Invierno 6- La silfide.

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-Defiende tu lado izquierdo.


-¿Qué?


Una vara de madera le golpeó y cayó al suelo con la cara en la nieve, la ninfa se acercó y lo levantó de la cintura.


-No soy bueno para esto Gealach.


-Tonterías, cualquiera puede aprender a defenderse.


-Yo soy músico e inventor no un guerrero.


-En tu vida pasada lo fuiste.


-Si, pero eso fue en otra vida.


La ninfa suspiró mientras le veía ponerse en guardia, Once ler estaba adolorido, desde temprano Gealach le había hecho correr una larga distancia mientras cargaba una pesada bola de acero. Luego le enseño los movimientos básicos de pelea cuerpo a cuerpo, ya era de tarde y ahora le enseñaba a usar la lanza.


-Toma la lanza como si fuera una parte de tu cuerpo.


-Esta bien.


-Sera mejor que lo tomes en serio por qué yo lo haré también.


Gealach desapareció dentro del árbol y un rato después reapareció con un velo blanco cubriéndole el rostro, debajo había un casco con dientes, encima de la ropa portaba placas de metal, el tragó saliva con dificultad, sabía que las cosas serían más violentas.


-No lo harás, ¿Verdad?


La ninfa no dijo nada su rostro se pinto de blanco y franjas negras aparecieron en su piel.


-Prepárate para luchar humano.


Dio un grito de guerra, las piernas del joven comenzaron a flaquear, temblaban a cada paso que ella daba, él grito de miedo y se apartó.


Gealach sabía lo que haría, sonrió levemente y le golpeó en los tobillos.


-Protege tus pies, no te distraigas.


Once ler cayó una vez más, ella caminó hacia el para ayudarle a levantarse, una mano le arrebató la vara.


Ella se giró lista para atacar de ser necesario, se congeló en su lugar al ver quién era.


-¿Es así como me recibes, Gealach?


-Mi señora, lo lamento mucho.


La ninfa se arrodilló la señora madre miró a Once ler que se levantaba sobándose el cuello.


-Te dije que no estaba listo.


Al levantar la vista vio a la señora madre de pie frente a la ninfa, mientras ella ponía su rodilla en el suelo . Al verla se llenó de temor e imitó a la doncella.


La señora madre arqueó una ceja y caminó hacia el.


-Conque este es el humano.


-Mi nombre es Once ler mi señora


-¡Silencio!, Aún no puedo creer que los elementos le perdonarán y los árboles lo nombrarán rey Grian.


Ella le dedico una mirada de desprecio con sus ojos púrpuras, Once ler se sintió paralizado al escuchar la voz molesta de la reina de las noches ninfas.


Su cabello era largo y blanco, su piel pálida parecía casi transparente, su duro y frío rostro era parecido al de una mujer madura.En su cabeza portaba una corona de plata y sus cabellos estaban adornados de flores y perlas.


El silencio reinó en el lugar ni un solo cuervo, el rumor del viento, un solo respiró se escuchó, Gealach aguardaba de rodillas a que la señora madre le diera señal de ponerse de pie.

La doncella en el árbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora