───── 𝐌 𝐔 𝐒 𝐀 ─────
↓ ↓
𝖱𝖺𝗇 ╰───── 𝗠𝗨𝗦𝗔 ─────╯ 𝖧𝖺𝗂𝗍𝖺𝗇𝗂
Todo comenzo con una obsesión, y un secuestro. Los problemas del pasado aún están de pie con un nuevo reto o más bien nuevos jue...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
───── 𝐂 𝐀 𝐏 𝐈 𝐓 𝐔 𝐋 𝐎 2 ─────
↓ ↓
— 𝖮𝗃𝗈𝗌 𝖾𝗇 𝗍𝗈𝖽𝖺𝗌 𝗉𝖺𝗋𝗍𝖾𝗌 — どこでも目
Era otro día distinto pero normal, Natasha paso a buscar a su mejor amiga, quien ya estaba lista para salir a pasear como siempre lo hacen en sus días libres. Abrió la puerta encontrándose con la pelirroja mirándola con una sonrisa de oreja a oreja, pero esa sonrisa se le desapareció cuando vio el cuello de Shina.
— ¿Acaso no te pondrás el collar? —shina la observó confundía.
— ¿Estás loca? No voy a usar eso.
— Vamos Shina, es solo un collar.
— Un collar que mágicamente apareció en mi habitación, y quién sabe, puede que lo hayan robado de una joyería muy costosa.
— Eres exagerada, deberías dejar de ver series en Netflix.
Natasha no se movió de la puerta hasta ver que su amiga se colocase el collar, y así fue, de mala gana la rubia busco aquella joya costosa abrochándola en su cuello. Volvió a la puerta principal del departamento, se paró frente a la pelirroja con una cara de pocos amigos y cruzada de brazos. Una pequeña vena se marcaba en la frente de Shina.
— ¿Feliz?.
— Sip, vamos —Natasha agarró a su amiga del brazo jalándola.
Fueron a la plata baja dónde salieron por la puerta principal del hotel. Caminaron por las calles de la ciudad con calma mientras observaban las tiendas y a las personas cruzar. Se detuvieron en un restaurante donde comieron tranquilamente, pero, la rubia estaba inquieta. Sentía ojos por todas partes aunque nadie la miraba, ella sentía que alguien estaba penetrando su alma. La comida llegó y las mujeres se concentraron en comer, pero Shina no quitaba esa sensación de su cabeza.
— ¿Que ocurre? —pregunto Nastaha.
— ¿Eh? Nada nada —trato de evadirla pero fue en vano.
— Tu nariz se mueve como conejo cuando algo te pasa, cuéntame.
— Odio que me conozcas tanto —Natasha solo sonrió victoriosa—. Me siento inquieta, hay ojos que me ven sin parar.
Su amiga solo la observaba con confusión arqueando una ceja. No comprendía el inoportuno acto.
— ¿Quizás será porque estemos en un lugar público con muchas personas mirando por todos lados?.
— Natasha, esto es diferente. Normalmente no suelo sentirme así en lugares públicos, y tú lo sabes más que nada.
— Es que a veces eres paranoica.
— No ayudas.
Al final dejaron la conversación hasta ese punto, la comida había llegado después de todo. Comieron con tranquilidad y sin apuros, hoy tenían todo el día para estar juntas pasando el rato. Una vez que terminaron de comer, ambas dejaron la propina y salieron del restaurante a un lugar más tranquilo alejado del tráfico, y el bullicio de la ciudad. Y así, fue como terminaron en un parque sentadas en una de las bancas. Natasha tenía una libreta y un bolígrafo en su mano, mientras que Shina era sometida a un interrogatorio por parte de su amiga. ¿Enserió pensó que su día libre sería tranquilo?.
