XVIII: ¡Feliz Navidad!

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POV Valentina

Esa mañana, cuando Juls me entregó las cartas que había escrito para mí, su rostro evidenciaba un ligero y tierno rubor y su voz parecía temblar como si, por algún motivo, temiera por mi reacción. ¿Cómo no amarla? Si es tan dulce e increíble. Su dualidad, de mujer fuerte y empoderada y niña insegura, me enamora y me llena el pecho de orgullo que se muestre tal cual es, que no tenga reservas conmigo porque no las tengo con ella. Le entregué mi vida entera y no me arrepiento.

Leerlas fue hermoso, una confirmación de que nos pertenecemos desde siempre y para siempre, que nuestras almas han sido creadas para estar juntas y que nuestros corazones se necesitan cerca para estar en armonía. Sus palabras eran tan perfectas y profundas que me hicieron contener la respiración mientras la imaginaba con diecisiete años escribiendo aquellas cosas tan genuinas, promesas que sé que cumplirá una por una, verdades que solo ella y yo podríamos entender y así está bien porque al final es nuestro cuento de hadas y no del resto. Resulta increíble pensar que, con solo verme una vez, haya despertado en ella tales sentimientos y que estuviera dispuesta a todo por mí. Amo la valentía de su corazón, la fuerza de su amor que se ha sostenido en el tiempo y su coraje para no aceptar un "NO" por parte de la vida cuando intentó separarnos.

Sonrío y vienen a mi mente su rostro prefecto, la sonrisa que me regala cada mañana, el roce de sus dedos cuando toca los míos y entrelaza nuestras manos y las palabras que me dice antes de dormir cada noche haciendo que mi corazón salte enamorado y con la certeza de ser correspondido. Nadie me puede amar como ella, con la misma intensidad con la que el mar refleja la belleza del cielo, solo Juls me llena la vida de colores vibrantes, me emociona hasta las lágrimas con la pasión de su amor y me enseña a creer que el vinculo que nos une transciende todos los limites establecido.

- Amor, ¿sigues aquí? - escuché la voz de mi novia desde el umbral de la puerta. Me encontraba sentada en el sofá de la biblioteca y al ver mi reloj descubrí que llevaba, al menos, un par de horas distraída en mi nueva lectura favorita: las cartas de mi Juls.

- Sí, amor, estoy aquí - respondí y la vi entrar para acercarse a mí.

- Pensé que ya habías terminado - dijo antes de besar mi frente y sentarse a mi lado - pero veo que te entretuviste con las cartas. ¿Te gustaron?

- Las amé con todo mi ser, son preciosas mi amor. Cada palabra, cada frase, cada promesa me llego al alma. Te juro que no sé de dónde saliste o por qué gané el privilegio de tu amor, pero no me importa. Solo tengo claro que no te suelto nunca más - mi corazón martilló contra mi pecho lleno de alegría - Te quedas conmigo para toda la vida - sentencié.

- ¿Tan poquito tiempo? - sonreímos y arrugó la nariz.

- Para toda la eternidad, ¿Te parece? - le sonreí y besé su nariz y luego sus labios.

- Me parece poco, pero lo acepto - me hizo girar y me abrazó permitiéndome descansar sobre su pecho. Nos recostamos ligeramente y cerré los ojos perdiéndome en las caricias que le hacía a mi pelo.

- Te amo, hermosa - dije sonriente.

- Te amo más, mi vida - respondió - me alegra que te gustaran mis cartas. Para ser honesta nunca creí que la vida me daría el premio de entregártelas, pero ahora estás aquí conmigo - me abrazó un poco más fuerte - y quiero hacer eterno el momento en que puedes escuchar los latidos de mi corazón y reclamarlos tuyos. Que sientas que cada palabra me salió del alma y que estoy dispuesta a honrar cada promesa que te hice.

- Lo sé y es lo que más me emociona - dije buscando sus ojitos preciosos. Me encontré con su sonrisa tierna - Sé que no me vas a soltar nunca, llegaste para quedarte y llenarme la vida de luz y mil emociones.

Azul De NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora