𝑠𝑜𝑚𝑜𝑠 𝑖𝑛𝑚𝑜𝑟𝑡𝑎𝑙𝑒𝑠 𝑐𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑛𝑜𝑠 𝑚𝑖𝑟𝑎𝑚𝑜𝑠 𝑓𝑖𝑗𝑜

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MexicAnt '

Pasó un mes.
Un mes y dos semanas, empezando una tercera que lleva dos días aconteciendo.

Ese es el tiempo que estuve pasando con este wey. No sé si lo notó, el pasar del tiempo, pues mientras yo ya uso remeras por la calidez del aire, él sigue usando buzos o remeras de mangas largas.

Una vez más, yo sabía que él estaba despierto, nunca terminé de entender porque no solo me habla y se queda dándome su espalda. Cómo si fuera a decirle algo malo, ni siquiera le apesta el aliento, pinche morro higiénico.
Volteó a verlo estando sentado en la cama, desperté hace un poco, pero recién me levanto; me aseguré de que está despierto.

Él no lo sabe, es un secreto que guardo como si fuera pecado. Y es que, en cierta ocasión, desperté mucho antes. Fue tan crucial que de tan solo pensar ese momento, viene el pantallazo como si nada y se queda en mi cabeza.

Desperté y miré la habitación. Todavía tiene las paredes algo descascaradas y las cortinas del balcón aún son cortinas viejas y blancas; no me hubiera levantado porque nos dormimos antes de que amanezca, solo que al pasar la noche afuera, olvidamos de cerrar las telas y el balcón.

Bien pinches confiados, que sorpresa haber despertado con todo el departamento amoblado y los calzones puestos.

Por eso, no salí del sueño con un despertador, sino con un aire fresco en la nariz y al mismo tiempo un sol. Ahí es cuando noté lo pendejos que fuimos al querer poner la cama frente al ventanal porque se veía "Tumblr".
Abrí los ojos y por una vez, aún dormía. Lo miré por un rato, sin comprender porque se veía tan bonito cuando el sol le pega en la cara, siendo que Argentina odia tomar sol.

Odia el sol, porque no le gusta como pega al mediodía y prefiere dormir siesta a la tarde. En lo que vivo con él, puedo suponer que nunca probó el sol de la mañana y por eso odia a la bola amarilla pendeja esa.

O podría hacerme el filósofo y pensar qué, odia el sol porque sabe lo cálido que se ve bajo este. Es parte de su personalidad hacerse el frío, pero bajo el sol y durmiendo con tal paz, es imposible creer que es un mamón frívolo.

Es cálido. Tanto que quiero abrazarlo.
Lo hice, creí que sería solo un día.

Y ahora lo abrazo cada mañana, incluso si está despierto.

Las primeras veces mi brazo pasaba desapercibido, podía sentir su cuerpo tensarse un poco y si bien no quería que quede en esa incomodidad, para mí era imposible soltarlo. No quería despegarme de esa calidez tan visual que tiene durante las mañanas.

Ahora mismo, volví a recostarme y lo abracé como siempre, ansioso por recibir la respuesta que estuve recibiendo en las últimas semanas: su mano tomando la mía para llevarla a su pecho.
La recibí y una vez más, ese calor me envolvió por completo, sin importar si podía o no ver su rostro.

Decido pensar en la mañana, aunque es todo una mentira. Nada de eso está sucediendo ahora.

Lo que está pasando es que no entiendo porque lloras y el estómago me ruge sabiendo que tiene un tazón con cereales en frente y no puede tomarlo.

──¿Estás llorando?

No wey, ¿Sabes qué no?
Solo transpira por los ojos.

Argentina se cubrió rápido los ojos, o más bien comenzó a fregarlos con violencia, algunos sollozos se escapaban de su boca y yo no sabía cómo actuar. Nunca lo ví llorar por algo que no fuera un berrinche, así que me impacta, peor porque lo está haciendo luego de que yo hable.

Trate de tomarlo por el rostro, me tembló la mano creyendo que me quitarás. Me equivoqué por completo, apenas tuviste mi mano sobre tu mejilla, dejaste de cubrirte y me miraste con lágrimas.

Me asombré y se notó.
Porque tenemos contacto visual.

Cómo lo hemos estado haciendo hace un mes y dos semanas. Comenzando la tercera, llevando dos días de inicio.

¿Por qué llevo tan fuerte la cuenta si nos estamos mirando a los ojos todo el tiempo?

¿Acaso nunca descubrí que puedo perderme mientras lo hago?

Cómo si fuéramos inmortales.
Inmortales solo cuando nos miramos fijo.

──Tengo frío. ──Dijo y la expresión de ligera sorpresa que tenía decayó. Sus cejas se hicieron de a poco hacia arriba y al contrario sus comisuras para abajo. ──Siento frío.

Él aún siente frío, incluso cuando estamos entrando en primavera y yo uso remeras. Argentina aún usa buzos o camisetas, porque tiene frío.

¿Por qué tiene frío alguien tan cálido?

No podía responder, no era el momento, pues notaba su boca entreabierta y como parecía buscar palabras para continuar hablando. También era fácil deducir que pelea con el llanto, entre sollozos los hipidos parecen palabras que no acaban de formularse ni siquiera en balbuceos.

Quiero que salgan de su garganta, tiene algo que decir y necesito escuchar. Agarré su rostro con la otra mano, con más confianza y enseguida, su voz salió:

──Si te vas, va a hacer más frío.

¿Escuché bien eso?
Si, lo hice, estoy seguro porque mi corazón se rompió.

Y como lo escuché, no sé que responder.

Estamos casi en primavera, él aún siente frío.
Tiene frío, pero si me voy tendrá más.

¿Cómo funciona eso?
No puedo entenderlo. Mucho menos saber que verga responder.

──Mames wey... ──Dije y reí incómodo. ──Pero si estás bien calentito.

Y para que lo veas, solté una parte de su rostro, agarré tu mano y volví a ponerla dónde iba, esta vez envuelta por la mía.
No cambiaste de expresión, en lo absoluto. Solo yo percibí lo cálido.

──Dije que me avises cuando quieras que me vaya ──sus ojitos cayeron más y me angustié ──pero ayer dijiste que no me coma tus papas.

──Te las comiste igual, hijo de puta.

──Ya ves, nunca te hago caso.

Le sonreí, tratando de que funcione como siempre. Sus cejas se arrugaron un poco y pude ver todo el proceso que estaba haciendo, queriendo entender porqué saque ese tema flote y peor aún, que tiene que ver con la conversación. Hasta que entendió y pareció sorprenderse.

Ojalá hayas entendido el mensaje subliminal.

──Sos ridículo pibe.

──Ah mamoncito, ahora te haces el pendejo.

Blanqueaste los ojos e hiciste que te suelte, tenías cara de odio así que me reí y dejé de mirarte, ahora sí complaciendo a mi estómago con comida. Solo que, fue inevitable girarme a verte.

Y gracias a la virgencita que lo hice y que te ato el cabello todo el tiempo.

Porque pude ver tu sonrisita cálida.

ARGENTINA T

¿Puede ser que estemos en primavera?

𝐄𝐅𝐈𝐌𝐄𝐑𝐎 | 𝘔𝘦𝘹𝘈𝘳𝘨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora