Vincent:
Por fin había podido ponerme de pie para asistir a la escuela.
Mi madre me dejó en el portón, me dio un último abrazo y me regaló una sonrisa. Yo no podía apartar la mirada de su labio partido y su cuello con marcas. Me despedí de ella dejando un beso en su mejilla. Me bajé del auto y entré. Iba cojeando, tenía dolores en el cuerpo, sobretodo la pierna derecha y la cabeza. Era temprano y era martes, tocaba educación física a primera hora, por lo que supuse donde estaría mi grupo.
Llegué al salón de gimnasia, la banda escolar tenía un ensayo ese día. Me podría distraer oyendo la marcha sincronizada y la armonía de los instrumentos. Pero era todo lo contrario. Desde antes de entrar al salón se escuchaba lo horrible que sonaban juntos. A Fritz le estaba costando un poco ponerle orden a su agrupación, pero no podíamos culparlo por eso. Podía ser por los nervios de que era la primera vez que le tocaba coreografiar y dirigir, pronto habría un partido y nosotros eramos los anfitriones. Pensar en el juego hacía que la pierna me doliera más.
Apenas crucé por la puerta, Scott notó mi presencia. Me regaló una sonrisa plena, me aliviaba un poco las molestias. Hasta que ese gesto adorable se volvió preocupación. Percató mi extraña forma de caminar y no vaciló en correr a ayudarme con mi mochila. De inmediato saltó su pregunta.
—¿Por qué no viniste ayer?
—Sí, Scott... Me alegra verte.
—Vincent— reprochó. —, ¿por qué estás cojeando?
La pregunta me hizo eco. El día domingo me hacía eco.
...
Me había ido de la casa de Fritz mucho después de almorzar, nos habíamos quedado él, María y yo conversando muy animadamente. Me enternecía verle los nervios a Fritz por tenerla cerca de él, cuando decidí retirarme casi que me pedía que me quedara, no quería quedarse solo. Pero me fui, ya me estaba quedando como el mal tercio y él debía aprender a sobrellevarse sin nosotros alguna vez.
Me fui fumando un cigarro por la calle. Había sol así que iba buscando los rincones con sombra por todo el camino, hasta que llegué a la villa. Dentro de casa me esperaba algo y yo ni pendiente. Dejé mi bolso en la entrada y me fui a la cocina para beber agua, o asaltar la primera jarra con jugo que viera mal puesta en el refrigerador. Por suerte era lo segundo.
—¿Llegaste?— suspiré tras oír la voz gruesa desde la sala.
—Sí— respondí levantando la voz. Avancé a la sala, me encontré a mi padre viendo su teléfono con cara molesta. —... ¿Y mamá?
—Salió...
—Mmh... Iré a mi habitación.— fingí una sonrisa pequeña y me encaminé a mi recámara.
—Vincent, ven acá y explícame algo...
Me congelé en mi lugar. Me dí la vuelta y al verle los ojos a mi padre un temor se me iba calando dentro del cuerpo, sentí que quería correr pero no tenía la valentía para eso. En el suelo había botellas vacías de cerveza. Levantó su teléfono. Era una captura de una historia en mi Instagram de anoche, donde me retraté con Scott: yo sonreía mirando la cámara, él paso su brazo al rededor de mi cuello y me daba un beso en una mejilla. Además de haberle puesto uno que otro corazón a la foto.
Mi padre nunca, jamás en la puta vida, desde que tiene teléfono, se había interesado en ver mis malditas historias. Pues él no sabía cómo hacerlo. Hasta ese día, claro...
—¿Qué significa esto?
—Es solo una foto, no significa nada.
—Y tú dijiste que me lo creí— se levantó y me plantó una cachetada en la cara. Me quedé ahí asustado, no sabía que hacer, las ganas de correr volvieron con mayor necesidad. —. Me llego a enterar... Que andas en cosas raras con este chico y tenlo por seguro que te quito la tontería a golpes o hasta ese día respiras— bajé la cabeza. —. ¿Entendido?
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NADA SERÁ IGUAL / FNAF AU (VinScott-FritScott)
RandomLa juventud es un época memorable en la vida de muchas personas, es donde se vive el primer amor y el desamor, entre mil otras circunstancias. Esta historia no es la excepción. Acompañemos a nuestros conocidos guardias de Fnaf en una aventura del ti...