𝑏𝑎𝑏𝑎

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MexicAnt

Ahora mismo solo miraba al baboso que tenía a mi lado. Y cuando digo baboso no miento, se había dormido hace un rato y ya parecía fuente.
Según lo que dicen, cuando babeas es porque estás durmiendo bien.

Me pregunto si Argentina babeara a diario.

También me pregunto si esa era una pregunta linda por mi preocupación o asquerosa por querer saber si babea. Supongamos que era linda.

La convivencia entre nosotros era... Medianamente buena. Solo era cuestión de saber cuándo bromeaba y cuando no, a veces decía las cosas enserio y no lo entendía, otras hablaba en broma, más que nada cuando me insultaba, cosa que primero lo tomaba literal, aunque al escuchar su risota entendía que era broma.

O solo se le hacía muy divertido el insulto que había dicho. Debo admitir, es increíble su creatividad para hacerlo. La vez pasada dijo que tenía menos forma que un pochoclo.

No supe cómo sentirme, pero Argentina se rió demasiado.

En fin, no sirve para ver televisión en un día lluvioso, se duerme al instante como pendejo.
Sentí como se removía en el sillón, terminó acostándose con la cabeza en una de mis piernas, ahora sí estando despierto pero algo adormilado por recién despertar.

──Ojito que es no homo ah ──aclaró usando la palabra mágica que le había enseñado.

──Mirá nomás ¿Y cuándo va a ser si homo? ──pregunté viendo como dejaba de usar el celular que había agarrado rápido después de despertar, se quedó tildado por un rato hasta que frunció las cejas.

──No seas trolo, man.

Se quedó tieso mirando el techo, parecía moribundo. Mientras él hacía eso, yo me estiraba teniendo cuidado de no tirarlo, además de recordar lo que había estado esperando para decirle. Él baboso se durmió cuando le estaba hablando.

──Me invitaron a una comida, así de compas. ──Comencé a hablar, aunque Argentina parecía ir sabiendo por dónde venía la charla.

──Ah mirá vos qué interesante.

──Y quería que...

──¡No! Ya comenzó el premio de la cocina, callate ──evitó la pregunta prendiendo el televisor y poniendo ese canal. ──Igual son medio moqueros estos, ni una galletita saben hacer los infelices.

Que facilidad tenía para intentar cambiar de tema.

──Pero ──escuché que me silenciaba y subía el volumen. ──Ya we, no puedes solamente socializar conmigo.

No quería decirlo de ese modo, pues sería exponer mis planes, pero el otro parecía saber de ante mano cuál era el objetivo.
Volteó a verme, para devolverse a la televisión, levantando y bajando los hombros.

──Ahí tenés la puerta, Master.

Negué varias veces indignado, no podía ser así de caprichoso. No entendía que tanto le costaba, hablaba bien conmigo, soy igual que otra persona de por ahí.
Quizás más lindo, pero no viene al caso.
Sentí que me miraba de reojo y no pasaron ni cinco minutos de mi enojo, ya que al instante comenzó a picar mi rostro con uno de sus dedos.

──Che te estoy jodiendo nomás, no te enojes ──explicó aún viendo la tele, aunque al ver que no le respondía, volteó. ──Dale Mexi trolo, no te enojEs ──pidió haciendo una entonación rara en la "E". ──Si te enojas, me enojo.

Suspiré y miré hacia abajo, al hacerlo sonrió y antes de que pueda decirme algo coloqué una de mis manos en su frente. Estaba confundido, pero al ver que amenazaba con tirarle un hilo de baba en el rostro, se tiró hacia el suelo para bajarse de mis piernas y el sillón. Cosa que me hizo reír.

──¡Pero México, no tontie pue'!

ARGENTINA T

Agarré una almohada cuando me levanté, claramente dispuesto a cagarlo a trompadas y escupirle el oído por lo sucia que me pareció su amenaza.

──¡Sos re sucio, no quiero tus cochinadas! ──le grité enojado, pero obviamente no podía evitar reír.

Me estaba riendo mientras le pegaba y él se cubría, pero en un momento me estrese y me volví a sentar, estaba vez en modo bajón ah.
Aunque el estrés me llevó a querer llorar, si, bien marica.

──¡Pero! ¿Por qué lloras? ──preguntó estando extrañado, pero todavía riéndose.

El cambio de humor fue tan rápido que siquiera tuvo tiempo de acabar su risa.

──¡Y por qué me da asco tu baba! ──se comenzó a reír más fuerte y yo me quedé dónde estaba.

Al menos hasta que notó que hablaba sin jugar y parece que se sintió responsable y mal. Parecía broma, yo sé, pero con eso no se juega.

──Noo, perdón, perdón, no llores ──dijo acercándose y abrazadondome.

Estaba tentando el forro ese, lo quise alejar, pero se seguía riendo, al final yo quedé tirado rompiéndome la espalda con el apoya brazos y con una morsa encima. Aunque se seguía riendo de , según él, mi actitud infantil y llorona por un poco de baba. Aunque se levantó un poco, manteniendo los brazos a cada lado mío, me miraba sonriente y yo tenía mi mejor cara de orto.

Me molestaba su sonrisa, la odiaba.

──Acompáñame a la comida esa que te dije ──negué, sin querer caer ante la insistencia. ──Ándale, es comida gratis.

──Para eso me la pago yo solo.

Estaba recargando baba para hacer como rana y tirarsela en la cara, pero se dió cuenta de cómo estaba moviendo la boca por dentro para, que se yo, ¿Salivar?

No sé, digamos que crear baba.

──No me escupas. ──Retó y yo trague. ──Si vas, te doy lo que tú quieras.

Apa.

─ ¿Lo qué yo quiera?

Me miró dudoso cuándo comencé a sonreír, probablemente notó mis intenciones malvadas.

──Menos echarme de tu casa.

Dejé de sonreír.

──Entonces no vale la pena ──frunció el ceño indignado y me volví a reír. ──Te estoy jodiendo nomás, no quiero nada tuyo, gérmen andante.

──¿Entonces vas a venir?

Lo pensé por un momento, derritiendome en el sillón, obviamente teniendo cuidado de no tirar al que estaba encima mío, se cae sobre mi y me mato.

La verdad verdadera, es que no quería ir, a veces ni siquiera quería que él estuviera acá. Me daba la sensación de que si íbamos, me iba a ignorar, cosa que no me gustaría. No me puedo integrar bien a las conversaciones, me desagrada. Y no quería que me deje de lado.

No quería acostumbrarme a él, pero ya lo había hecho.

¿Estaba bien? Más o menos, pero México quería que yo tenga más amigos.

Él se parece considerarse a si mismo una capacitación de "como socializar y ser agradable en cinco pasos", cosa que en algún momento iba a terminar.

¿México conmigo iba a terminar?
Pará, sonó re cavernícola eso.

──¿Vienes? ──volvió a preguntar sonriendo.

Se veía contento a la espera de que dijera que si, suspiré incómodo mirando hacía un costado, mientras sentía como me hacía más "chico" en mi lugar.

──Voy.


𝐄𝐅𝐈𝐌𝐄𝐑𝐎 | 𝘔𝘦𝘹𝘈𝘳𝘨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora