Día 9: Mirar las estrellas
La luna brillaba en lo alto del cielo, rodeada de estrellas que chispeaban hermosamente en la oscuridad de la noche.
Shinsou no podía dejar de observarla, desde el balcón de su departamento.
La brisa helada que corría por el ambiente se colaba sin piedad por debajo de su delgada sudadera color lila, causándole escalofríos. Cada vez que soltaba un poco de aire, podía ver el vapor que su respiración dejaba flotando delante de él, y ocasionales estornudos lo atacaban de vez en cuando.
En las noticias habían anunciado una lluvia de estrellas para esa noche, y se negaba a volver a su hogar sin observar el fenómeno astrológico. Faltaban pocos minutos para que el reloj marcara las dos de la mañana, lo que significaba que faltaba poco para que empezara y no quería arriesgarse a perderse el inicio solo para volver dentro por un abrigo más cálido. Estaba bien así, pese al resfriado que seguramente tendría al día siguiente.
Siempre había amado las estrellas.
Cuando era niño, leyó en alguna parte que mirar las estrellas era como pausar el tiempo, disfrutar del frio abrazo que te brindaba el silencio y del susurro de las voces que gritaban en tu interior, luchando por ser escuchadas. Porque detrás de cada estrella, había un misterio. Y mirarlas inevitablemente te llamaría a descubrirlos.
Aun en ese momento, sentía una enorme paz siempre que el cielo se pintaba de un negro profundo y brillantes puntitos hacían su aparición en el mar oscuro de la noche. Era como si el universo tratara de mostrar que incluso en el negro más profundo, existía una pizca de luz y belleza.
Era cautivante.
Era una experiencia que siempre lo llenaba de un sentimiento de nostalgia por un futuro que aún no sabía cómo lucia, si es que eso tenía sentido.
Mirar las estrellas cada vez que necesitaba un respiro se había convertido en una especie de ritual desde que entró a la adolescencia. Cuando estaba triste, cuando estaba cansado, cuando simplemente le nacía el sentimiento de querer salir y quedarse plantado en un balcón a las dos de la mañana para ver a un montón de masas de gas quemándose a kilómetros de distancia, como en ese momento. Y como cualquier ritual demasiado personal, le gustaba realizarlo en la soledad de su propia compañía. Perderse en el horizonte y sentirse completamente a la deriva.
Mostrarse vulnerable.
De una forma que ni el entendía del todo.
Ese lado suyo era algo que prefería compartir solo con las luces brillantes en el cielo y con nadie más.
—¿No hace demasiado frio? —Una cálida figura se pegó a su espalda, provocando que sonriera de manera inevitable. Los gatitos en su corazón ronroneando con felicidad.
Claro, que su precioso pecoso no era nadie. Era todo y, como tal, tenía derecho a lo qué sea que esas mejillas rellenas desearan. Y si quería acompañarlo esa noche, Shinsou lo recibiría con los brazos abiertos.
Cuando se dio la vuelta, Izuku estaba despeinado, sus rizos volaban por todos lados como si tuvieran vida propia y los preciosos ojos verdes luchaban por mantenerse abiertos. La camiseta de su pijama caía suavemente por sus piernas desnudas y solo pudo sonreír ante la visión, pellizcando la nariz de su futuro esposo en el proceso.
—No pareces sentir exactamente frio —Señaló, apuntando la piel descubierta.
Aún en la oscuridad, pudo percibir como las mejillas de Izuku se pintaban de carmín.
—L-la calefacción estaba prendida.
Rio con suavidad, restándole importancia e indicándole a Izuku que se colocara delante del balcón, para después envolver sus brazos en la cintura del chico, pegándose a su espalda.
Ambos suspiraron.
—¿Falta mucho?
La impaciencia en la voz del peliverde le hizo reír de nuevo. Parecía incapaz de dejar de hacerlo cuando estaba con él.
—Nop —Murmuró, acercándose más al pecoso —. En unos cuantos minutos debería de empezar.
Midoriya asintió, alejando los últimos rastros de sueño con un bostezo.
Shinsou sabía que Izuku era más fanático de las mañanas y los días, que de las madrugadas y las noches.
También sabía que al día siguiente ambos tenían que levantarse temprano para ir a su trabajo, y que al pecoso no le gustaba desvelarse cuando tenía cosas que hacer.
Y sabía que en aquel momento Izuku estaba ahí, recostándose sobre él, porque sabía lo importante que eran esos momentos para el de ojos violetas.
Enterró su rostro en el pelo verde.
Hasta que Izuku se apartó bruscamente, dando varios pasos a su izquierda para inclinarse sobre el balcón.
—¡Mira, ya comenzó!
Efectivamente, cuando Shinsou levantó la mirada, un haz de luz atravesó el cielo, tan rápido que apenas alcanzó a verlo.
—¿¡La viste!? Hitoshi, ¿¡La viste!?
Shinsou estuvo a punto de asentir con emoción, el tan conocido sentimiento de paz calándole el alma, pero se quedó prendado de la imagen que vio en cuanto giró su rostro.
El pecoso estaba reclinado sobre la barandilla de su balcón, sus mejillas sonrojadas, quizá por el frio o quizá por la emoción. Tenía su bonita boca abierta en una mueca de asombro, sus ojos tan redondos que lucían mucho más grandes de lo que ya eran, y tan brillantes que le quitaron el aliento en cuanto los vio. El cabello verde volaba en todas las direcciones, incluso más despeinado que antes.
Lucía como todo lo que Shinsou amaba en el mundo.
Probablemente lo era.
Por eso no fue capaz de apartar la mirada, cayendo por él como las estrellas que volaban por el mar de oscuridad.
Una vez.
Dos veces.
Hitoshi caería por Izuku todos los días de su vida y lo haría con una sonrisa en el rostro.
—¡Hitoshi! ¡Mira! ¿No es bonito?
Cuando Midoriya se dio la vuelta, luciendo más pecoso que nunca, y lo miró con sus ojos verdes repletos de estrellas, Shinsou solo pudo responder con nada más que la absoluta verdad;
—Es lo más bonito que he visto.
Izuku asintió, satisfecho, girándose a seguir mirando el cielo inmediatamente después.
Pero Shinsou no levantó la mirada ni por un instante.
Porque el cielo y todas sus estrellas perdían toda su importancia cuando Midoriya Izuku estaba a su lado.
Porque Midoriya brillaba más que todas ellas juntas.
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31 Pecas [ShinDeku]
Fanfiction#Flufftober Shinsou Hitoshi y Midoriya Izuku son una pareja estable con momentos terriblemente dulces. ... Historias cortas (o no tan cortas) de ShinDeku. AU! Sin quirks Disclaimer: Boku no Hero Academia es una obra escrita e ilustrada por Horiko...