simplemente el cariño y amor que nunca pudo tener.

Ella era hija única de un matrimonio religioso y muy estricto que solía satanizar todo lo que tuviera que ver con el sexo y la sociedad actual. No tenia una relación cercana con sus padres, siempre que quería hablar o interactuar con ellos le soltaban la popular "no tengo tiempo" o "vete a estudiar que para eso trabajo".  Su vida era muy rutinaria y aburrida, se la pasaba estudiando y no salía ni tenia amigos, su cara se había vuelto malhumorada y siempre estaba amargada por la vida tan desgraciada que esta llevaba y le habían echo llevar sus padres, perdiendo por completo su sonrisa. ¿Novio?, estaría muerta de hacerlo, sus padres decían que era una perdida de tiempo y que su única prioridad debían de ser sus estudios.

A falta de ese cariño que buscaba de sus progenitores, lo fue a encontrar en el primer idiota que le hablo bonito. Dejándola a su suerte cuando se entero que estaba embarazada diciéndole antes de desaparecer de su vida "Ese hijo no es mío, vete a echarle la culpa a otro", dejándola con el corazón destrozado y muerta en llanto.

Pero lo que mas le dolió era de que su familia, la que nunca te deja y apoya, hizo lo contrario. La echaron y la insultaron por haberlos traicionado y deshonrado. Jamás olvido sus caras de decepción y vergüenza asía ella, dejándola devastada, esa semana fue la única vez en la que sus perlas negras soltaron lagrimas.

Se quedo sola, no tenia a nadie mas, ni familia, ni amigos, ni trabajo ni novio. Se consiguió un pequeño departamento, no tan caro, que podía pagar y podía vivir una temporada con sus ahorros que con el tiempo estuvo juntando para pagar su universidad y que sus padres no batallaran tanto por los gastos de colegiaturas. Pasaron unos días y el dinero se acababa y por mas que buscaba trabajo nadie quería a una chiquilla inexperta y embarazada. 

Desesperada y llena por la culpa pensó en abortar pero su embarazo ya sobrepasaba los 4 meses y no tenia dinero para pagar un aborto clandestino.

Se sentía perdida y abandonada, quería suicidarse pero le aterraba la idea de morir y lo único que la logro salvar fue aquel angelito que en cuanto lo tuvo en sus brazos lloro pero de felicidad, pidiéndole perdón por aquel pensamiento tan obscuro que cruzo su mente y prometiéndole que siempre la amaría y protegería aunque su vida dependiera de ello.

Su vida no mejoro, al salir tampoco encontró trabajo y menos con ahora una bebe. La corrieron del departamento cuando ya no pudo pagar y tuvo que vivir en calles, comiendo de lo que lograba vender de basura y obtenía de las limosnas.

Su vida no era feliz pero lo que le atraía luz  era su hija. En todos sus años de vida nunca pensó en sonreír tanto. Su vida no era la mejor pero se tenían una a la otra.

Lo que la carcomía aun por dentro era ver como su hija veía con tristeza a todos esos niños caminando alado de sus padres sin tener la necesidad de pasar por a situación en la que ellas pasaban, aunque su hija siempre sonreía sabia que deseaba una vida diferente a la que ellas vivían. Pidiendo cada mañana que sus hija pudiera tener aquello que nunca a tenido.

Tokio revenger y tú (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora