Capitulo Dieciocho◞魂

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─────     𝐂 𝐀 𝐏 𝐈 𝐓 𝐔 𝐋 𝐎  18     ─────

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—  Partida 3  —
第3試合

—¿Podemos saber cómo encontraremos pistas aquí? —preguntó Mochizuki harto.

Han estado dando vueltas por uno de los centros comerciales de Riyadh.
Habían llegado a Arabia Saudita hace tres horas y se tomaron el tiempo de iniciar la búsqueda. Pero, hace 2 horas y media están sin encontrar nada.
A los tres ya los tenía locos.

—Estoy harto —exclamó Takeomi—. Si no encontramos nada vamos a estar muertos.

—Creo que lo estamos, si seguimos así a la vista nos van a encontrar.

—Estamos lejos de casa Mochi. Aquí nadie nos conoce.

Subidos en un auto rentado, siguieron su recorrido buscando señales de pistas o avistamiento de lo que debían buscar. Pero para ellos todo era nuevo y sospechoso, después de todo estaban en tierra extranjera con cultura distinta a la suya.

Era llamativo y hermoso que enloquecen los ojos de los receptores, el olor era curioso, las personas caminando con rumbo fijo hasta que una de ellas llamó la atención de Kokonoi.

—Esperen —dijo— miren ahí.

Apuntó a un muchacho que con el celular en llamada que no dejaba de verlos. Al parecer, el muchacho afirmó y cortó el teléfono aún viéndolos. Retrocedió entrando a un local.
Takeomi se estacionó y rápidamente bajaron a seguirlo. No sabían en dónde se habían metido hasta que sus ojos no dejaban de ver los cuerpos femeninos bailar y el tintineo de sus caderas.

—Qué bonito lugar.

—No nos distraigamos, hay que buscar a ese sujeto.

Los tres comenzaron su búsqueda por el club. La música inundaba las paredes, las personas a su alrededor disfrutaban y las mujeres en los escenarios bailaban sobre los caños.
El enfoque era difícil cuando la lujuria los llamaba. Pero la idea de protegerse a sí mismos era más grande.

Kokonoi es el que más se enfocó en la búsqueda. Caminaba esquivando personas inhalando el humo del tabaco. Hasta que una puerta llamó su atención, era llamativa. Se acercó a ella tocando dos veces y la puerta se abrió mostrando a ese mismo hombre sentado en un sofá mientras una muchacha le servía vino.

—Tardaste, adelante.

Koko dudó pero hizo caso y entró. Los guardias salieron y cerraron la puerta. Aquel sujeto indicó dónde podía sentarse y una vez listo decidió hablar.

         𝐌𝐔𝗦𝗔◞魂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora