Otoño 4- Heilung

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Una mezcla amorfa de raíces, ramas, hojas y flores salió con dificultad del hueco que se abría en el tronco del árbol, cuando hubo salido cayó al suelo totalmente empapada en salvia. La extraña cosa se retorcía en el suelo, hasta formar un cuerpo femenino que poco a poco se cubrió de piel, de su cráneo surgió el cabello y al levantar el rostro este ya tenía todas las facciones que le permitan distinguirse de un sujeto a otro.
-Oye, yo también quiero ver.
Le empujó un enano de nariz de bola, sombrero de piel de zorro y cabello castaño de nombre Talamh.
-Hazte a un lado, Bó.
El enano sintió como alguien enterraba su codo en su costilla.
-¿Qué haces Floki?
-Intento que está cosa brille.
El estiraba su brazo en dirección a donde estaban las ninfas, en sus dedos regordetes sostenía una piedra tan transparente como el agua de un río.
-¿Qué es eso?
-Es una piedra de primavera, solo la puedes hacer brillar al presenciar el nacimiento de una ninfa de árbol.
-Vas a caerte.
-Bienvenida, bienvenida mi querida ninfa de árbol.
Un par de ninfas, cubrió su desnudez con una manta blanca.
-¿Cuál es tu nombre?
Ella miró al cielo, las nubes formaron un círculo alrededor de la luna que parecía una pupila vigilante.
-Gealach
-Bienvenida seas Gealach.
Las ninfas a su alrededor bailaron y cantaron felices de tener una nueva hermana, Gealach hizo una reverencia ante la señora madre.
-Ya casi, ya casi.
El enano se estiraba cada vez más. La rama de la cual se sostenía hizo un crujido, una ninfa que estaba abajo lo escuchó, elevó la mirada y vió a los enanos en la cima de un árbol de almendro.
-Miren esta belleza.
El interior de la piedra brillo con un color verde, al instante surgieron plantas, musgo y flores que la cubrieron por completo.
Floki sonrió al ver el resultado.
-¡Enanos!
El grito de alarma de la ninfa alertó a todas las ahí reunidas.
-Ay no.
Murmuró Talamh.
-¡Corran!
Grito Bó que ya empezaba a bajar del árbol. La señora madre les veía a la distancia, estaba ofendida y furiosa por el acto que acababan de cometer esos tres.
Las ninfas rodearon a la nueva mientras otras trataban de dar alcance a los perpetradores.
-¡Tranquilas niñas, todo va a estar bien!
Trató de tranquilizarlas el Lorax, mientras veía como el gesto de la líder se tornaba cada vez más duro.
Los enanos corrían a sabiendas de que eran perseguidos.
-¡Te dije que tuvieras cuidado!
Floki sostenía la piedra con fuerza.
-¡Cállate y corre!
Los tres corrieron entre los árboles en medio de la oscuridad, sabían de un lugar donde podían ocultarse, entraron a lo más profundo, hasta llegar a un lago, dieron vuelta y encontraron un hueco por el que se resbalaron de espaldas.
Una vez que llegaron, Talamh se quedó acostado en la tierra rocosa mientras jadeaba totalmente fatigado.
De los tres Talamh era el más joven y el más inocente, trabajaba en la mina solo para seguir viendo a sus amigos.
No era un enano muy fuerte ni muy ágil por lo que no resultaba extraño que no pudiera soportar una carrera muy larga, así que el pequeño rubio se sentía desfallecer por todo el esfuerzo que había hecho.
-¡Casi nos matan!
-No seas exagerado Bò, solo nos hubieran llevado ante la señora madre y nos hubieran regañado, eso es todo.
-¡Pero.. la viste!
-Estaba muy enojada.
-Exactamente Talamh.
Floki no pudo evitar reírse al recordar todo lo sucedido.
-La piedra, es muy genial pero debiste tener más cuidado.
-Vamos Bò, tranquilízate.
Floki se palpo la bolsa, su sonrisa desapareció al darse cuenta de que no llevaba la piedra.
-¿Qué sucede?
-La piedra, perdí la piedra.
-Ah, que bien. Ahora pierdes la piedra, eres el mejor Floki.
Había dicho Bò en forma sarcástica y Floki le miró enojado con sus intensos ojos grises.
-Está bien, te ayudaremos a buscarla.
-¡Vamos Talamh!
Removieron tierra, maleza, hierbas y hojas pero no encontraron la piedra, así que cansados y decepcionados regresaron a sus hogares.
Al entrar a la ciudad uno de los guardias les detuvo.
-Su alteza quiere hablar con ustedes.
-oh, oh
-Les advierto que no se ve muy contento que digamos.
Los tres se habían hecho una idea de la razón por la que el rey demandaba su presencia.
En el camino Talamh estaba tan nervioso que había comenzado a comerse las uñas, Bò estaba muy enojado y Floki por su parte estaba molesto por haber perdido la hermosa piedra de primavera.
-Su majestad, ya llegaron los culpables.
-¡Hazlos pasar!
Los amigos hicieron una reverencia frente al trono del rey Altair quien les miraba con sus molestos ojos castaños, mientras peinaba su larga barba blanca.
-¡Ustedes, deberían estar avergonzados!
-Mi señor estamos muy arrepentidos con lo sucedido.
-¡Silencio Bò!
La voz del rey sonó tan fuerte que hizo retumbar todos los rincones del palacio y el enano se quedó paralizado del susto.
-¿Espiar a las ninfas, eso les parece prudente?, ¿Sabían que espiar una ceremonia de nacimiento es un delito?
-Mi señor usted no comprende..
-¡Que es lo que no comprendo!
-Fuimos a buscar castañas y nos encontramos de casualidad con la ceremonia, no fue nuestra intención espiar.
Dijo Floki quien quería salir a buscar la piedra cuanto antes.
El rey se quedó pensando mientras gruñía y rizaba su bigote cano con sus dedos cortos.
-¡No te creo nada Floki, me a costado mucho tranquilizar a la señora madre con que castigaría a los culpables!, ¿Saben lo que nos a costado su furia?
Talamh pasó saliva con dificultad.
-¡La cosecha de manzanas de este año, ese es el costo!
-Su majestad..
Uno de los enanos que trabajaban en el castillo llegó corriendo hasta el rey, se acercó a su oído y susurro algo. Altaid escuchó con atención, luego hizo una señal, las puertas se abrieron y dejaron pasar al guardián de los bosques.
Todos se inclinaron, excepto Talamh quien estaba tan asustado que no podía moverse, Bò lo notó y le jaló de su manga para que se inclinara también.
El caminó hasta el rey dijo algunas cosas en voz baja de manera que solo el rey pudiera escuchar al terminar, el asintió y dejó hablar al Lorax.
-Acompáñenme, quisiera que habláramos a solas.
Los enanos siguieron al guardián hasta una cámara llena de diamantes que brillaban como pequeñas estrellas a la luz de las antorchas.
El Lorax se puso frente a ellos cruzando los brazos, iba a hablar cuando Talamh quien estaba muy nervioso le interrumpió mientras caía de rodillas al suelo y lloraba elevando sus manos frente a el.
-Mi señor, lamentamos, mucho lo sucedido, de verdad no queríamos que esto sucediera.
Floki le tomó de hombros y lo levantó.
-Levántate, cabeza de chorlito.
El Lorax aclaró su garganta y comenzó a hablar.
-Enanos, permitan que hable por la señora madre. Verán ella está muy molesta con ustedes, y yo quisiera saber al menos que fue lo que sucedió.
Todos guardaban silencio sin saber que decir, se habían metido en un lío bastante grave que incluso podría poner en riesgo la relación entre ambas razas.
-Está bien, tal vez ustedes no lo sabían pero para las ninfas sus celebraciones son muy estrictas y a ellas solo pueden acudir si están invitados. Nacimientos, entregas de semillas o el año del árbol son cosas que a ellas les altera que alguien vea sin su permiso. Así que evitemos estás cosas.
-Vera mi señor Lorax, estábamos buscando..
-¡Nos dio curiosidad y decidimos espiar!
Los dos enanos restantes se vieron entre si.
-Cósele la boca a ese idiota.
-Hazlo tu.
Bò asintió, se acercó a Talamh y le cubrió la boca. El enano era mucho más fuerte que él así que no le fue difícil callarlo.
El Lorax veía todo con los brazos cruzados y el seño fruncido.
-Mi señor, la verdad a sido dicha, pero no completamente. En realidad fue un poco de todo, yo acababa de encontrar una piedra de primavera y quería activarla, también hubo curiosidad por estar presentes en la ceremonia.
-¿Una piedra de primavera?
El viejo guardián sonrió al preguntar y los demás se sintieron aliviado de verlo.
-Si, mi señor. La encontré hace dos días cuando trabajaba en la mina.
-Haberlo dicho antes. Pensé que sería más difícil contentar a la señora madre, pero si tienen pruebas de lo que dicen es cierto, entonces me será fácil.
-Mi señor.. perdí la..
-Solo tienen que presentar la piedra ante la señora madre, ofrecérsela como ofrenda de disculpa y todo estará bien.
-Pero.. mi señor..
-Tienen hasta mañana en la tarde para hacerlo. Nos vemos hasta entonces.
El Lorax salió dejando a los enanos más asustados que antes.
"Como conseguiremos la piedra"
-Tendremos que salir por la mañana en cuanto cante Ròc.
Los enanos asintieron, cada quien fue a su hogar mientras pensaban en donde buscarían el mineral.
Ninguno de los tres logró conciliar el sueño, estaban sumamente nerviosos.
Hubo neblina ese día, las campanas sonaron dejando un eco a su paso, la imitación del canto del gallo ocurrió y los tres amigos se reunieron donde habían planeado.
-Sería buena idea volver por nuestros pasos.
-De acuerdo pero nos dividiremos.
-Bien dicho.
Ambos se fijaron en Talamh que los miraba en silencio, de los tres el era el más asustado.
-¿Tienes algo que decir?
-No.. en absoluto.
-Bien, entonces.. yo iré al lago, tu por el camino de árboles y Talamh irá al árbol donde estábamos escondidos..
-¡Que!
El más pequeño estaba nervioso, no quería acercarse ni de broma al árbol donde nacían las ninfas.
-Es tu castigo por echarnos de cabeza.
Los tres enanos se separaron y fueron a buscar la piedra; Floki estaba cerca del lago, cuando escuchó una hermosa voz que cantaba una canción de cuna. Era algo tan dulce y melancólico que no pudo evitar acercarse a oír con atención.
Un doncella cantaba mientras apoyaba su cabeza en el tronco de un árbol.
El se aclaró la garganta y decidió preguntar.
-¿Hola?
Ella se giró hacia donde estaba él parado, su rostro estaba cubierto por un velo verde del mismo color que su vestido y por lo tanto era imposible saber cómo era su rostro.
-Una disculpa, señora, estoy buscando una piedra de primavera, ¿Ha visto algo?
Ella negó con la cabeza, Floki la miraba con curiosidad, un viento suave le quitó la tela haciendo que volará por los aires y un aroma a rosas perfumo el ambiente.
"Oh, no una ninfa"
Ella palpó su cabeza y se dio cuenta de la ausencia del velo en su rostro.
Floki la miró a sus misteriosos ojos púrpuras, ella también estaba fascinada con sus ojos grises como tormentas en el cielo.
-Mi señora, si usted llegará a ver mi piedra, ¿Podría devolverla?
-¿Una piedra de primavera?
-Si, es una piedra cristalina, en su interior brilla una luz verde y nacen flores, plantas y musgo.
-¿Es muy importante?
-Si, sin ella la señora madre podría enojarse.
-¿Eso es malo?
-Si ella se enoja entonces podría maldecirnos a nosotros y a nuestra descendencia.
La ninfa asintió.
-¿No son ustedes lo que espiaron nuestra celebración?
-Si, pero eso fue por qué queríamos activar la piedra.
-¿Cómo se activa?
La paciencia de Floki llegaba a su límite.
-Observando el nacimiento de una ninfa.
-Con razón ofendieron a madre
Ambos conectaron su mirada, el estaba fascinado con sus ojos violetas, brillantes y misteriosos. Ella estaba fascinada con los grises de el, tan parecidos a un cielo tormentoso o a un día de nieve. El lago brillaba con los rayos del sol, los árboles se movían al ritmo de un suave viento que hacia sonar sus copas. Se quedaron hechizados por un largo rato, hasta que Talamh y Bò, llegaron de prisa.
-No hemos encontrado nada y el tiempo se acerca, ¿Qué hacemos?
El buscó a la ninfa pero no había quedado rastro alguno de su presencia.
Decidieron caminar hasta el árbol de la señora madre y disculparse sin la piedra.
Estaban los tres parados con el pánico que ascendía como la más feroz de las fogatas
La ninfa madre se sentó en su trono frente al árbol, les vió enojada y espero, a su lado en un asiento igual de lujoso que el de la señora madre estaba sentado el Lorax.
-Mi señora..
-¡Silencio!, ¿Dónde está la piedra?
Todos se pusieron muy nerviosos al escucharla enojarse de esa forma y sentir la furia de su mirada sobre ellos.
-Madre
Una ninfa de verdes cabellos se inclinó ante ella.
-¡Gealach ven junto a mi!
Ella pasó por detrás de los enanos, suavemente depósito algo en sus manos, luego caminó ligera y elegante hasta llegar a un lado de la señora madre.
Floki sonrió triunfante
-Estoy esperando.
-Mi señora... nosotros..
Floki se levantó despacio, se inclinó frente a ella y ofreció la piedra.
-Aquí tiene su alteza.
Ella, tomó el objeto entre sus manos con delicadeza, lo observó con cuidado. Sus amigos estaban más que impresionados, se veían mutuamente sin poder creer lo que sucedía.
-Enanos, su actitud fue despreciable, pero aceptaremos sus disculpas.
Los tres sonrieron satisfechos de haber salido de tremendo problema.
-Ahora tendrán que jurar que nunca se repetirá.
-Juramos que jamás volveremos a espiar a las ninfas.
Los tres se fueron alegres de haber logrado algo como eso, Floki se fue cerca del lago, ahí estaba la doncella cantando de nuevo.
Se acercó tomándola por sorpresa y le abrazo fuertemente, la ninfa no sabía cómo reaccionar era la primera vez que alguien le abrazaba de esa manera.
Lentamente subió sus brazos y correspondió su gesto.
Gealach sintió como sus mejillas ardían a consecuencia de tal acción.
-Gracias, gracias mi señora jamás olvidaré este gesto suyo.
-Está bien, no fue nada. Encontré esa piedra cerca de Heilung.
-¿Tan lejos?
Ella asintió Heilung era el nombre del árbol donde nacían las ninfas.
"¿Cómo había llegado hasta ahí?"
-No sabe que tan agradecidos estamos, por cierto disculpe pero.. ¿A quien debemos agradecer?
-Mi nombre es Gealach, ¿Cómo debo llamarlo yo a usted?
-Mi nombre es Floki.
Abrió los ojos, ahí estaba ella de nuevo, en medio de la oscuridad pudo ver sus facciones. Se sonrojó al recordar la ropa tan delicado con la que dormía. Sus cuerpos estaban tan juntos que sus pieles rozaban.
Once ler abrazo a la ninfa sintiendo la espalda debajo de tan delicada ropa.
El aroma a pino le hizo cerrar los ojos de nuevo, a lo lejos una campana se escuchó.

La doncella en el árbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora