Peca 2

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Día 2: Se escriben notitas

Años antes

Las clases siempre eran un martirito, sin importar la materia de la que se tratase, la hora de la clase o si quiera el maestro.

Al menos para Shinsou, que no podía, ni quería, contener los bostezos que lo atacaban sin piedad a medida que el reloj en la pared avanzaba, a un ritmo mortalmente lento. El profesor Yamada estaba delante de la clase, diciendo alguna cosa sobre el verbo to be que al pelimorado no podía importarle menos, y él solo quería irse a dormir. 

Distraídamente, paseó su mirada por el resto del salón, en un intento de alejar el sueño que cada vez lo consumía más y más.

El chico de gafas que se sentaba un par de filas más allá de su propio asiento estaba tomando notas con diligencia, sin apartar su mirada del frente. La chica a su lado, su novia, si no se equivocaba, se apoyaba perezosamente sobre una de sus manos, casi tan adormilada como el propio Shinsou. No, incluso más adormilada que él, si el rastro de saliva que caía por su barbilla era un indicativo.

Un irracional sentimiento de envidia se apodero de él. Claro, ella podía dormir libremente en clases sin la menor preocupación, porque su novio cuatro-ojos no dudaría un segundo en dejarle sus apuntes y ayudarla a estudiar cuando los exámenes llegaran, pero ¿qué les quedaba a los pobres chicos solteros como él, que no tenían a nadie que les salvara el culo en esos periodos de dolor y desesperación? ¿Solo podían resignarse a poner atención o morir en soledad? ¿No era injusto que solo algunos tuvieran la bendición de tener un novio intelectual en esos casos?

Una bolita de papel se estrelló contra su cabeza, provocando que saliera del plano astral donde se había sumergido y volteara a su izquierda, en busca del atacante.

Un par de ojos verdes entrecerrados le devolvieron la mirada.

Claro, él sí tenía alguien que le ayudara a estudiar. Aunque no era su novio. Todavía.

Sonrió en su dirección, alzando su mano para enviarle un saludo que fue respondido con un ceño aún más fruncido.

Una nota color verde menta fue arrojada en su dirección.

"Pon atención".

Una sonrisa burlona se apodero de sus labios.

"Para qué?" Escribió. "Tú me ayudaras a estudiar más tarde, no?"

Mirando de reojo que el profesor no se diera cuenta, Shinsou arrojó la nota de vuelta a Midoriya.

"No, si no dejas de distraerte"

Shinsou bufó, no tan asustado como divertido.

"Pero es ingles No necesitamos al ingles en nuestras vidas. Tú y yo estamos más que bien solos"

Se tomó el momento de dibujar una graciosa carita al final de esa nota, solo para apreciar el precioso sonrojo que cubrió al peliverde apenas terminó de leerla.

Como si no tuviera hasta la punta de las orejas enrojecida, Midoriya le frunció el ceño. Sus labios estirados en un profundo puchero que, lejos de intimidar al pelimorado, le hizo apretar los puños para resistir la tentación de ponerse de pie para borrarle esa adorable mueca a besos. Suspiró. Mejor abandonar ese tren de pensamientos.

"Claro que sí. No sabes si en un futuro tendrás la oportunidad de salir de Japón"

Leyó la respuesta, riéndose silenciosamente cuando notó que deliberadamente había ignorado su última oración.

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