Sus besos me transportan a otro lugar, una realidad alterna donde solo existimos ella y yo, es como si con ellos se apoderara aun más de mi alma ya cautiva. Solo quiero que su boca permanezca en la mía, sus labios sobre los míos y que nuestras leguas jugueteen para siempre, retándose en este juego casi perverso de ganas y deseo. Besarla es un premio, el más hermoso y perfecto de todos, pero tocarla no se compara con nada. Pasé tanto tiempo de mi vida deseando que mis dedos pudieran rozar su piel y disfrutar su suavidad y perfección que ahora no me puedo detenerme. Mis impulsos y mis manos inquietas solo quieren recorrerla de pies a cabeza y reclamarla mía porque así la siento. Apretar su culo y sentirlo firme, escuchar el pequeño gemido que me regala su boca cuando lo hago y el movimiento involuntario de su cadera solo aumentan estas ganas locas de poseerla, de hacerle el amor. Sus dedos en mi cuello y que esté a horcajadas sobre mí no ayuda en nada a mis hormonas de adolescente y a mi clítoris que continúa palpitando desesperado por atención. La proximidad de nuestros centros es una tortura solo porque están nuestras ropas de por medio.
- Juls, debemos parar – susurra en mis labios ya hinchados por sus besos y succiones – no podemos olvidar que estamos en un lugar público. Nos pueden apresar por esto, acusarnos de exhibicionismo o algo así – se sonríe hermosamente.
- No estamos denudas Azul, no aplica – respondo agitada y casi sin aliento y vuelvo a besarla.
- Estoy encima de ti, me estás tocando el culo y estoy moviendo mis caderas en busca de placer – beso mis labios fugazmente – Estamos cogiendo con ropa Juls – si es cierto pienso en mis adentros, podríamos ir a dar a la cárcel – ... Nos podemos meter en problemas. Deberías saberlo, eres abogada – vuelve a reír.
- Y lo sé, es solo que no me está llegando suficiente oxígeno al cerebro – reconozco con mi mirada fija en la suya - ¡Perdón! No puedo controlar esta necesidad de ti, de tocarte y sentirte.
- No me molesta que me toques ni me sientas – uno de sus dedos acarició mi rostro despacio y cerré mis ojos para disfrutar la dulzura del momento – Si no lo permitía antes es porque sabía que no me podría resistirme a ti y todo lo que despiertas en mí. Necesitaba mantener todo lo más estrictamente profesional posible, así si algún día termina no dolería.
- No tiene por qué terminar - digo cubriendo su mano, colocada en mi rostro, con la mía – yo quiero estar contigo siempre. No sé cómo no lo ves, estoy perdida en ti y en las sensaciones que arden en mi ser cuando te tengo cerca – besó mis labios y huyó, se retiró de mis piernas y se sentó junto a mí en el pasto. Suspiró profundo y habló despacio.
- Nuestras historias son muy parecidas Juls – su mirada hacia el frente – vengo de un lugar donde ser mujer es casi una condena de muerte – toda mi atención está en la tristeza de sus palabras – Tuve que huir de casa cuando tenía quince años porque era la única manera de salvar mi vida, aunque eso implicara perder lo que más amaba hasta ese momento – volteó a verme mientras yo fruncia en ceño tratando de entender lo que me decía – A diferencia de ti no tuve quién se hiciera cargo de mí, tuve que vivir en la calle y dormir en los refugios – las punzadas de dolor en mi pecho me hacían casi imposible hablar – Perdón, por traer este tema. Arruinan el momento.
- No tienes que disculparte, quiero que hables conmigo – pido tomando una de sus manos entre las mías – Que me cuentes tu vida y me dejes ayudar a sanar esas heridas del pasado, juntas podemos hacerlo – sonrió débilmente.
- ¿Y si estamos muy rotas? – preguntó y el miedo era evidente en su voz – Juls ¿Y si el pasado es más fuerte? – negué rápidamente.

ESTÁS LEYENDO
Azul De Noche
FanfictionUna abogada perdidamente enamorada busca desesperada una oportunidad con, quien está segura es el amor de su vida, una misteriosa y enigmática bailarina de la cual siquiera conoce su nombre. No le importa su pasado, solo quiere tener un presente y c...