Capitulo Siete◞魂

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─────     𝐂 𝐀 𝐏 𝐈 𝐓 𝐔 𝐋 𝐎  7     ─────

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─────     𝐂 𝐀 𝐏 𝐈 𝐓 𝐔 𝐋 𝐎  7     ─────

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—  𝖦𝗈𝗅𝗉𝖾𝗌 𝗌𝖾𝖼𝗈𝗌  —
ドライブロー

El día en la mansión transcurría con naturalidad los sirvientes se encargaban de los deberes haciendo que todo este perfectamente en su lugar y en harmonía tanto por fuera como por dentro de esa lujosa vivienda. Pero, subiendo las escaleras en dirección a una habitación en particular que era bastante grande y muy hermosa, incluso silenciosa. Era la habitación que el amo de la mansión solía usar todos los días. En ella se podía escuchar varios jadeos femeninos junto con varios golpes secos. Su cabello se encontraba atado en un rodete bajo, su respiración era agitada, y en su cuerpo viajaban gotas de sudor, la femenina, se encontraba golpeando el saco de boxeo con todas sus fuerzas, que gracias a las vendas que cubrían sus manos estas ya estarían dañadas. Cada golpe era preciso y decisivo siendo capas de noquear a cualquiera que los recibiera.

Siguió con la rutina de golpear y patear el saco más de 100 veces hasta cansarse, luego, se acercó a un pasamanos subiéndose a este colocando sus piernas en el fierro quedando su cuerpo de cabeza. Llevo sus manos a su nuca y haciendo fuerza comenzó hacer flexiones de abajo hacia arriba cargando con el peso de su cuerpo para poder levantarse. En su mente no dejaba de pensar en varios planes de huida, pero en todos ellos debía ganarse la confianza de su secuestrador cosa que le desagradaba por completo.

Una de las mucamas entro en aquella habitación sin tocar con una toalla en su mano, era la misma chica de la otra vez.

— Señorita, le traigo una-

No pudo terminar de hablar ya que se había quedado paralizada no solo por ver como la rubia hacia flexiones, sino, por lo marcado que estaba su cuerpo y como el sudor le hacía sentir bien. Shina al verla, dejo su entrenamiento de lado y bajo del pasamanos acercándose a ella sonriéndole.

— Hola linda.

— H-hola señorita, le traigo una toalla —esta extendió sus brazos haciendo reverencia.

Se estaba muriendo de nervios por tenerla cerca y de esa forma. Shina por su parte seco su sudor y dejo la toalla sobre sus hombros.

— Muchas gracias, y ¿Hay algo interesante para hacer hoy?

— Si, el señor Ran quiere pasar tiempo con usted cuando vuelva de su trabajo.

Shina solo bufo mientras salían del gimnasio, el pensar de tener que verle la cara de nuevo la ponía de mal humor, pero no podía hacer nada al respecto tenían un trato después de todo. La mucama noto la amargura de sus ojos y solo sonrió dulcemente.

— Sabe, me alegra que usted este aquí.

Sus palabras sorprendieron a Shina.

— ¿Eh?

         𝐌𝐔𝗦𝗔◞魂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora