Verano 1- Verita in cimento.

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Desde que Gealach despertó, el aire se había vuelto menos pesado. Las nubes dejaban disfrutar algunos rayos de sol que escapaban de sus espesas formaciones de smog.

Once ler se había recuperado gracias a sus atentos cuidados. Hablaban mucho acerca de lo que ellos llamaban los tiempos de los árboles.

Ninguno quiso tocar el tema de los inquietantes sueños que habían tenido. Cuando el se sintió mejor, ella se retiró a su oasis. Todos los días se visitaban, comían juntos y platicaban hasta que caía la noche.

Nunca se cansaban, por el contrario siempre ansiaban volver a verse al día siguiente.

Pronto la primavera llegó a su fin, aunque en el bosque los días eran grises, a veces un tono más o menos oscuro, incluso Once ler aprendió a diferenciar todas las escalas de grises que existían. En el bosque el cambio de estación no significaba nada.

Mientras en el árbol de Gealach el calor del sol comenzaba a sentirse cada vez más intenso y a la luz del mismo todos los colores eran más vivos.

El primer día de verano Once ler salió de su hogar para encontrarse con Gealach, fue con su canasta de mimbre y una sonrisa de oreja a oreja.

Cada día se sentía más dichoso de estar con ella y su alegría crecía hasta convertirse en un río con peligro de desbordarse.

Al llegar percibió un olor más dulce que la miel o la cera, acarició la copa de árbol, disfrutó de su tacto suave mucho más que las sábanas de seda sobre su colchón. Siguió metiendo su mano en el rico follaje por un tiempo mas, hacerlo era un lujo hecho privilegio para solo dos personas.

Estuvo a punto de llamar a su amiga cuando notó a lo lejos una mancha roja sobre la hierba, se acercó con cuidado, estando más cerca distinguió a una chica que dormía plácidamente bajo el cielo despejado.

Su cabello rojo era largo y brillante como la lava de los volcanes y su vestido era del color del atardecer en las montañas.

Caminó despacio para no despertarla, el olor a jazmín llenó el aire y sus pies se enredaban en la larga cabellera de la mujer.

Estaba curioso de saber quién sería, si fuera otra ninfa o tal vez un espíritu diferente.

Tocó su hombro con suavidad, ella se incorporó y miró a Once ler, el estaba impresionado.

-¿Gealach?

-Si, que sucede.

Dijo ella después de dar un leve bostezo.

-¿Qué te pasó?, es decir, tu cabello.. toda tu se ve diferente

Ella no entendía por qué el no la había reconocido y el porque de su impresión.

-¿No sabías que cambiamos conforme la estación?

El negó con la cabeza, mientras ella reía al ver su reacción, tomó sus dos manos, se acercó a su rostro y le vió a los ojos.

-Mira bien mis pupilas, soy la misma.

Los nervios le atacaban de nuevo, verla tan cerca, cayó poco a poco en el hechizo de su aliento y su mirada.

-El verano nos visita, ¿No me habías dicho que era tu estación favorita?

Dijo mientras daba vueltas a su alrededor haciendo que su vestido y su cabello se levantará en el aire y pareciera una hermosa flor abierta.

-Estas muy alegre el día de hoy.

-¿Como no estarlo si el sol nos regala su calor y las flores nos dan sus mejores fragancias?

La doncella en el árbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora