Capítulo 4

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Nos quedamos fijamente mirando uno al otro, sin razón alguna

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Nos quedamos fijamente mirando uno al otro, sin razón alguna. No quería perder este jueguito de miradas, y aunque tratara, no podía, simplemente no podía quitar la vista de esos ojos alucinantes.

Una risa se formó en el rostro del chico, e hizo que saliera de ese trance sin sentido.

Dando gracias a quien estuviera allá arriba, pude moverme y seguí mi camino con Zoomy, me posicioné justamente para montarlo, y no pensaba mirar hacia dónde estaba el chico, el mismo chico de la clase de Trigonometría, el mismo estúpido que no quiso darme mi lugar, el mismo que me llamó por mi anterior nombre sin razón alguna.

En estos momentos quería sólo distraerme, y la mejor opción era hacerlo en campo abierto, podía salir hacia el bosque sin ningún problema, y era mejor distracción.

Subí a Zoomy, me acomodé en mi lugar, y justamente cuando iba a caminar, el chico apareció de la nada deteniendo a mi caballo y mi rumbo.

Vaciló un poco agarrando la rienda de Zoomy, hizo un gesto pensante frunciendo el ceño, con una mano tocando su nariz y su dedo índice en ella, como un gesto de silencio y con la mirada abajo viendo a la nada

Me parecía algo raro que estuviera ahí, y solo pasaron unos segundos hasta que pregunté:

—¿Se te ofrece algo?

—¿Cuál es tú mayor miedo?— dijo el chico rápidamente después de mi pregunta, levantando la cara para mirarme directo a los ojos.

—¿Disculpa? —no pude formular otra pregunta, me tomo muy desconcertada.

—¿Es difícil de entender mi lenguaje? —preguntó con ironía, levantando una ceja.

—¿Siempre contestas con otra pregunta?

—Veo que no soy el único

Me fastidió su jueguito, giré los ojos con hastío e hice un ademán para que soltara mi andar y así, poder seguir mi camino, pero no sirvió para nada.

—¿Puedes soltarlo, por favor? —hablé con desagrado y un poco de desesperación.

—¿Cuál es tu mayor miedo? —volvió a preguntar, se reflejaba que empezaba a disfrutar este juego.

—¿Quién demonios eres?, y ¿Por qué me preguntas eso?.

No contestó, creo que esperaba una respuesta. Este chico era muy persistente, ya que en su rostro no se veía ni un gesto de querer cambiar de tema.

No pude más con esto, bajé de Zoomy, quedé parada frente a él. Me llevaba unas dos cabezas de altura, pero no me interesaba, yo resultaba ser muy intimidante si quería.

Le regalé una sonrisa de boca cerrada fingida y dije:

—Corral 3, establo 4. Le gustan los baños con agua templada, su shampoo es de Aguacate y el jabón de Coco, primero se cepilla y después se baña, y.... también se cepilla después de bañarlo y después de secarlo. —dichas esas indicaciones, en mi cara se formó otra sonrisa, pero esta vez genuina y llena de burla.

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